Explosión latente

La fiesta en los mercados financieros podría verse opacada ante el riesgo de una nueva burbuja puntocom. La similitud entre las condiciones actuales y las del 2000 hacen cuestionar si los gigantes tecnológicos están en riesgo, aunque su mayor fortaleza es que ahora cuentan con mayores mecanismos de protección

La tecnología está de moda. Las acciones de las firmas del sector lideran el mercado, pero la mayor interrogante que surge es cuánto tiempo durará este encanto antes de que una nueva crisis financiera se haga presente.

La llegada de una era trajo consigo una crisis que afectó a los gigantes tecnológicos. El 10 de marzo del 2000 el índice Nasdaq, que concentra a las firmas tech de la Bolsa de Nueva York, se desplomó

A este fenómeno se le conoce como la crisis del puntocom, un suceso que cimbró al sector tecnológico y al mundo del internet orillando a su extinción a diversas empresas de la industria, así como a la pérdida de millones de dólares.

A casi 20 años del suceso, un fantasma vuelve a acechar a los líderes de Silicon Valley y, aunque no se sabe cuándo explotará la burbuja, existen algunos elementos que encienden los focos rojos en los mercados; los cuales preocupan a los analistas.

Cuando ocurrió el crac los protagonistas eran otros, hoy el frente está liderado por las FAANG (acrónimo de Facebook, Apple, Amazon, Netflix y Google).

Desde la tormenta financiera, el Nasdaq ha crecido 2.66 por ciento y en el supuesto de que ocurriera un colapso, el índice tendría que experimentar un ajuste a los 5 mil 300 puntos, que equivaldría a la caída del 50 por ciento de su valor

Juan Luis Hernández, socio fundador de Novus Concilium, asegura que en este momento las tecnológicas son las más deseadas en el mercado porque los inversionistas ven en ellas un gran potencial, esta cualidad es la que haría la diferencia para que no se repita lo que ocurrió hace casi 20 años.

Actualmente las empresas de tecnología viven una situación diferente porque vemos a firmas más sólidas y mucho más diversificadas, además de que poseen una mejor capacidad de respuesta, pero no hay que olvidar que en las crisis todos pierden hasta los jugadores más audaces
Juan Luis HernándezSocio fundador de Novus Concilium

Cambio de paradigma

Todo comienzo está marcado por el miedo y la inseguridad, para los inversionistas estas fueron las emociones que los empujaron a descubrir en el año 2000 el nuevo mundo que internet abría ante sus ojos.

En ese entonces, cualquier persona con una PC, conexión telefónica y un mínimo de conocimientos, podía acceder a una realidad sin fronteras y, sobre todo, llena de expectativas.

La formación de nuevos consumidores y las ganancias por este interés eran el blanco.

Estos fueron los motivos principales por los que una multitud de empresarios comenzó a hacer inversiones millonarias en las compañías puntocom, las cuales dieron lugar a un nuevo concepto denominado Nueva Economía (software, microprocesadores, comercio electrónico, telefonía móvil, fabricantes de PC).

El interés por estas empresas y su rápido crecimiento, las orilló a que cotizaran a gran velocidad en la bolsa, y en un principio tuvieron grandes beneficios, ya que en cuestión de meses, aparecieron los primeros cibermillonarios.

Al tiempo que ocurría esto, los valores de la vieja economía (petróleo, industrias armamentísticas, químicas y estratégicas) perdieron protagonismo.

El sueño del futuro terminó pronto, cuando la Bolsa de Nueva York de los valores tecnológicos, con las puntocom a la cabeza, presentó una fuerte caída.

El índice Nasdaq, termómetro de la Nueva Economía, se desmoronó.

A diferencia de las anteriores, las grandes empresas tecnológicas de la actualidad están bien posicionadas, pues las estrategias que utilizan las han consolidado conforme pasa el tiempo además de que se mantienen dentro de la preferencia de los usuarios.

Los inversionistas, contrario al año 2000, hoy más que nunca mantienen su interés en las compañías de tecnología, pues representarán la mayor parte de la economía mundial del futuro

Como en todos los panoramas, existen empresas que podrían tener la suerte que tuvieron las de hace 15 años, pero aquellas que posean estas características no llegarán tan lejos, pues antes habrán sido evaluadas desde todas las perspectivas posibles para evitar cualquier tipo de error.

De los errores se aprende

Los gigantes tecnológicos que lideran el mercado en la actualidad desde hace un tiempo decidieron ir a paso firme y abarcarlo todo, aunque con mayor cautela a diferencia de sus antecesores.

Sin patrones, así evoluciona la tecnología cada día, marca las tendencias, modos de pensar y hasta estilos de vida y la realidad que se percibe hoy no sería posible sin ella.

