El Infonavit que no funcionó

El municipio de Zuazua, al norte de Nuevo León, se encuentra uno de los desarrollos de vivienda que han sido decisivos para detonar la actual crisis inmobiliaria que tiene al Infonavit a punto del colapso. 

Construido en el sexenio de Calderón el desarrollo que se ha considerado como el más grande de América Latina, con 14 mil 800 viviendas, detonó el crecimiento de la población que en 2005 tenía 6 mil habitantes y actualmente 55 mil. 

$300
pesos aproximadamente es lo que gasta un habitante a la semana en transporte
En el proyecto de este centro habitacional la constructora Javer ofreció incluir
un centro comercial y parques como áreas de esparcimiento para las familias. Sin embargo, esto no sucedió
Más que incomodidades, vivir a dos horas y media en camión del lugar de trabajo, también implica costos monetarios importantes

El municipio de Zuazua, al norte de Nuevo León, se encuentra uno de los desarrollos de vivienda que han sido decisivos para detonar la actual crisis inmobiliaria que tiene al Infonavit a punto del colapso. 

Construido en el sexenio de Calderón el desarrollo que se ha considerado como el más grande de América Latina, con 14 mil 800 viviendas, detonó el crecimiento de la población que en 2005 tenía 6 mil habitantes y actualmente 55 mil. 

La planeación urbanística del municipio conurbado no se ha adaptado al crecimiento y sobre todo, no se han creado los centros de trabajo que correspondan a crecimiento de viviendas. 

“Real de Palmas” podría ser un ejemplo nacional de cómo no deben hacerse los proyectos para proveer de habitación a los trabajadores mexicanos ya que los errores podrían resumirse así: viviendas lejanas a los centros industriales y a los servicios de transporte público, que además son limitados. 

Además, los desarrolladores, que reciben subsidios de los organismos de vivienda federal como Conavi e Infonavit, no cumplen con la infraestructura urbanística prometida para hacer que los trabajadores y sus familias logren elevar su nivel de bienestar.  

En el proyecto de este centro habitacional la constructora Javer ofreció incluir un centro comercial y parques como áreas de esparcimiento para las familias. Sin embargo esto no sucedió. 

Por esos motivos actualmente el desarrollo está habitado al 80 por ciento, el resto emigró a zonas más cercanas a sus trabajos y simplemente abandonó las viviendas, que deben aún al Infonavit. 

Una vida costosa

En Zuazua la jornada comienza temprano. Los habitantes cuentan que el transporte comienza a llegar a las 4:00 horas pero que las pocas rutas de camiones para atender a la población dejan a muchos usuarios sin servicio, por lo que tienen que caminar muchos kilómetros. 

En un recorrido por la población conversamos con las dueñas de uno de los puestos locales de tacos, ya vacío para las 8:00 horas.

Los tacos empiezan a venderse desde la madrugada y los comensales llegan de 5:30 a 6:00 horas para llegar a tiempo a sus trabajos a las 7 u 8 de la mañana, a kilómetros de distancia. 

En esta localidad, en donde casi el 90 por ciento de los habitantes llegaron en los últimos ocho años, es claro que la vida no es como la que prometía la publicidad del desarrollador del proyecto, auspiciado por Consejo Nacional de Vivienda (Conavi).

El problema inicia porque llegar a sus trabajos representa toda una travesía diaria, ya que según relata uno de los habitantes que espera encontrar trabajo en la escuela para no tener que trasladarse, el transporte es escaso, caro y poco eficiente. 

“Cuando encontramos trabajo en alguna parte, aceptarlo depende de que ofrezcan transporte ya que la situación es “crítica”: “El 90 por ciento de los que viven en Zuazua tiene que transportarse hasta Monterrey pues en el municipio no tenemos empresas”, relata. 

Pero más que incomodidades, vivir a dos horas y media en camión del lugar de trabajo, también implica costos monetarios importantes.

De acuerdo con los habitantes de la zona y cálculos propios, los costos para el traslado pueden rondar los 250 y 300 pesos a la semana, lo que llega a  representar un alto porcentaje de los ingresos de los habitantes. 

