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El juego de las vencidas

El conflicto en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) se radicaliza. La posición de autoridades y estudiantes ya no tiene puntos de convergencia tras la aparición de nuevas acusaciones cruzadas.

Ya no se trata del simple cambio de plan de estudios, sino de la venta de drogas en el interior del plantel Naucalpan, de la destitución de su director, Benjamín Barajas, y de la sanción a los responsables de los disturbios.

Los alumnos sancionados alegan que ellos no fueron los agresores y que no hay razones para quitarles su matrícula escolar
La directora general, Laura Muñoz, dice que en el interior hay consumo de drogas y alcohol y se niega a la readmisión de los acusados
Los docentes que se manifestaron ayer en la Ciudad Universitaria y que pidieron no publicar sus nombres, quieren que la paz vuelva al centro

El conflicto en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) se radicaliza. La posición de autoridades y estudiantes ya no tiene puntos de convergencia tras la aparición de nuevas acusaciones cruzadas.

Ya no se trata del simple cambio de plan de estudios, sino de la venta de drogas en el interior del plantel Naucalpan, de la destitución de su director, Benjamín Barajas, y de la sanción a los responsables de los disturbios.

Por esa razón, el diálogo se rompió. Y las palabras se convirtieron en una guerra de poder, en la que la parte perdedora se enfrentará a severas consecuencias.

Los actos vandálicos del pasado 1 de febrero, donde un grupo de jóvenes encapuchados dañaron la sede del CCH, dejaron un saldo de cinco estudiantes expulsados y la toma del edificio.

Durante la última semana, el conflicto ha acaparado de nuevo los reflectores de la prensa nacional y ha prendido las señales de alerta, debido a la participación de grupos subversivos.

Es más, en una entrevista con medios de comunicación, la directora general del Colegio de Ciencias y Humanidades, Laura Muñoz, aseguró que en el interior de ese plantel se venden drogas, y que este podría ser el eje central de los disturbios. Y dejó claro que se trata de un tema que tendrán que investigar.

Por eso, ayer un grupo de maestros del CCH Naucalpan exigieron el respaldo de la Rectoría de la UNAM y que se respeten los estatutos universitarios que se utilizaron para la expulsión de los estudiantes por disturbios y agresiones al personal de la institución educativa.

Piden la expulsión

La petición de los maestros no fue solo verbal, ya que entregaron un documento con la firma de al menos 400 profesores en donde pidieron que la salida de estos estudiantes no sea negociable.

De acuerdo con el personal docente, es necesario que la Rectoría, a cargo de José Narro Robles, haga frente al problema para garantizar la seguridad de los profesores en su centro de trabajo.

Esta versión asegura que los jóvenes que tomaron las instalaciones de la dirección general de los CCH no son estudiantes, sino delincuentes que no deben volver a la Universidad, como han exigido los inconformes en los últimos días.

Para los docentes que acudieron a Ciudad Universitaria a manifestarse y que pidieron no publicar sus nombres, no basta con la expulsión de los cinco alumnos, sino que es necesario procesar penalmente a un total de 17 jóvenes.

“En el CCH Naucalpan hay cerca de 13 mil estudiantes y sólo una treintena de presuntos activistas son los que han protagonizado ataques con petardos, gasolina y bombas caseras, que dañaron la dirección del plantel, con ruptura de  vidrios y equipo de cómputo, así como la caseta de vigilancia”, advierten.

La posición de los denunciantes está clara: se trata de personas intolerantes, que agreden a quien está en desacuerdo con ellos, consumen alcohol e ingieren estupefacientes dentro del plantel.

Sin diálogo

En el preámbulo de las revelaciones que hicieron las autoridades del CCH Naucalpan, hubo un intento de diálogo entre los huelguistas y la dirección de esa casa de estudios.

Una reunión de cuatro horas fue suficiente para dejar claro que las diferencias entre ambos grupos hacen imposible una salida negociada del conflicto.

Por una parte, la directora general, Laura Muñoz, no quiere readmitir a los alumnos expulsados, y por otra, los disidentes, tampoco parecen dispuestos a liberar las instalaciones del Consejo Administrativo del CCH.

De acuerdo con la dirección, no está en sus manos el reingreso de los alumnos, a pesar de que los inconformes afirman que ellos no fueron los agresores y que no había motivo para quitarles su matrícula escolar.

Por esa razón, se acordó una nueva reunión entre los alumnos, que en principio, habían pedido cancelar el cambio de plan de estudios, y el personal directivo del Colegio de Ciencias y Humanidades.

Hasta el cierre de esta edición, las posiciones seguían irreconciliables, y en el caso de los huelguistas iban más allá, exigiendo que el director del plantel Naucalpan fuera removido del cargo.

¿Anarquistas?

Los profesores aportan pruebas contra los expulsados, por ejemplo que son alumnos con el más bajo rendimiento académico y que deben un promedio de ocho materias. Los nombres de los jóvenes que están en el ojo del huracán son: José Luis Ramírez, Jessica García Ruiz, Stevens Gary Fernández, Aland Rodríguez y Luis Hugo Arratia Zárate. En declaraciones, este estudiante alega que solo debe cuatro materias y que además vende libros en el plantel.

La mayoría, de acuerdo con profesores del CCH Naucalpan, pertenece al Colectivo Revolucionario Estudiantil Anarquista de Naucalpan, que participó en  las protestas del pasado primero de diciembre.

Reporte Indigo señaló en su edición del 8 de febrero pasado que quienes protagonizaron el desorden fueron simpatizantes de movimientos anarquistas que ya se habían hecho presentes en la capital del país.

Y son los propios profesores quienes los identifican como grupos relacionados con el Frente Estudiantil de Transformación Social del CCH Naucalpan y con el Movimiento Combativo en Resistencia, El Bloque Negro y Rojo. 

De acuerdo con las autoridades, estos bloques formaron parte de las protestas del primero de diciembre en contra de la toma de protesta de Enrique Peña Nieto como presidente de la República.

Mientas tanto, los huelguistas insisten en que representan a los cinco planteles del CCH. 

Por esa razón, el titular de Comunicación Institucional del CCH, Jesús Nolasco, considera que este parece ser un problema, no solo del CCH, sino coyuntural, de jóvenes que tienen otra serie de demandas fuera de lo estrictamente académico.

Por si fuera poco, al cúmulo de quejas se suma el supuesto saqueo de las instalaciones del CCH, que incluye la desaparición de material de cómputo, equipo de fotografía, audio y video, una cabina de radio y archivos físicos y digitales de publicaciones del Colegio.