La extracción y venta ilegal de bienes arqueológicos se disparó en todo el país debido a que es un negocio ‘jugoso’ en términos económicos. Foto: Especial

El mercado negro de bienes arqueológicos de México

Cada vez más, llamados “cazadores de tesoros” extraen material arqueológico de varios estados del país para venderlo en redes sociales y subastas privadas pese a que la práctica está tipificada como delito federal

La extracción y venta ilegal de bienes arqueológicos se ha vuelto un dolor de cabeza para las autoridades de México que no han podido frenar esta actividad ilícita, mucho menos restringir los canales en lo que se mueven decenas de artículos prehispánicos. A través de redes sociales, sitios web y hasta subastas privadas se venden vestigios desde los 20 mil hasta el medio millón de pesos, precio que depende de la antigüedad del objeto, estado físico y aportación cultural.

Reporte Índigo rastreó diversas cuentas en la plataforma de venta Marketplace de la red social Facebook y otros sitios de venta digital en las que se ofertan diversos bienes arqueológicos provenientes de Oaxaca, Campeche, Chiapas, Tabasco y Quintana Roo, los cuales se promocionan como piezas únicas y originales de diferentes periodos la época prehispánica del país.

“Piezas prehispánicas originales encontradas en Campeche a excelente precio”, se lee en los ‘posteos’ que escriben en estos sitios de venta digital.

Omar Espinosa Severino, arqueólogo y divulgador cultural, confirmó que esta actividad se disparó en todo el país debido a que es un negocio ‘jugoso’ en términos económicos y poco perseguido por las autoridades. Por ello, agregó que quienes se dedican a saquear sitios arqueológicos llegan a obtener enormes ganancias en poco tiempo y rara vez son sancionados o detenidos.

“Estamos hablando de un mercado negro o también denominado como sombra, las plataformas digitales han facilitado este tipo de transacciones entre dos o más personas para comercializar con objetos que tienen un aporte invaluable en la historia de México. Incluso sabemos de envíos que se realizan por paquetería de un estado a otro con piezas que, muy probablemente tienen su origen en zonas de resguardo”, aseguró el especialista.

La Ley Federal de Monumentos detalla que todos los bienes patrimoniales son del Estado y de toda la nación, por lo que no hay una propiedad privada en ese sentido. Pese a esto, particulares que conforman extensas redes de compraventa en plataformas digitales trafican a discreción con este tipo de materiales en el territorio nacional, sin que existan penalizaciones o sanciones.

De acuerdo con el arqueólogo, las pujas que se dan en Internet son principalmente por material arqueológico en buen estado, es decir, que los fragmentos que se venden se encuentren estéticamente completos y que correspondan a un periodo específico de la historia.

“Lo que compran las personas, casi siempre, es material que sea estéticamente bello y esté completo, por así decirlo. Por eso las piezas dañadas y rotas terminan por ser desechadas, ya que no se venden; sin embargo, esto es gravísimo porque se pierde para siempre la memoria de una época o de una civilización”, precisó el especialista.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) reporta que únicamente el 30% de los vestigios que se logran extraer de un sitio arqueológico se encuentran completos; el resto se logran retirar fragmentados, dañados o rotos, por lo que son intervenidos o restaurados por especialistas.

Modus operandi

Esta práctica ilegal es asumida de forma individual o por familias enteras que mapean zonas de resguardo del gobierno federal o posibles lugares con restos de material con valor histórico para posteriormente perforar los terrenos y llevarse los vestigios que encuentren a su paso.

“La arqueología trata especialmente de la conservación de las piezas que se llegan a encontrar; existen técnicas muy especializadas que los arqueólogos utilizan para recoger los objetos que se desentierran; no obstante, los saqueadores no cuentan con el conocimiento mínimo para extraerlos, lo que termina por dañar la pieza o, en el peor de los casos, destruyéndola por completo”, expuso Espinosa Severino.

La situación es tal que México se ubica como uno de los países a nivel mundial que más padece el robo y la venta ilegal de objetos con valor arqueológico, artístico e histórico. Esto de acuerdo con información de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Si bien esta práctica es cometida por grupos de personas y grupos criminales que, deliberadamente buscan extraer y vender estos bienes a terceros, también se encuentran los que llegan a localizar piezas arqueológicas en sus domicilios. Aunque en la mayoría de los casos también optan por venderlas a quien ofrezca mejor precio.

Piezas fake, el otro mercado

La demanda de vestigios históricos generó —a la par— otro mercado negro de piezas que no son fidedignas. Se trata de objetos que son creados o manipulados para dar la impresión de que pertenecen a cierto periodo de tiempo y puedan ser vendidos como piezas arqueológicas en redes sociales.

“La demanda por objetos prehispánicos o antiguos ha provocado falsificaciones de piezas que hacen pasar como únicas o de muchos años”, precisó en una respuesta la UNAM sobre esta problemática.

El método para avejentar estos artículos que se buscan comercializar consiste en enterrar los objetos por determinado tiempo para posteriormente realizar grabaciones de video en donde se observa cómo lo extraen del lugar. También se utilizan hornos para quemar las piezas y parezcan más antiguas de lo que son.