Entre muros de incertidumbre

Mientras cientos de reos de las Islas Marías ya viven en una nueva prisión, decenas de trabajadores que formaban parte de la población del penal no saben si serán reubicados por el nuevo gobierno

Luego de haber sido por más de 100 años una Colonia Penal Federal, las Islas Marías, abrieron sus puertas para que se conociera lo que en junio próximo será el centro cultural Muros de Agua como lo anunció el presidente Andrés Manuel López Obrador. Por lo pronto decenas de trabajadores no saben qué va a pasar con ellos.

Los empleados de la prisión, quienes regresaron a la isla a trabajar o a recoger algunas de sus pertenencias, comentaron que desde febrero no saben cuál será el destino de sus antiguos trabajos.

“Dijeron que nadie se iba a quedar sin chamba y que harían lo posible por ubicarnos cerca de nuestros hogares pero desde febrero que dieron el anuncio no nos han dado más información, ni nada”
RocíoTrabajadora de la isla

Con un trabajo de dos meses a cambio de dos semanas de descanso, Rocío dice tener sentimientos encontrados, ya que no es fácil decirle adiós a un lugar en el que 450 personas como ella, trabajaron cinco o seis años, un lugar que con el paso del tiempo hicieron su hogar.

Tras haber trasladado a los últimos 199 reos que se albergaban ahí al penal federal de Ramos Arizpe en Coahuila, personal de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) y Francisco Garduño, comisionado de reclusorios federales, abrieron las puertas de la prisión donde casi todo permanece intacto y las paredes cuentan la historia de decenas de años.

En la entrada de los hogares B-1 y B-2, se lee como los prisioneros tallaron los nombres de los estados de los que provenían, Jalisco, Chihuahua y DF son solo algunos de ellos.

El personal contó que en la iglesia los reos tenían el derecho de reunirse una vez por semana para profesar la religión que practicaran. Ahí no había distinción.

“Había en su mayoría católicos pero también estaban testigos de Jehová y hasta unos que se decían musulmanes. Aquí no se discriminaba o se limitaba a alguien por la religión que profesaran” dice uno de los vigilantes.

No solo las estatuillas de Cristo y de la Virgen de Guadalupe confirman que la religión católica era predominante en el penal sino también la imagen de un Jesús ubicada a un costado derecho de la iglesia en la que se lee la leyenda “Creemos en Dios”.

“Este centro contaba sólo con personal masculino, sobre todo personas de la tercera edad, con algún padecimiento como diabetes o presión baja y con capacidades diferentes”, contó el comandante de sector, Gregorio Benítez al preguntársele sobre el tipo de población que habitaba en la isla.

La mayoría de los reos en la isla eran personas de la tercera edad con algún padecimiento médico, podían profesar cualquier religión y trabajar

Por su parte, Miriam Estrada, coordinadora del área de salud, aseguró que en el penal había dos médicos de la Secretaría de Salud, dos del IMSS y algunos residentes para brindarle atención médica a los internos como exámenes generales de orina, sangre y pruebas para detectar VIH.

“Si bien estando acá nunca se contagiaron, siempre procuramos la atención y el cuidado de los dos internos que eran portadores del VIH” aseguró la funcionaria.

Al fondo de la zona de Morelos también están el gimnasio y el taller de carpintería, lugares a los que los presos tenían acceso siempre y cuando no interfirieran con sus actividades programadas como citas con el médico, trabajo o terapias.

De acuerdo con los trabajadores, en el taller de carpintería los reos llegaron a fabricar piezas de ajedrez, dominó, marcos, sillas y mesas los cuales podían ser vendidos en los pequeños locales que se encontraban en la entrada de las Islas. Los clientes eran el mismo personal o familiares de otros reos.

El salón de usos múltiples, ubicado justo a lado de un kiosko, era el lugar donde los reos podían acercarse al arte.

Las cuatro paredes del salón cuentan con murales pintados por los internos, José Revueltas ocupa la primera pared a la izquierda, es la obra del exinterno Juan Lara, dicen las autoridades que le llevó todo un año meterse en los libros y obras de Revueltas para plasmarlo tal como se lo había imaginado.

En la parte superior de la entrada se encuentra -aun sin terminar- un mural con la imagen del presidente López Obrador en donde se le ve con los brazos extendidos y sonriendo.

Mientras que en la camaronera, donde podían trabajar cerca de 15 PPL (Personas Privadas de la Libertad), se llegaron a producir hasta cuatro toneladas cada tres meses al año de camarón.

El ingeniero responsable de la supervisión del trabajo, comentó que por esta actividad los reos llegaron a recibir el pago del salario mínimo.

584
reos fueron trasladados de las Islas Marías al penal federal de Ramos Arizpe, Coahuila

“Luego era bien complicado elegir quién iba a trabajar acá porque todos querían, les gustaba venir y despejarse un rato y aprender un oficio nuevo”, recordó.

Máxima seguridad

Laguna de Toro, la sección en la que vivían los reos más peligrosos parece ya un pueblo fantasma. Lo único que queda son las pintas en las paredes de lo que fueron los baños de los prisioneros y un adorno posiblemente de las pasadas fiestas navideñas: una flor de nochebuena pegada en la parte superior de la celda 808.

En esa sección, llegaron a habitar hasta 512 personas y justo ahí se llevó a cabo un motín en 2013 que dejó como saldo a cuatro internos y a un custodio muertos y a 16 presos desaparecidos.

Benítez volvió a hablar para decir que pese a las medidas más extremas de seguridad, en este centro no se hacía ninguna excepción y todos tenían los mismos derechos.

“Acá también había espacio para la recreación y la salud, solo que aquí había gente que tenía un poco más de conflicto para adaptarse a la sociedad”.

El rostro de las Islas Marías está próximo a cambiar, de los 657 reos que habitaban en el lugar, 14 fueron liberados debido a que cumplieron con su condena, 584 fueron trasladados al penal federal de Ramos Arizpe, Coahuila; 12 al Cefereso de Guasave, 31 a la prisión “Castillo” en Mazatlán y 16 siguen prófugos.

Mientras los reos ya tienen un destino y una condena marcada, los trabajadores viven en la incertidumbre y la fauna de la isla comienza a comerse más de 100 años de historia.

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Como si fuera parte de una estrategia oficial para despresurizar el Sistema Penitenciario Nacional, en muchas de las prisiones estatales del país se oferta el traslado voluntario de internos sentenciados al complejo penitenciario federal de Las Islas Marías.

En cárceles del Estado de México, Puebla, Durango, Tamaulipas, Nuevo León, Zacatecas y Morelos – la mayoría con problemas de sobrepoblación – cientos de internos sentenciados por delitos del fuero federal, han recibido ya propuestas por parte de la dirección de esos penales para ser reubicados.