A muchos sencillamente “no nos alcanza”, dicen, para vivir en zonas tan alejadas con sueldos que fluctúan entre los mil a mil 500 semanales. 

Esto ha provocado que, hasta ahora, el éxodo de regreso a la zona metropolitana haya llegado al 20 por ciento de las viviendas. Hay más de 3 mil casas abandonadas. 

Según el trabajador, por las terribles condiciones de transporte, los jóvenes compradores de casas de interés social vienen, “un año, dos años, ven los sueldos, los costos y se retiran de sus casas”.

Estrategia equivocada

En medio de una crisis inmobiliaria nacional aparece en Zuazua N.L., el ejemplo perfecto de que se debe cambiar de estrategia al tratar de proveer vivienda para los mexicanos.

En el caso de Zuazua, no se trata de un municipio abundante en fuentes de trabajo o de crecimiento económico importante, sino de un enorme dormitorio. 

General Zuazua es famoso por tener lo que los residentes llaman “la colonia más grande de América Latina”.  

Si bien el título puede parecer exagerado, la zona está considerada como uno de los fraccionamientos más grandes de casas de interés social a nivel nacional y aunque el municipio es vecino a la zona industrial de San Nicolás de los Garza, hoy miles de personas que ahí duermen se ven obligadas a viajar largas distancias para llegar a su trabajo, aún más difícil por el deficiente sistema de transporte público en Nuevo León. 

Así, por no haber planeado o invertido de igual forma en el desarrollo industrial y de vivienda, miles de estas personas laboran en municipios aledaños, como Monterrey, Guadalupe, San Nicolás y Ciénega de Flores, todos lejanos a sus viviendas. Estos errores, y sus resultados de abandono de las casas, marcan la pauta de lo que los organismos gubernamentales como Infonavit y Conavi no deben hacer con los presupuestos que asigna la federación para implementar las políticas de vivienda. 

De esta forma, mientras Conavi aporta fondos para financiar a los desarrolladores y el Infonavit cede los créditos, los trabajadores encuentran que, además de que no se entrega lo prometido para su nivel de bienestar, no alcanza para pagar por lo que gastan en transporte. 

‘Muy rápido crecimiento’

Naturalmente, un aumento de casi 10 veces la población que debe ser atendida por el municipio en tan solo unos pocos años, pone también presión sobre los servicios públicos. 

En entrevista con el alcalde de Zuazua, Jorge Luis Martínez, destacó algunos de los problemas que los ciudadanos ya mencionaban. Desde el alto costo del transporte hasta la falta de coordinación en la instalación e implementación de los servicios públicos. 

Según el alcalde, la gente que tiene que transbordar gasta una cuarta parte de su salario en el traslado; cerca de 250 pesos semanales en camiones. Pero no solo el servicio es caro, sino también hace falta calidad.

Al estar consciente de esta problemática, expresó que “ya hay pláticas con las agencias estatales de transporte, primero que nada para que mejoren los camiones…Yo también quiero que Zuazua de el banderazo para camiones nuevos. Le cobran igual o más que a los usuarios del Área Metropolitana”.

Gran parte del problema es que la ruta que tienen que tomar los camiones que salen de Zuazua cruzan un tramo de carretera federal, por lo que el pasaje es más caro que en la zona metropolitana. 

Otro problema adicional, que también comentaban algunos entrevistados, es la escasa oferta de rutas para la gran cantidad de habitantes en la comunidad; ante este problema el alcalde hablaba de la colonia más grande de Zuazua:

“Habiendo tanta gente, y sin tener más de tres rutas distintas, es una catástrofe logística que todos los trabajadores puedan llegar a tiempo a sus trabajos. Esto ha propiciado que la gente regrese a buscar hogares de renta a municipios como San Nicolás o Guadalupe”, dice. 

Lo mismo ha ocurrido en otros municipios del país: en zonas aledañas a Guadalajara hay 10 mil casas abandonadas. 

