El doble discurso

El principal problema que enfrenta el combate a las drogas por parte del gobierno de Estados Unidos es la realidad paralela a su discurso oficial. Y es que mientras esta poderosa nación se ha vuelto –desde hace décadas– en el principal vigilante en este tema que atañe a ese país y a México, expertos, analistas e incluso políticos ven en la legalización de las drogas un combate más efectivo.

Donald Trump no parece ir por esa vía. Lo deja claro la orden ejecutiva firmada recientemente.

Hay un enfrentamiento entre quienes están a favor del combate frontal a los cárteles, o la legalización de las drogas
https://youtu.be/qgUwDvLqZx8

El principal problema que enfrenta el combate a las drogas por parte del gobierno de Estados Unidos es la realidad paralela a su discurso oficial. Y es que mientras esta poderosa nación se ha vuelto –desde hace décadas– en el principal vigilante en este tema que atañe a ese país y a México, expertos, analistas e incluso políticos ven en la legalización de las drogas un combate más efectivo.

Donald Trump no parece ir por esa vía. Lo deja claro la orden ejecutiva firmada recientemente.

Desde la administración de Ronald Reagan, en la década de los ochenta, se inició un enfrentamiento armado –fundamentado en principios morales– contra el narco. Fue una década frontal contra las drogas, la famosa War on drugs. En esa época nacieron los principales programas, se incrementaron los presupuestos e incluso se involucró la imagen de la Primera Dama, Nancy Reagan, como recurso mediático en la camapaña “Just say no” (Sólo di que no).

Sin embargo, al mismo tiempo que el discurso de la Casa Blanca se endurecía y se hacía una extrema vigilancia en la frontera con México, tal cual lo hace ahora Donald Trump con su orden ejecutiva que va sobre los cárteles de la droga mexicanos, se financiaba la guerrilla centroamericana con el dinero de las drogas.

Al iniciar los noventa, el periodista norteamericano Gary Webb publicó una serie de reportajes sobre cómo la administración de Ronald Reagan a través de la CIA vendió toneladas de cocaína en los barrios de Los Ángeles, California para financiar a los llamados Contras en Nicaragua.

Los reportajes de Webb se conviertieron en el afamado y polémico libro Dark Alliance (Alianza oscura) y contenían decenas de entrevistas con narcotraficantes que daban los detalles de sus nexos con los agentes de la Agencia Central de Inteligencia y cómo la droga era enviada desde pistas clandestinas en el país centroamericano.

A pesar de que el gobierno de Reagan negó los hechos, ante las protestas de políticos afroamericanos finalmente funcionarios de alto rango fueron destituidos. Pero no sólo eso. Ronald Reagan gobernó Estados Unidos de 1981 a 1989 con una política en franco enfrentamiento contra el crimen organizado y el uso de las drogas.

No obstante que, es precisamente en esa década, cuando se da la consolidación de los grupos del narcotráfico en México y Colombia.

Guillermo Valdés Castellanos, ex director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) establece en su libro Historia del narcotráfico en México –editado en el 2013– cómo el consumo de cocaína creció durante los primeros años de la administración Reagan.

En el texto, el ex funcionario del gobierno de Felipe Calderón detalla cómo es en esa década cuando los narcotraficantes expanden su negocio de la marihuana a la cocaína y cómo también hacen sus empresas criminales en un negocio transnacional. Es decir que, mientras el discurso institucional era de combate y erradicación, al mismo tiempo, pero sobre todo en términos reales, se da la proyección internacional de los cárteles de la droga.

Por eso, en la actualidad hay un enfrentamiento de corte ideológico político entre quienes están a favor del combate frontal a los poderosos grupos criminales, o la legalización de las drogas como método para terminar con el negocio.

El pasado 6 de febrero el ex presidente Colombiano, Cesar Gaviria, escribió un artículo de opinión en el diario The New York Times a propósito de la estrategia del presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, de endurecer por la via militar la lucha contra las drogas en aquel País.

“Enviar más soldados y policías contra los consumidores de drogas no sólo es pérdida de dinero, sino que además puede empeorar el problema”. Y es que con la orden ejecutiva firmada por Donald Trump lo que evidentemente se vendrá es una prueba de fuerza entre ambos bandos.

Lo que apunta Gaviria –durante su mandato se asesinó a Pablo Escobar– es que siempre ante el embate de las autoridades a las bandas criminales hay una ola de asesinatos de políticos, jueces, periodistas y ciudadanos comunes.

“Esta estrategia de mano dura contra las drogas sirvió de poco para disminuir la oferta y la demanda de drogas en Colombia, ni qué decir de los mercados como Europa y Estados Unidos. De hecho, drogas como la cocaína y la heroína son más accesibles que nunca en Bogotá, Nueva York o Manila”. Gaviria dice abiertamente que la alternativa de la militarización y la inversión de millones de dólares, tal cual lo anunció hace unos días Donald Trump, no es para nada la solución.

La nueva estrategia consiste, como se ha hecho ya en otros países, abrir el diálogo a la legislación y despenalización del uso de drogas, encontrar sentencias alternativas a infractores no violentos y sobre todo en desquebrajar el poderío financiero de los cárteles. Es decir: equilibrar los discursos oficiales con las políticas reales.

Dark Alliance

> El periodista norteamericano Gary Webb publicó este polémico libro en el que se acusaba a la CIA de nexos con narcotraficantes.

Historia del narcotráfico en México

> Guillermo Valdés Castellanos, ex director del CISEN establece en su libro cómo el consumo de cocaína creció durante los primeros años de la administración Reagan.

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