El juego perverso

A cuatro meses de que concluya el primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto, el subejercicio del gasto es una prueba de la curva de aprendizaje de la nueva administración.

Pero más allá de ese subejercicio inercial, está el deliberado, aquél que “orquestaron” los entonces secretarios de Hacienda, Ernesto Cordero y José Antonio Meade, y que hoy arrastramos.

Fue Ernesto Cordero quien propició la creación de una serie de fondos, mandatos, fideicomisos y comisiones

A cuatro meses de que concluya el primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto, el subejercicio del gasto es una prueba de la curva de aprendizaje de la nueva administración.

Pero más allá de ese subejercicio inercial, está el deliberado, aquél que “orquestaron” los entonces secretarios de Hacienda, Ernesto Cordero y José Antonio Meade, y que hoy arrastramos.

Son los efectos de la dispersión y no identificación de fondos, mandatos y comisiones creados por esos funcionarios y que se alimentan del presupuesto ante la incapacidad de identificación de la Auditoria Superior de la Federación (ASF).

Y esa combinación de los dos subejercicios, es hoy una bomba “altamente explosiva” para las finanzas públicas, pues los recursos no llegan. Pero no sólo eso, puede afirmarse que 2013 es ya “un año perdido en materia presupuestal”, reflexiona Gabriel Reyes Orona.

Si el gobierno no alcanza a ejercer una parte sustantiva del gasto público, opina el exprocurador Fiscal de la Federación, van a tener que establecer mecanismos de adecuación para que el gasto se comprometa en el último trimestre y se ejerza en el siguiente año.

De enero a junio, según datos de la propia Secretaría de Hacienda, el subejercicio del gasto ascendió a 3 mil 718 millones de pesos. Estos recursos no ejercidos se detectaron en ocho dependencias.

La más afectada fue la Secretaría de Agricultura (Sagarpa) con un saldo por mil 289 millones de pesos; la SHCP con mil 10 millones de pesos y Turismo con 907 millones de pesos.

El costo de la novatez 

Al subejercicio “deliberado” que armó el hoy senador Ernesto Cordero, se suma la curva de aprendizaje de la nueva administración para utilizar los mecanismos instrumentos y procesos que permitan bajar los recursos del presupuesto y distribuirlos.

“Gastar dinero público no es simplemente firmar un cheque”.

Es todo un proceso que implica trámites, autorizaciones, identificación de origen y destino para que los recursos lleguen a su destino.

Y esa curva de aprendizaje, expone, es sumamente costosa para el país porque afecta a la federación, dependencias, estados y municipios porque no ven los recursos.

Legisladores solapadores

Es evidente que los legisladores están lejos de arreglar el problema del subejercicio en el Presupuesto de Egresos.

Por el contrario, lo único que hicieron fue establecer una serie de mecanismos que “lo solapan, lo permiten y hasta lo toleran”, acusa Reyes Orona.

En 2011 se comenzó a generar una migración de autorizaciones y partidas a la Ley de Ingresos de la Federación.

En pocas palabras, desvío autorizado de recursos presupuestales a otras figuras avaladas por diputados y senadores, con todo y su “aparente” disputa cordial.

Se han degradado los instrumentos de finanzas públicas en su estructura y formación, por una falta de “congruencia jurídica” con la Constitución para elaborar el Presupuesto de Egresos y la Ley de Ingresos.

Fue Ernesto Cordero, al frente de la Secretaría de Hacienda, quien propició “bajo esta confusión jurídica”, la creación de una serie de fondos, mandatos, fideicomisos y comisiones.

Este esquema, que también heredó su sucesor José Antonio Meade, es el que ha propiciado una gran acumulación de recursos presupuestales en dichas figuras.

Lo lamentable, opina, es que la ASF lejos de identificar y denunciar esos desvíos de recursos, ha sido incapaz, incompetente y ha quedado “completamente arrinconada” ante la acumulación de recursos en dichos fideicomisos y fondos, advierte.

La mina de Ernesto Cordero 

Estas nuevas figuras crecieron bajo el amparo de Ernesto Cordero aprovechando la falta de una regulación específica en cuanto a los rendimientos que generan o su administración.

La libertad que existe en el sector público para operar fideicomisos, fondos, mandatos y comisiones “es enorme”, porque no es de origen de la Ley de Ingresos.

Tampoco tienen un destino presupuestario específico, lo que genera un “limbo” en el ejercicio del gasto público”, alerta Reyes Orona a Reporte Indigo.

Ese incentivo que se vino dando en los cuatro últimos años de la administración pasada, ocasiona que hoy tengamos “un gran desorden” en materia de finanzas públicas.

A la fecha, “ni la Subsecretaria de Egresos ni la Tesorería de la Federación han podido conciliar todas las cifras de esas cantidades enormes que Ernesto Cordero empezó a manipular con esos fideicomisos, es porque no los han localizado”.