Colonias inseguras

Ante esta dinámica de desalojo, vienen algunos problemas, no solamente la falta del pago hipotecario afecta, también temas sociales, dice el alcalde de Zuazua. 

La inseguridad pronto aprovecha la situación, debido a que las casas abandonadas son utilizadas para por la delincuencia, lo que daña el tejido social. ﷯

“Ahorita tenemos un problema donde estamos limpiando cada uno de los sectores, y la verdad (las casas abandonadas) sí son un foco de infección de reuniones para pandillas…” reconoce Martínez.

Ante esto, el municipio busca vender las casas después de limpiarlas para tratar de contener la expansión de pandillas. 

Pero evidentemente, no solo es cuestión de tener un mejor transporte sino de hacer un esfuerzo para que los municipios tan alejados de las ciudades grandes, ahogados con el problema de vivienda, puedan tener empleos cercanos.

En este aspecto comentaba Martínez: “Vamos a estar platicando con Desarrollo Económico del estado y la Secretaria de Trabajo y vamos a decirles que a medida que lleguen inversionistas, hacerles ver que en Zuazua estamos abiertos para apoyarlos con incentivos de subsidios o descuentos para empezar a implementar áreas de empleo, ya sean maquiladoras, empresas no contaminantes”. 

‘Car pool’como alternativa

Los habitantes de Zuazua Nuevo León conocen muy bien los pesares que deben soportar día tras día para llegar a su trabajo. Además de los mayores costos por la franja federal de carretera y la lejanía con la zona metropolitana de Monterrey, el servicio de transporte urbano es comúnmente considerado deficiente por los ciudadanos.

De hecho, ha surgido ya un mercado secundario de transporte. 

Algunas de las personas que tienen la fortuna de contar con automóvil se estacionan en una conocida farmacia esperando “pasaje” con quien compartir el viaje hacia las zonas de trabajo. Por cada pasajero y dependiendo del rumbo, cobran unos 15 pesos, dividiendo así entre varios el oneroso costo de la gasolina. 

El alcalde apunta al surgimiento de los taxis ciudadanos como positivo, pues “fomenta la convivencia”, aunque otros habitantes no lo vean con los mismos ojos de optimismo ya que los “taxis” no están autorizados.

Subsidios mal encaminados

El municipio de Zuazua ejemplifica a la perfección las características económicas del país, lo que permitió la crisis actual de viviendas.  

Los municipios “dormitorio” de muchas áreas metropolitanas hoy sufren gracias a una política de subsidios mal encaminada. 

Por un lado, la importancia que muchas familias puedan tener un hogar propio permite que haya una demanda alta gracias a que están dispuestas a trabajar arduamente por adquirir una casa, sea donde sea. 

El sentimiento de logro al tener casa propia pesa mucho más que la alternativa de rentar una a la hora de tomar la decisión. 

Lo que para adquirir otros productos sería intolerable, como aceptar dos trabajos o un traslado costoso, se vuelve posible con la vivienda.

Pero en esta receta para el fracaso urbano entra otro ingrediente esencial: la política de vivienda que los gobiernos federales han impulsado desde hace algunos años. 

Políticas de vivienda, fracasadas

Subsidiar a las constructoras, por medio del Consejo Nacional de Vivienda (Conavi), y apoyar la construcción de fraccionamientos como Real de Palmas, en Zuazua Nuevo León, ha distorsionado de manera importante a los centros urbanos del país. 

El boom de viviendas lejos de los centros urbanos y el crédito que tanto la Conavi como la Sociedad Hipotecaria Federal e Infonavit,  se encargaron de que fluyera a todos y hoy en día causa grandes dolores de cabeza. 

Durante el 2011, año más reciente con datos fidedignos, el gobierno federal a través de diversos programas e instituciones aportó en el 53 por ciento de los más de 1 millón y medio de financiamientos otorgados en el país. 

Ya una vez que los usuarios compraron su casa con ayuda del gobierno federal,  comenzó lo que para muchos terminaría siendo un sueño roto. 

Te puede interesar