Sin darse cuenta, tanto personas como instituciones, empresas e inversionistas han tenido que marchar a su ritmo para poder entender y pertenecer a un mundo que de manera constante está cambiando.

El pasado ya no existe, pero la historia permanece como ejemplo para no caer en los mismos errores.

Entre el año de 1997 y el 2000, apostar por las plataformas de internet en pleno nacimiento fue un error para muchos, pues esta novedad hizo que múltiples compañías se apresuraran a entrar al índice Nasdaq, sin tomar en cuenta que al igual que las empresas físicas, necesitaban de bases sólidas para marcar un futuro prometedor.

Algunas de las empresas que se vieron afectadas por la inmediatez y que desaparecieron tras tomar esta decisión fueron: Pets. com, Webvan.com, eToys.com, Geocities, theGlobe.com, Go.com, Flooz.com, Drkoop.com, Kozmo. com y garden.com

La sobrevaloración y los fines especulativos que tenían los inversionistas en estas empresas un día desaparecieron. Aunque los motivos son varios, la falta de certidumbre en ese tiempo, generó la explosión de la burbuja puntocom.

En ese periodo, los empresarios comenzaron a notar que los principios de la nueva economía no eran tan distintos a los de la vieja, por lo que fue necesario que el dinero que estaban invirtiendo en las compañías de internet, se recuperara en un plazo razonable.

Sin embargo, al no saber manejarlo, esto no sucedió, pues subestimaron la complejidad y los costos de logística y distribución, sobreestimaron algunos efectos de la economía en red de difícil comprobación empírica, así como la economía de la abundancia y la premisa de prestar servicios gratuitos, debido a que la red recompensa, hasta la fecha, la gratuidad.

Fernando Lelo De Larrea, socio director de Venture Partners, asegura que hace 15 años, las métricas para calcular el progreso de las empresas de tecnología eran muy precarias y el concepto de innovación no había sido tan aterrizado, estaban haciendo ofertas públicas iniciales cuando apenas tenían entre 18 y 24 meses de existir, a diferencia de las empresas que existen ahora, las cuales se esperan hasta 8 años para salir a la Bolsa.

“Cerca de 80 por ciento de las empresas que existieron en ese periodo (1997-2000) se precipitaron a tomar esa decisión (salir a la bolsa), es por eso que desaparecieron”, comenta el socio director de Venture Partners.

La tecnología ha evolucionado a pasos agigantados, muestra de ello es que en 1992 había solo un millón de dispositivos conectados a la red, mientras que en 2015 esa cifra alcanzó los 15.2 billones.

50
billones de artefactos electrónicos se prevé que estén conectados entre sí para el 2020

Para el 2020 se prevé que más de 50 billones de artefactos estén conectados entre sí, lo que supone una inmensa oportunidad de crecimiento para los negocios de base digital que ya están o que se tienen planeados para el futuro.

Pronósticos positivos

En la actualidad, a pesar de que la valoración de ciertas empresas tecnológicas no tienen activos tangibles, y en algunos casos un modelo no tan claro de monetización, los analistas aseguran que la probabilidad de que una crisis como la que se suscitó en el 2000, con la burbuja puntocom, está muy lejos de volver a ocurrir en estos tiempos.

Los gigantes tecnológicos que lideran al planeta como Amazon, Microsoft, Facebook, Apple, Netflix y Google, han demostrado tener raíces profundas. Su poder se incrementó tanto en los últimos años, que a pesar de las altas y bajas a las que de manera constante se enfrentan, la preferencia del público y su buen posicionamiento a nivel mundial, siempre les permiten recuperar de manera sencilla el equilibro y sus ganancias.

Los inversionistas aprendieron la lección y están seguros de que no cometerán los errores del pasado, hoy más que nunca, saben que la tecnología moldeará el futuro de la economía global, y por ello aprovechan de mejor manera las herramientas, para detectar cuáles son las plataformas con mayor potencial de crecimiento y proyección del mercado, asimismo, reconocen que un negocio digital depende de la consolidación que tenga a largo plazo

Fernando Lelo De Larrea explica que las empresas tecnológicas consolidadas están muy sólidas y que si llegara a pasar una crisis como la Burbuja puntocom, estarían listas para hacerle frente.

Comenta que en el caso de Uber, que recientemente entró a la Bolsa de Valores de Nueva York, esperó 8 años para ingresar y que el hecho de que sus acciones se hayan caído ese día no significa que fuera a desaparecer o estuviera en riesgo de quiebra, la diferencia es que antes no había tantos participantes que solventaran las plataformas y ahora sí.

“Realmente no corren riesgo, porque son empresas que han creado necesidades digitales, y de alguna manera por sí solas se mueven, aunque las acciones bajen, siempre que alguien quiera usar sus productos o servicios, estarán protegidos y podrán recuperar sus pérdidas tarde o temprano”, menciona.

