Entre los ‘trastornos de la democracia’, es decir, fenómenos que obstaculizan su consolidación y adecuado funcionamiento, se encuentran la corrupción y el clientelismo. Foto: Especial

El pulso y los retos de la democracia en México

Aunque la participación en las decisiones del país de la ciudadanía se ha fortalecido en las últimas décadas, hoy más que nunca existen muchos retos que superar para lograr niveles de representación, participación e inclusión

A través de “El Informe País 2020: El Curso de la Democracia en México”, el Instituto Nacional Electoral (INE) dio a conocer un análisis completo sobre el estado que guarda la democracia del país actualmente.

El documento, el cual se hizo público hace menos de un mes, muestra como uno de los hallazgos más positivos el fortalecimiento del INE en las últimas décadas, pues fue evaluada como la institución de carácter civil en la que más confían las personas de 15 años o más.

Un 59.6 por ciento menciona tener algún grado de confianza en el INE, un crecimiento importante en comparación con el 33.9 por ciento que opinaba lo mismo en 2013 del Instituto Federal Electoral (IFE).

Poca representación

Otro de los hallazgos importantes es lo poco representados que se sienten los ciudadanos por parte de las autoridades electas, pues aunque la valoración del régimen democrático en sí mismo es alta, la ciudadanía mexicana está poco satisfecha con la democracia, y una buena parte de ella siente que su voz tiene poca importancia a la hora de la toma de decisiones públicas.

“La confianza en las instituciones que debieran fungir como correas de transmisión de los intereses de la ciudadanía, los partidos políticos y las diputadas y diputados federales continúa, como ya había sido hecho patente, en niveles bajos. Menos de una de cada cuatro personas manifiesta confianza en los partidos políticos o en las y los legisladores del Congreso de la Unión”, se lee en la investigación.

Voto arraigado

El documento del árbitro electoral asegura que hoy en día, después de muchos años de esfuerzo, el voto se ha vuelto parte de la cultura de los mexicanos.

“Encontramos que en México, la ciudadanía participa en las elecciones de manera habitual y rutinaria: el voto ya es una costumbre arraigada para amplios sectores de la población. Sin embargo, no todas las personas acuden a las urnas con la misma frecuencia.

“Los factores que incrementan la probabilidad de participar electoralmente son recursos y tiempo del que disponen las personas, así como la expectativa de un beneficio, tanto programático como afectivo”.

Mujeres, aún en desigualdad

El informe destaca las diferencias que aún existen en cuestiones de democracia por motivo de género y deja en claro que, a pesar de que han habido avances en los últimos años, no han sido suficientes.

Para que se materialicen los avances legislativos ganados, es fundamental que las autoridades garanticen la aplicación de las leyes y que desde el Estado se combata la corrupción y la impunidad.

“Mujeres y hombres experimentan su ciudadanía de maneras distintas y los cambios tan importantes ocurridos en el acceso de las mujeres a los cargos públicos todavía no han sido suficientes para revertir los desequilibrios y permitir a las mujeres una participación plena e igualitaria en todos los ámbitos de la vida política y social del país”, dice la investigación.

Trastornos de la democracia

De acuerdo con el Instituto Nacional Electoral, en el país también se pudieron identificar lo que se conocen como trastornos de la democracia, lo que se entiende como “los fenómenos que obstaculizan su consolidación y adecuado funcionamiento”.

Entre estos destacan acciones que debilitan los vínculos entre la ciudadanía, los partidos políticos y el gobierno, como puede ser la corrupción y el clientelismo, ya que constituyen un reto para la participación y los vínculos de representación entre los partidos políticos y la ciudadanía.

Además, de acuerdo con el documento, existe una alta percepción de que la corrupción y las prácticas clientelares se encuentran extendidas en el país.

“Esto es un foco rojo porque puede no solo generar desapego hacia el sistema político, sino también desincentivar la participación política al generarse la percepción de que no es posible realizar algo para remediar la situación”.

Otro de los trastornos identificados es la discriminación.

“La ciudadanía percibe que la discriminación entre las personas en México se acentúa por la clase social, la forma de vestir, la orientación sexual, el color de piel y la manera de hablar”, señala el informe.

Retos a superar

A pesar de que la democracia mexicana se ha venido fortaleciendo, hoy más que nunca tiene muchos retos que superar para lograr los niveles de representación, participación e inclusión a los que una verdadera democracia debe aspirar.

“Las instituciones tienen una ardua labor para lograr que la ciudadanía confíe en ellas, por su parte, la ciudadanía debe aprovechar los distintos mecanismos de participación para incidir en la hechura de mejores políticas públicas y para exigir cuentas a las autoridades gubernamentales”, recomienda el documento.

Por último, asegura que es necesario actuar de forma decidida a fin de disminuir los niveles de corrupción y clientelismo en el país, pues ambos “erosionan la confianza ciudadana en las instituciones y debilita los vínculos entre el electorado y los partidos políticos”.

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