Las viudas invisibles

Fausta Marcos Chino tiene 28 años de edad y ya es viuda. Su marido murió en Estados Unidos hace poco más de un mes y desde entonces no sólo se le cerró el mundo, también las puertas de las instituciones de gobierno a donde ha recurrido en busca de ayuda para ella y sus hijos; no pide mucho, sólo una beca para que sus tres menores tengan la escuela asegurada.

J. Jesús Lemus J. Jesús Lemus Publicado el
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Viudas formales y extraoficiales en el desamparo ha dejado la Guerra Contra el Narco, desde el 2006 al primer semestre del 2017
En Jalisco, Sinaloa y Ciudad de México, la CNDH ha amparado a viudos que les fue negada la pensión de viudez en el IMSS
La CNDH intervino para que siete hombres en estado de viudez tengan derecho a pensiones económicas y de salud en el IMSS
En este sector el problema lo viven las parejas del mismo sexo y las que viven en poligamia, cuyos casos se ven en condiciones más adversas que las ‘viudas formales’
De acuerdo a la SEDESOL, los hogares con jefatura femenina han crecido en 20 años; en 1992 eran 2.6 millones, pero a finales del 2012 ya eran casi 8 millones
Socorro es la concubina de un exmilitar sentenciado a prisión por 25 años, por eso, ella se sabe viuda, aunque oficialmente no lo es
Mujeres cuya pareja está desaparecida o las concubinas de hombres sentenciados por delitos de delincuencia organizada tampoco tienen una pensión
Edgar Morín, doctor en sociología, afirma que las esposas de los presos se enfrentan también al desamparo social, precariedad económica, falta de acceso a los servicios de salud y relevo en la jefatura del mando familiar
Del 2006 a la fecha, el índice de viudas ha crecido como producto del número de asesinatos generados por la Guerra Contra el Narco

Fausta Marcos Chino tiene 28 años de edad y ya es viuda. Su marido murió en Estados Unidos hace poco más de un mes y desde entonces no sólo se le cerró el mundo, también las puertas de las instituciones de gobierno a donde ha recurrido en busca de ayuda para ella y sus hijos; no pide mucho, sólo una beca para que sus tres menores tengan la escuela asegurada.

Esta viuda, al igual que millones de ellas en México, tampoco tiene la certeza de acceso a los servicios básicos de salud, ni a la posibilidad de tener una vivienda, mucho menos aspira a contar con una pensión económica que le garantice su tranquila subsistencia y la de su familia, de la que ahora es jefa.

El de las viudas es el sector invisible por el que en México casi nadie ve. No existe un organismo federal, ni en ninguna de las entidades del país, que atienda exclusivamente los problemas de estas mujeres, lo que les obliga a vivir en la precariedad económica y a la exposición social, que en algunos casos llega a la mendicidad.

Algunos destellos de ayuda para ese sector se han registrado desde la Secretaría de Desarrollo Social, en donde la mayor de las acciones es el llamado Seguro de Vida para Jefas de Familia, que no alcanza a resolver las necesidades económica de las que se han quedado sin marido, al aportar de 330 a 2 mil 40 pesos mensuales.

De acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en el país, ocho de cada 10 personas en estado de viudez son mujeres, pero lo que no dice ningún censo oficial es que el de las viudas es el sector más olvidado de todos los estratos sociales, pese a ir en aumento por razones de la violencia.

Del 2006 a la fecha, el índice de viudas ha crecido en forma acelerada, como producto de la incidencia proporcional que deriva del número de asesinatos generados por la llamada Guerra Contra el Narco, que hasta el mes de julio de este año ya había dejado 201 mil 581 personas asesinadas, de las que al menos el 80 por ciento eran hombres que dejaron una viuda.

Es decir, en base a las estadísticas estimadas por el sociólogo Edgar Morín, se calcula que sólo en 10 años y siete meses de Guerra Contra el Narco, el número de viudas en el país creció en poco de 140 mil.

“A las que se debe agregar a las esposas y concubinas de los presos, que también es una forma de viudez”, dijo el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Desde el punto de vista del doctor en sociología, las esposas de los presos se enfrentan a los mismos problemas que las viudas por fallecimiento de sus esposos: desamparo social, precariedad económica, falta de acceso a los servicios de salud y relevo en la jefatura del mando familiar.

Esa otra forma de viudez que señala el doctor Edgar Morín, la de las esposas de los reclusos detenidos en el marco de la Guerra Contra el Narco, se refleja en su estadística que indica que sólo por delitos contra la salud, 10 mil 334 presos dejaron en el desamparo a 6 mil 769 mujeres, que de la noche a la mañana se quedaron sin sustento económico y no existe instancia que vea por ellas.

A la cifras del investigador social se debe agregar también la de las “viudas” de los presos detenidos por el delito de homicidio, también dentro del marco de la Guerra Contra el Narco, que hasta el año pasado eran 6 mil 266 internos, mismos que dejaron en el desamparo económico y social a poco más de 4 mil 219 mujeres.