Lo más grave, es que muchos de ellos “se siguen alimentando de operaciones y convenios que ya establecían el envío a cuentas bancarias dentro o fuera del país”.

Los números

El Presupuesto de Egresos que se tenía estimado ejercer para el primer semestre del año es de un billón 735 mil 708 millones de pesos.

Sin embargo, de esa cantidad el gobierno federal ha dejado de ejercer más de 100 mil millones de pesos, como lo acusan los diputados.

Los programas detenidos

> Nueve programas de inversión por un monto de 20 mil 591 millones de pesos no se han ejercido.
> Fondos metropolitanos, con un presupuesto de 8 mil 616.1 millones de pesos
> Tecnificación de riego, con mil 600 millones
> Apoyos para el desarrollo de la oferta turística, mil 500 millones
> Modernización de los registros públicos de la propiedad y catastros, y Fondo de apoyo para el desarrollo rural sustentable, con 300 millones.

Lo ejercido

> Programa Hábitat que tiene 3 mil 643.2 millones, solo se ha gastado 6 millones de pesos.
> Programa de escuelas de tiempo completo, que tiene 6 mil 103 millones, se ha gastado 0.2 por ciento.
> Turismo solo ha ejercido 46.6 por ciento de gasto.
> Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano el 61.7 por ciento.
> Comunicaciones y Transportes el 74 por ciento.
> Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación el 79.6 por ciento.

La película de Videgaray

Pero tal parece que el secretario de Hacienda, Luis Videgaray trae otra película, pues cuando fue la presentación de la Estrategia de Contratación Pública aseguró que al cierre del primer semestre se había eliminado el subejercicio del gasto.

Según él, los ramos administrativos del gasto programable han ejercido más de 99 por ciento de su presupuesto programado: 437 mil 870 millones de pesos, de los 441 mil 846 millones de pesos programados.

La parálisis presupuestal

El dinero presupuestal es sólo una parte del gran aparato productivo, cuyo mayor componente es el empresariado y su detonante e impulsor es el Presupuesto de Egresos.

Además de aliviar las necesidades de segmentos y sectores desprotegidos, el gasto es también promotor e impulsor del avance nacional, dice Gabriel Reyes Orona.

Al no bajar los recursos por la curva de aprendizaje y los efectos de la dispersión y no identificación de los fondos y fideicomisos creados por Cordero y solapados por el Congreso, el país se encuentra paralizado.

De ahí que dependencias, estados y municipios observen hoy un enorme rezago en la recepción de las partidas presupuestales y no se puedan echar a andar nuevos programas.

Toda esa amalgama ha generado que el país entre a una especie de “espasmo”, pese al bono derivado del Pacto por México que genera un atractivo a la inversión.

Sobre todo, explica Reyes Orona, porque el país está lejos de crecer. Se encuentra en una situación de “estancamiento con estabilidad”.

Y para revertir esa situación, opina, primero hay que atacar los dos subejercicios del gasto; el de la curva de aprendizaje y el propiciado por la manipulación de recursos públicos.

Las salidas

Para el exprocurador Fiscal Gabriel Reyes Orona, lo primero que se debe reconocer es que este primer año está perdido en materia presupuestal.

Sobre todo porque en menos de dos meses se tendrá que diagnosticar cuánto del gasto se encuentra ejercido, cuánto comprometido y cuánto del programado ya no alcanza a ejercerse este año.

En pocas palabras, una gran parte del presupuesto público no se va a poder ejercer, sólo se podrá “paliar, enmendar o arreglar” lo que debió haberse aplicado en el primer semestre.

Se trata de aminorar el efecto y comenzar, desde ahora, a hacer las adecuaciones para ser pagaderas en el primer trimestre del año próximo.

Pero esto va a generar un esfuerzo adicional a las secretarías de estado, organismos descentralizados, estados y municipios, ya que deberán encontrar mecanismos para generar compromisos con proveedores y contratistas.

Los compromisos deben evitar que pare la continuidad de los programas públicos, el suministro de servicios y enseres, pese a la falta de recursos.

Es decir, generar un programa emergente de ejercicio del gasto público para que no se pierda la partida presupuestaria y pueda detonarse el aparato productivo, detalla.

En este escenario, la Cámara de Diputados, la ASF y la Secretaría de Hacienda deben tomar medidas urgentes para agilizar la canalización de recursos federales.

Y si no alcanzan a ejercerlo, habrá que establecer mecanismos de adecuación para que el gasto se comprometa en el último trimestre y se ejerza en el siguiente año.

“No es ortodoxo ni deseable hacerlo, pero ante la situación es probable que la Subsecretaría de Egresos y la Tesorería no tengan otro camino”, concluye.

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