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El otro factor de inseguridad

El reclamo de justicia, el hartazgo social y la ausencia de un sistema eficiente de seguridad pública han provocado que en entidades como Puebla se vivan casos de linchamiento que han ido a la alza y sin probables responsables de los homicidios

Los 26 mil 563 homicidios dolosos registrados hasta el 30 de noviembre del 2017 obedecen, además de a la creciente presencia del crimen organizado y la disputa de territorios por parte de los cárteles de las drogas, al reclamo de justicia, el hartazgo social y la ausencia de un sistema eficiente de seguridad pública.

La principal manifestación de ese fastidio social se ha traducido en el fenómeno de los linchamientos, que al cierre del 2017 fue uno de los problemas sociales más graves, para el que ninguna instancia del Gobierno federal ha planteado mecanismos coercitivos que disminuyan el problema.

Puebla es la entidad que más víctimas por linchamiento registra a la fecha, de enero a diciembre del año pasado fueron al menos 21 asesinatos en masa, en la mayoría no hay probables responsables de esos homicidios y los casos se encuentran archivados.

Otras entidades en donde los actos colectivos de justicia por propia mano fueron en aumento hasta diciembre del año pasado, aunque no todos terminaron con víctimas mortales son Oaxaca, con 12 eventos de este tipo; Estado de México, con 10; Chiapas, ocho y Guerrero con cinco.

También se registraron linchamientos durante el 2017 en Tabasco, Morelos y la Ciudad de México.

“Los linchamientos en México suceden porque los gobiernos no atienden la emergencia cuando está sucediendo y por el hartazgo ante la impunidad y la falta de justicia en un contexto de permanente inseguridad y altos niveles de criminalidad”, expone la investigadora Elisa Godínez en su análisis “Los Linchamientos en México: más Allá del Escándalo”.

Pese a la gravedad del problema no existe un diagnóstico nacional que refiera al tema con base a estadísticas oficiales y una política pública especialmente diseñada por parte de las instancias procuradoras de justicia en los estados, ni del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).

Desde la Cámara de diputados, en junio del 2016, la Comisión Permanente del Congreso de la Unión emitió un punto de acuerdo para que se exhortara a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) a que conforme a sus atribuciones emitiera un diagnóstico sobre la problemática de los linchamientos a nivel nacional.

Puebla, Edomex y CDMX, líderes nacionales

La única estadística formal que existe sobre el fenómeno de los linchamientos en México es la que refiere el estudio “Violencia Social: Geografía de los Linchamientos en México”, de los investigadores Raúl Rodríguez Guillén y Norma Ilse Veloz Ávila, en donde alude al periodo del 2007 al 2017.

En ese lapso se establece que Puebla, el Estado de México y la Ciudad de México concentran más de 50 por ciento del total de los linchamientos ocurridos en México en los últimos 28 años.

Pero si se consideran sólo los últimos 10 años, sigue el informe, se incrementa en estas entidades la proporción de linchamientos a más del 60 por ciento.

Si atendemos las estadísticas de los últimos seis años, hasta diciembre del 2016, los municipios con mayor índice de linchamientos a nivel nacional son Ecatepec, con 25; Texcoco, 15 y Chalco, 14, en el Edomex; Tehuacán, con 10; la ciudad de Puebla con 10 y San Martín Texmelucan, 10, en el estado de Puebla.

“La suma de linchamientos en los siete municipios es de 84 en solamente seis años, mientras que la suma total en 22 estados del país es de 92 en un periodo de 28 años, concentrándose en nueve entidades 508 de los 600 linchamientos ocurrido en los en los últimos 28 años”, dice el informe de los investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Puebla, son todos y es nadie

En el estado de Puebla cobra realidad la tesis de los investigadores Raúl Rodríguez Guillén y Norma Ilse Veloz Ávila que establece que los linchamientos colectivos se constituyen de espontaneidad y anonimato, y se genera un sentimiento compartido del ‘deber cumplido’, de hacer justicia por propia mano.

En Puebla se atribuye como principales factores de los linchamientos el robo a usuarios del transporte público, a peatones y a casas habitación

El año pasado murieron 21 personas en el estado de Puebla, la mayoría calcinados, lapidados o por disparos de armas de fuego, a manos de turbas violenta que buscaron justicia por sus propias manos, ante el cansancio del aumento de la delincuencia en sus localidades.

En Tlacotepec de Benito Juárez y Tlatlauquitepec, que son los municipios que encabeza la lista de linchamientos, durante el 2017 se registraron cuatro asesinatos en colectividad en cada una de esas localidades.

En Tehuacán, Puebla y Ciudad Serdán ya suman dos muertos por ejecución de la turba en cada municipio. Mientras que en Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo, Los Reyes de Juárez, Huixcolotla, Acajete, Hueyotlipan y Libres, se ha dado muerte a un presunto delincuente por cada localidad.