Otro sector que ha dejado “viudas”, sin que sean reconocidas como tal de manera oficial por razones técnicas y legales, son los desaparecidos, de los que se sabe que 73 por ciento eran hombres, y de ellos, el 82 por ciento tenían alguna responsabilidad marital, fuera en unión libre o matrimonio formal.

Dicho en otras palabras, de las 32 mil 146 personas que se reconocen como desaparecidas ante instancias del fuero local y federal, al menos 23 mil 794 eran hombres, de los que se sabe por lo menos 17 mil 370 dejaron a una mujer en el desamparo social y económico, las que a la fecha no reciben ninguna asistencia social de dependencia oficial alguna.

La Guerra Contra el Narco, desde el 2006 al primer semestre del 2017, ha dejado un saldo de viudas formales y extraoficiales, entre las que se encuentran las mujeres de los abatidos, que dejan los presos y las de los desaparecidos, que se calcula en 171 mil 888, la mayoría en el desamparo.

‘Viudas’ sin serlo

María Dolores Barajas vive un infierno. Desde que su cónyuge Mauricio Estrada Zamora, un periodista del diario La Opinión de Apatzingán desapareció en Michoacán, el 12 de febrero del 2008, no ha podido cobrar su pensión, está a punto de perder su casa y no tiene acceso al servicio médico del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Su estatus social ha quedado indefinido. En ninguna instancia oficial donde la mujer pretende hacer trámites se le quiere reconocer su condición de viuda. El argumento es que no presenta el acta de defunción. Y no presenta ese documento, porque Mauricio Estrada se encuentra en calidad de desaparecido.

Sin cuerpo, Mauricio no está muerto, y si no está muerto Dolores Barajas no puede tener un acta de defunción que le permita reclamar algún beneficio por su viudez. Ella ha tocado a las puertas de todas las dependencias posibles para obtener el documento que le permita reconocerse oficialmente como viuda, pero no ha tenido ninguna respuesta.

Una situación similar enfrenta Socorro, la concubina de un exmilitar detenido en Uruapan acusado de ser parte de una célula criminal y que fue sentenciado desde hace dos años a prisión por 25 años, por los delitos de delincuencia organizada y fomento al narcotráfico. Ella ya se sabe viuda, pero oficialmente no lo es.

Socorro, no puede cobrar la pensión de su cónyuge porque no tiene acta de matrimonio y además el salario de su compañero ha quedado congelado en tanto se resuelva el amparo directo interpuesto para revocar la sentencia condenatoria. Mientras, ella se ha convertido en la jefa de familia, autoempleándose.

Jefas de familia, problema latente

De acuerdo con los datos de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), hasta inicios del actual sexenio, en el país existían más de 8 millones de hogares con mujeres como jefas de familia, de los que al menos en el 39.7 por ciento de ellos se viven condiciones de pobreza extrema a moderada, con vulnerabilidad por carencias sociales.

De los casi 8 millones de hogares que tienen jefas de familia, se estima que más del 51 por ciento corresponden a viudas formales y extraoficiales, de acuerdo a la categorización del doctor Edgar Morín, a la mayoría de las cuales la falta de programas institucionales de apoyo directo a su condición les mantiene en la pobreza.

La proporción de hogares con jefatura femenina ha crecido en los últimos 20 años, reconoce la SEDESOL, que establece que en 1992 eran aproximadamente 2.6 millones las que encabezaban un hogar, pero a finales del 2012 ya eran casi 8 millones las que habían relevado al hombre en el sustento de sus familias, y se presume que la cifra sigue en incremento del 2012 a la fecha.

Entre las causas que oficialmente reconoce la SEDESOL se encuentran la migración, la separación, el divorcio y la viudez por decesos naturales, pero a ello el doctor Edgar Morín agrega la escalada de violencia en el país, y otras causas que han dejado viudas extraoficiales, como las desapariciones y los encarcelamientos con sentencias de más de 10 años.

Bajo ese contexto, la SEDESOL ha pretendido afrontar el problema de la pobreza que viven las jefas de familia con el programa “Seguro de Vida para Jefas de Familia”, que en este año cuenta con un presupuesto de 13 millones 401 mil 468 pesos, que si se distribuyera equitativamente entre el total de jefas de familia que reconoce la propia institución, tocaría a cada mujer beneficiaria la cantidad de un peso con 67 centavos cada mes.

¿Aseguradas?

Seguro de Vida para Jefas de Familia de la SEDESOL:

>> 13.4

Millones de pesos presupuesto 2017

>> 1.67

Peso mensual le tocaría a cada mujer beneficiaria si el seguro se distribuyera equitativamente entre el total de jefas de familia que reconoce la institución

Miles de desvalidas

Si revisamos a fondo el problema de las viudas, derivado de la falta de apoyos económicos y sociales acordes a su condición, el problema es más grave de lo que aparenta, explicó Edgar Morín, pues dentro del rango de “viudas informales” entra otro sector que no es considerado en muchos sentidos.

