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El fin de una era

Durante las más de dos décadas que Norberto Rivera estuvo al frente de la Iglesia católica mexicana se le cuestionó su cercanía con el poder político, sus riquezas y el encubrimiento de diversos padres acusados de pederastia

Con la profesión de fe y juramento de fidelidad como Arzobispo Primado de México que realizó ayer el cardenal Carlos Aguiar Retes, terminaron oficialmente 22 años 7 meses y 12 días del controvertido mandato que ejerció el cardenal Norberto Rivera Carrera.

La época de Rivera Carrera al frente del Arzobispado Primado de México tuvo su mayor signo distintivo en los escándalos de protección de sacerdotes pederastas, los que iniciaron en abril de 1997 tras la ventilación pública de los excesos sexuales del padre Marcial Maciel.

Los hechos que denunciaron cinco víctimas de abuso sexual del fundador de la orden religiosa Los Legionarios de Cristo, fue la sombra que estuvo presente durante toda la gestión del cardenal Norberto Rivera, la que también se distinguió por la aplicación de una teología en extremo conservadora.

El distanciamiento de la cú- pula católica, dictado implícitamente por la política selectiva llevada cabo por el cardenal Rivera Carrera llegó a su fin, al menos así lo dejo entrever el nuevo Arzobispo Primado de México, Carlos Aguiar Retes, cuando en la ceremonia de profesión de fe expuso su convicción de estar “cerca de las causas de la fe”.

Ante el nuncio apostólico, Franco Coppola, Nuncio Apostó- lico de México, también se dijo convencido de un acercamiento con la feligresía, comprometiéndose a llevar una labor evangelizadora en los términos en que ha sido expuesta al mundo por el Papa Francisco, lo que anuncia el fin de la política ecléctica que esgrimió por años su sucesor.

El exarzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera estuvo al frente de la Iglesia católica mexicana durante 22 años 7 meses y 12 días

Norberto Rivera Carrera deja el encargo en el que fue encumbrado por el Papa Juan Pablo II el 13 de junio de 1995, en medio de señalamientos que lo mínimo que le atribuyen es el haber mantenido una iglesia alejada de la feligresía, pero cercana a los grupos políticos y empresariales del país, de donde amasó una inmensa fortuna.

En su primer mensaje como Arzobispo, Aguiar Retes no hizo alusión sobre el tema, pero la presencia de la clase política en la ceremonia de unción dejó entreabierta la dificultad que se podría presentar para que la cabeza de la iglesia católica mexicana se vea alejada de la clase política, dado que el evento estuvo lleno de representantes de la clase política nacional.

A la ceremonia celebrada en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, asistieron el expresidente Felipe Calderón y su esposa Margarita Zavala, aspirante a una candidatura independiente a la presidencia de la república, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera y la precandidata a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, Alejandra Barrales.

Ante ellos, el cardenal Carlos Aguiar Retes habló fuerte, dejando ver la nueva postura de la iglesia católica del país al recordar que los problemas y conflictos sociales de México han crecido y que la globalización los ha vuelto más complejos, pero confió en que esto pronto cambie para bien de la sociedad mexicana.

“Es viable un camino de reconciliación y justicia para todos, donde haya equidad y justicia social, paz y seguridad”, dijo el nuevo Arzobispo, al bosquejar lo que se leyó como las principales líneas de acción de la labor pastoral que dio inicio este día ante la presencia de 130 obispos de todo el país.

Un arzobispado ajustado a derecho

En su primer mensaje emitido a la feligresía, Carlos Aguiar Retes destacó su respeto a la libertad religiosa que impera en el país, haciendo votos para privilegiar esta libertad, la que aseguró es garantía de una interacción entre instituciones laicas y civiles para buscar una mejor vida en toda la comunidad.

El apego del nuevo arzobispado a la norma jurídica del país, sin dejar de lado la vocación pastoral, fue expuesta por Aguiar Retes al señalar que eligió el inicio de su gestión justo el día 5 de febrero por la significación de la fecha: se celebra la canonización de San Felipe de Jesús, primer santo mexicano, y también se conmemora la promulgación de la Constitución Política del país.

Bajo ese esquema, de justicia y fe, el Arzobispo Primado, ante la presencia también del secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Alfonso Miranda, dejó en claro que su gestión no se apartará de la defensa de los derechos humanos universales, en donde incide la libertad de religión.

“La Constitución -dijo- ofrece poner en práctica para bien de nuestra sociedad los derechos humanos fundamentales, en especial uno de ellos: la libertad de religión o libertad religiosa, que implica la posibilidad de interactuar como iglesias, como creyentes con todas las instituciones oficiales o privadas, para buscar el bien de nuestra sociedad”.

Al hablar de derecho, del marco legal vigente en el país y del respeto a los derechos humanos, Carlos Aguiar Retes marcó también el alejamiento de la política expuesta por su antecesor Norberto Rivera Carrera, quien sigue señalado de haber encubierto la pederastia en la diócesis de Tehuacán, Puebla.

Aun así, Aguiar Retes, agradeció a su hermano Norberto Rivera la labor al frente del Episcopado, lo que ya había sido agradecido por la Arquidiócesis Primada de México en un editorial publicado en el semanario “Desde La fe” y en su última homilía al frente de la Catedral Metropolitana, donde lo distinguió como un hombre “abierto al diálogo con todos los sectores sociales”.

La defensa de Norberto

En su despedida, el Cardenal Norberto Rivera Carrera no desaprovechó su discurso para defender su gestión pastoral. Justificó lo conservador de su política religiosa al referir que la Arquidiócesis que dirigió “ha sido profética y valiente en defender a la familia, el derecho de los no nacidos, y el matrimonio natural”.

Rivera señaló que deja una Arquidiósesis que se ha enfrentado a una mentalidad mundana que busca imponer la inmoralidad

Defendió el pragmatismo del que fue señalado, al referir que deja una Arquidiócesis que “se ha enfrentado a una mentalidad mundana que quiere imponerse como una dictadura del relativismo y la inmoralidad” y que también “ha ejercido un profetismo social, denunciando atropellos, abusos, corrupción y violencia de grupos y estructuras muy variadas que quisieran una Iglesia muda y sumisa”.

Bajo su convicción de que los que buscaron poner escollos a la iglesia católica durante su gestión como Arzobispo encontraron una “Iglesia defensora de la justicia y de la paz”, Norberto Rivera aseguró que “la Arquidió- cesis de México ha permanecido fiel a nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina perenne de la Iglesia” y que “siempre ha estado unida al Romano Pontífice”, lo que la hace infranqueable.

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