Encrucijada sindical

Con la creación de su nuevo organismo obrero, Napoleón Gómez Urrutia divide las opiniones de los sectores productivos del país e incluso pone en duda su capacidad de liderazgo al interior de Morena

El cambio de paradigma en el ámbito sindical, impulsado en el Senado de la República por Morena, se enfrenta ante la interrogante de una figura que, desde la presidencia de la comisión de trabajo y previsión social de la Cámara alta, amenaza con poner en una encrucijada a los representantes de la Cuarta Transformación.

Napoleón Gómez Urrutia, líder del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana, presentó de forma oficial su nueva central obrera: la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT).

A dos días de su creación la CIT ya recibió innumerables críticas por las inconsistencias en cuanto a afiliados nacionales, respaldos internacionales y porque amenaza –dada su falta de transparencia estructural– con perpetuar las prácticas sindicales del pasado.

El camino emprendido por Gómez Urrutia desde que asumió su senaduría en septiembre del 2018 a la fecha, generó de forma paulatina un halo de desconfianza entre la bancada morenista, así como entre diversos sectores obreros del país.

Durante el 2018, el dirigente minero aseguró representar a 280 mil trabajadores de México, los cuales serían la base de su nueva organización

Las intenciones del morenista, de poner el andamiaje para un “nuevo sindicalismo” en México, se han visto disminuidas por tres elementos: la falta de claridad en cuanto al apoyo, la inconsistencia en el respaldo presentado por su partido y las controversias legales que lo persiguen, mismas que lo llevaron a abandonar el país por un periodo de 13 años.

La presentación de la Confederación ocurre con miras a la reforma laboral que comenzará a discutirse en el Congreso de la Unión, bajo el esquema de Parlamento Abierto, para finales de este mes.

Sobre los apoyos y el número real de afiliados a su sector, Gómez Urrutia no pudo precisar ante los medios de comunicación el número exacto de obreros que conforman la base de su nuevo organismo. Sin embargo, en el mes de febrero 2018, el dirigente aseguró representar a 280 mil trabajadores de México, los cuales iban a apoyar con su voto el proyecto de nación de López Obrador. Un cálculo interno que, a pesar de no poderse verificar, supondría la columna vertebral de la CIT.

En cuanto al respaldo de Morena, figuras como el senador Pedro Haces Barba, presidente de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), quien de forma reciente marcó su distancia de la Confederación Internacional de Trabajadores, podrían dar cuenta de la posibilidad de un conflicto de intereses con el líder minero.

Siendo ambos parte de Morena e integrantes de la comisión de trabajo y previsión social, Haces Barba argumentó en declaraciones para un medio de circulación nacional que desde el marco legal, dos confederaciones no pueden pertenecer una a la otra, pero dejando en claro que su lucha es por un sindicalismo libre.

La incertidumbre sobre la verdadera fuerza de Gómez Urrutia como dirigente obrero nacional, se pone en duda tras la resolución en mayo del 2018 de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA), que luego de 13 años de litigios determinó que el senador debía devolver 55 millones de dólares presuntamente desviados y que pertenecían a los fondos de los trabajadores del sindicato minero.

Desde que se emitió la investigación hasta que se declaró el fallo en su contra, Napoleón Gómez Urrutia se mantuvo en lo que fue denominado como un “autoexilio” en Canadá, regresando a México a tiempo para ocupar su escaño.

Sobre la determinación de la JFCA, el legislador la calificó como un “nido de la corrupción empresarial”, siendo el área jurídica del sindicato minero quien mantiene al senador entre amparos.

La sombra del charrismo

Pese a los señalamientos, la postura de Gómez Urrutia en su organización es firme al considerar a la CIT como una forma de impulsar el proceso de democratización sindical en México, separado de los intereses partidistas de antaño.

“Nosotros no somos agencia ni del gobierno ni del grupo político Morena. Somos coincidentes con este gran proyecto de transformación y vamos a ir juntos en los avances, vamos a apoyar todo lo que represente transformar al mundo del trabajo hacia la justicia laboral y hacia un avance de la democracia sindical”, expresó el senador en una columna publicada ayer.

Para Gómez Urrutia, aglutinar a los sindicatos en una nueva confederación es una de las formas de combatir las dirigencias nocivas de los “charros” del país, quienes a su consideración son “la escoria y la basura del sindicalismo” y la razón fundamental por la que los trabajadores hayan dejado de creer en los auténticos líderes.

“Esta confederación no será una agencia ni del gobierno ni de Morena ni de nadie, sino de los propios trabajadores asociados”
Napoleón GómezLider del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros

Las contradicciones sobre el ejercicio del senador se mantienen y habrá que esperar para ver si la confederación impulsada por el sindicato minero da ejemplo de transparencia y apego a los convenios internacionales o si se mantiene en la lista de los organismos que han hecho uso clientelar y condicionado la base trabajadora para beneficio del régimen en turno.

Muestran su respaldo

En el acto inaugural de la CIT, se presentaron los dirigentes del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Martín Esparza, y el titular del Sindicato Nacional de Trabajadores de Transportes, Transformación, Aviación, Servicios y Similares (SNTTTASS), Miguel Ángel Yúdico Colín, quien a su vez fue nombrado como secretario de asuntos internacionales y comunicación de la nueva confederación.

De igual forma, la diputada Claudia Yáñez Centeno; las senadoras Cecilia Sánchez García y Citlalli Hernández Mora, acompañaron al dirigente como parte del sector de Morena que no pierde la confianza en Gómez Urrutia.