Ese sector, dijo el académico, es el de las parejas del mismo sexo y el que deriva de la poligamia, en cuyo caso las parejas desamparadas se ven en condiciones más adversas que las “viudas formales” para acceder a los derechos que les corresponden cuando sus parejas, mayoritariamente hombres, ya no están.

No existe una cifra oficial sobre el número de mujeres concubinas, que en función de segunda pareja, tras la muerte, desaparición o encarcelamiento de sus hombres, hayan quedado desamparadas, en condición de viudas, pero Morín estima que “la cifra podría llegar fácilmente a varias decenas de miles”.

Solo hay que ver, dijo, el comportamiento individual de algunos policías y militares, incluyendo a presuntos miembros de la delincuencia, que tienen por práctica común la poligamia, lo que hace que el número de esas  “viudas informales” se estime elevado.

Según las cifras emitidas en el “Atlas de la Seguridad y la Defensa de México 2016” se establece que en lo que va de la Guerra Contra el Narco han sido asesinados, hasta diciembre del 2016, un total de 3 mil 194 elementos de la Policía Federal, Ejército, Armada de México, Procuraduría General de la Republica, policías estatales, municipales y ministeriales.

Edgar Morín, en base a sus propias estadísticas, estima que por lo menos entre el 70 y 80 por ciento de los elementos del Estado, abatidos en la lucha contra el narco, dejaron a una mujer, que sería su segunda pareja, en el desamparo económico y social sin posibilidad de reclamo alguno.

Respecto a las personas con parejas del mismo sexo, dijo que allí se vuelve más compleja la situación, pues de este tipo de uniones los cónyuges que quedan tras la separación tienen que enfrentar situaciones legales difíciles, y adversas socialmente.

También ellos sufren

Aun cuando porcentualmente es mínima la cantidad de hombres en estado de viudez, estos también se enfrentan al abandono institucional, a tal grado que hasta la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) ha tenido que intervenir para reclamar el respeto a su derecho a una pensión económica.

El caso más reciente se observa dentro de la recomendación 28/2017 emitida por la CNDH apenas el pasado 25 de julio, en donde se le recomienda al director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Mikel Andoni Arriola Peñalosa, entregar pensiones por viudez, negadas por condiciones de sexo, económicas y de salud a siete hombres que quedaron desamparados.

A uno de los viudos, que presentó la queja CNDH/6/2016/6421/Q en el estado de Jalisco, el IMSS le condicionó la pensión a cambio de presentar un certificado de invalidez, el que a pesar de ser expuesto, no fue aceptada su solicitud, por lo que tuvo que recurrir ante la instancia procuradora de los derechos humanos.

Otro de los amparados por la CNDH, que presentó la querella CNDH/6/2016/5836/Q, se quejó de recibir “un trato diferenciado de parte de personal de la Subdelegación Juárez del IMSS, en el Estado de Jalisco” en donde se le solicitaron requisitos que “no son considerados para las mujeres que solicitan la pensión por viudez”.

Otro hombre de la Ciudad de México, que fue protegido por la CNDH luego de presentar la queja CNDH/6/2016/3662/Q, denunció que en el IMSS se negaron a recibirle la documentación para solicitar su pensión de viudez, esto luego de que le obligaron a una certificación de incapacidad para trabajar y “una constancia de dependencia económica”.

En Sinaloa ocurrió otro caso similar, según lo establece la queja CNDH/6/2016/735/Q, luego que un hombre que reclamó ante el IMSS su pensión por viudez, le fue negado el trámite hasta que demostrara mediante un expediente médico su “total incapacidad para trabajar”, lo que pese a ser solventado no ha tenido ninguna respuesta a su petición.

El caso de otro viudo al que se le negó su pensión es el que se registra en el expediente CNDH/6/2017/754/Q, donde se establece que en el IMSS de la Ciudad de México se le dijo que era improcedente su petición “por carecer del dictamen de invalidez conforme a lo previsto en la LSS-1973”.

También en el IMSS de la Ciudad de México, según la queja CNDH/6/2017/1089/Q, a un hombre se le negó la pensión de viudez sin argumento alguno, pese a que ha cumplido con el trámite de citas médicas para determinar su estado de invalidez que le impide trabajar.

Otro viudo de la Ciudad de México que reclamó a intervención de la CNDH mediante la queja CNDH/6/2017/1340/Q, refirió que pese a cumplir con los requisitos establecidos para el trámite de la pensión, esta le fue negada, exigiéndole una sentencia de un juez civil para poder tener acceso a ese beneficio.

El caso más discriminatorio es el que se contiene dentro de la queja CNDH/6/2017/2213/Q, levantada en la Ciudad de México, en donde un viudo no ha obtenido su pensión, luego que personal del IMSS le manifestó que “por ser varón no tenía derecho a solicitar pensión”, exigiéndole promover un juicio ante un Juez de los Familiar para que legalmente lo designara dependiente económico de su esposa difunta.

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