Los factores de riesgo

Los gigantes tecnológicos están más preparados para hacer frente a una crisis bursátil a diferencia de hace casi dos décadas cuando la burbuja puntocom explotó, sin embargo, como cualquier jugador del mercado, el sector no está exento de padecer los estragos si ocurriera un crac.

Las acciones tech lideran el mercado y lo que ocurra con ellas es un buen termómetro para entender el comportamiento del resto del mercado de valores.

En la actualidad, existen varios factores de riesgo que pueden poner bajo presión a los gigantes, entre los que destacan la guerra comercial entre Estados Unidos y China, una mayor regulación y una desaceleración económica global.

Los riesgos de que una crisis como la del año 2000 se repita son bajas pero no nulas, pues hay una serie de elementos en juego como la guerra comercial entre EU y China o la lucha por el dominio de la tecnología 5G que no pueden pasar desapercibidos

A pesar de que muchos líderes de la industria han mostrado su apoyo a las políticas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, relacionadas con robo de propiedad intelectual y barreras comerciales locales, como las impulsadas por el gobierno chino para sus compañías nacionales, el talón de Aquiles de los reyes de Silicon Valley es que la tecnología, a diferencia de otros sectores, no tiene barreras, entonces aunque se quieran mantener fuera de la disputa en cualquier momento se verán afectadas; aun cuando algunas ya experimentan los efectos negativos, como Apple

El año pasado, las acciones de la empresa de la manzana sufrieron una caída ante signos de una débil demanda de teléfonos inteligentes en el mercado chino.

Pese a los esfuerzos de Washington y Pekín por lograr un acuerdo comercial, las tensiones continúan ante la falta de claridad de ambas partes. A esto se suma la posibilidad de una guerra fría tecnológica por el dominio de la red 5G entre las potencias económicas.

Humberto Calzada, analista de mercados financieros para Rankia México y Latinoamérica, explica que el ciclo económico actual se está agotando y los índices accionarios están alcanzando máximos históricos, algo que podría derivar en un colapso financiero.

“Si se agudiza el tema comercial y empiezan a aparecer señales de una posible recesión económica podría haber una caída importante en las acciones tecnológicas. La moneda está en el aire y existe la posibilidad de que la burbuja comience a inflarse”, detalla el analista.

Las últimas semanas han sido complicadas para las firmas tecnológicas, en especial para las FAANG, ya que se convirtieron en el blanco de los reguladores antimonopolio de Estados Unidos.

Este grupo se ha convertido en el mayor peso para el índice Nasdaq, que desde mayo pasado experimenta una corrección tras haber alcanzado un nivel récord.

Durante el segundo semestre de 2018, las FAANG impulsaron 50 por ciento de las ganancias del S&P500, desde inicios de este año las empresas frenaron su racha alcista frente a las intenciones del gobierno estadounidense por iniciar una investigación en contra de Amazon, Google, Apple y Facebook por prácticas monopólicas.

La Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) y el Departamento de Justicia se repartieron la supervisión de las firmas quedando Amazon y Facebook bajo el escrutinio de la FTC, en tanto que Apple y Google a cargo de la instancia de Justicia.

Esta situación genera inquietud entre los analistas, pues un reporte elaborado por Goldman Sachs muestra que dentro de las estimaciones para las ganancias en el mercado, el sector de la tecnología es el que salió con el pronóstico más desalentador para este año y el próximo

Estados Unidos se había mantenido al margen, luego de que la Unión Europea ya ha multado en otras ocasiones a Google por prácticas anticompetitivas en el mercado de publicidad. Esta es la primera investigación de este tipo durante la administración del presidente Donald Trump.

La guerra comercial y una investigación no son los únicos motivos que generan preocupación en el mercado, pues al tomar en cuenta la naturaleza de las tecnológicas, la desaceleración de la economía global puede jugar en su contra.

Según las estimaciones del Banco Mundial (BM), el Producto Interno Bruto (PIB) del mundo se ubicará en 2.6 por ciento, un nivel más bajo de lo previsto, y para 2020 se espera un ligero avance a 2.7 por ciento, con una tendencia débil.

Otro de los temas que pueden sacudir a los gigantes y del que poco se habla son las ciberamenazas, las cuales han provocado problemas de confianza y una caída de 20 por ciento en el índice de las FAANG durante el año pasado.

Humberto Calzada asegura que en este momento las tecnológicas se enfrentan a una serie de desafíos y, a pesar de que el escenario es diferente al del 2000, a algunos de los jugadores se les puede complicar sobreponerse a este impacto.

“El sector es uno de los favoritos de los inversionistas y aunque existe un gran potencial para que siga avanzando, al menos en el mediano plazo las firmas se enfrentarán a una serie de obstáculos que pondrán a prueba su fortaleza”, afirma.