El “gobernatore” y la influencer: una crónica de las elecciones en Nuevo León

Gritos. Aplausos. Confetti naranja. Un flashazo de la prensa. Un selfie stick que sale en la toma. Una story en Instagram. Un beso de la influencer con Samuel. Otro. Un “awww” de la multitud
Luz Rangel Luz Rangel Publicado el
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“Ponte nuevo, ponte león”, dice el espectacular frente al Aeropuerto Internacional de Monterrey. La propaganda de Samuel García es lo primero que se ve al salir de la terminal después del vuelo que se tardó dos horas en despegar.

“No, señorita, ella no le está gritando, somos del Norte y hablamos golpeado”, me defiende una regiomontana cuando le reclamo al personal de la aerolínea que no recibí ningún aviso del retraso por correo o llamada.

“Gracias, hablo fuerte pero yo soy de aquí de la Ciudad de México. Apenas voy a conocer Nuevo León por la cobertura de las elecciones”, le contesto.

“¿Ves? Yo tengo un compromiso con mi hijo, ella va a informar, a hacer su trabajo, ella va a hacer encuestas, no nos pueden hacer esto”, señala un regio que nos dijo a otra chilanga y a mí que Nuevo León no era un rancho y que desde el aeropuerto podíamos pedir un Uber a nuestros respectivos hoteles.

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“Vota Samuel”, se lee en la estampa del DiDi que llega a recogerme. “¡Weeey, es que por qué está tan caro, 400 varos!”, estoy en una llamada cuando el conductor me abre la puerta.

“No eres de aquí, ¿verdad? ¡Eres chilanga!”, me dice el chofer y después me explica que lo supo por las palabras que uso al hablar y porque no llevaba ropa para el calor. Me cuenta que dejó que Mariana Rodríguez, la esposa de Samuel, le pusiera la calcomanía en el auto aunque no va a votar porque no tiene credencial.

“Yo votaría por Samuel por todo lo que hace, es que al otro le dicen ‘Adrián de la farsa’ por su gente, que es Medina, y a Clara Luz nadie la quiere. Lo mejor que pudo haber hecho como alguien de Nuevo León era negar lo de la secta, mantenerse firme, pero salió a decir que no y luego reconoció que se equivocó”, hace un resumen de los candidatos.

“Aquí nadie te va a asaltar, puedes ir a la Macroplaza tranquila pero cuídate del Sol”, advierte antes de concluir el viaje.

Pantalón, cubrebocas y AppleWatch naranjas. Traje negro y corbata: así es el outfit de la pareja que recuerda a Peña Nieto y “La Gaviota”, a Manuel Velasco y Anahí, “la RBD”. Pero Mariana no es actriz, es influencer; y Samuel no es priista, sino emecista.

El pasto es una alfombra roja y el sol es el principal reflector que baña al “senatore” con licencia de Movimiento Ciudadano. El candidato llega a votar al parque que está en la esquina de Paseo de las Fuentes y Paseo del Arroyo, minutos después de las ocho de la mañana.

La casilla abre tarde y Samuel hace fila por horas. Mientras tanto, los amigos del gym le preguntan cómo está su familia que ahora vive en San Pedro, los “compadres” se acercan a chocar el puño con el emecista, las señoras a pedirle selfies y hasta dedicatorias.

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“Saludos a tu hijo”, posa Samuel frente a un celular. “Ánimo, vamos a ganar”, se cuela Mariana y roba cámara cuando guiña el ojo.

Samuel me cuenta que el complejo deportivo Club del Lago, los tacos Los Bainas, la Parroquia María Esperanza Nuestra y el Colegio San Patricio, donde estudió, son el check-list de su colonia, Paseo Residencial. De pronto, interrumpen los aplausos, la pareja voltea pero no son para ellos, sino para el primer votante que apenas salió de la casilla.

Hasta después, cuando el candidato deposita sus tres boletas, las ovaciones son todas suyas. Mariana no para de tomar videos, fotografías y compartir todo lo que acontece en stories de Instagram.

“Son casas residenciales que valen dólares, zonas privadas, ahorita vas a lo más rico de Nuevo León, te vas a dar cuenta por los carros: Mini Cooper, BMW, Lamborghini”, me guía el conductor que me lleva a San Pedro Garza García, el municipio más rico de Nuevo León, de México y de América Latina.

Pero los sampetrinos no sólo se distinguen por sus autos, también porque no tienen dónde estacionarlos. “Antes la familia Garza Sada prestaba su casa para ir a votar y no había problema por el estacionamiento y ahora la casilla es en este parque”, lamenta una señora que dice que votó por el PAN para que Morena no llegue a Nuevo León.

A la casilla en Residencial Chipinque llega el actual alcalde independiente, Miguel Treviño, quien busca reelegirse en el cargo pero no da declaraciones a la prensa. Hace lo mismo que Ricardo “Tuca” Ferreti, quien fuera entrenador de Tigres, pues el futbolista apenas se deja fotografiar por los medios de comunicación en la fila de la elección.

En la jornada electoral, no falta el aficionado que lleva una playera del equipo de la Autónoma de Nuevo León, al que también le va Samuel García. Pero si Monterrey es una alfombra roja para la influencer y el “senatore”, San Pedro es una pasarela en la que predominan las bolsas Louis Vuitton, los tenis Balenciaga y los lentes oscuros marca Gucci, como los vidrios polarizados de un Lamborghini del que baja un custodio para hacer cola hasta comunicarle por un walkie-talkie a su patrón que ya le toca votar.

“Tipo yo creo que está entre Samuel y Adrián, pero tipo a mí me interesa un candidato con propuestas de medio ambiente”, responde una sampetrina de 18 años que votó por primera vez.

“Baby, tú no eres mi señora, pero toma 5 mil y gástalo en Sephora”, corea a Bad Bunny un grupo de jovencitas en lo comienza el festejo de Samuel García. Todas hacen duck face en la cámara frontal.

La Macroplaza se llena de tenis “Fosfo fosfo”, tapabocas anaranjados y jerseys con el número 21, año electoral en Nuevo León. Una noche antes, la explanada de Los Niños Héroes estaba vacía porque dos candidatos se declararon ganadores.

“Es agua para Samuel, si quiere que se tome un vaso”, publicita una vendedora a su vitrolero color melón. También hay banderas y globos del “Nanananana nanana, movimiento naranja, Movimiento Ciudadano”.

La canción de 2018 fue reemplazada por un jingle navideño donde Samuel y Mariana dicen que todo va a estar mejor. Y con ese tema musical de fondo, los dos salen al escenario vestidos de negro.

Gritos. Aplausos. Confetti naranja. Un flashazo de la prensa. Un selfie stick que sale en la toma. Una story en Instagram. Un beso de la influencer con Samuel. Otro. Un “awww” de la multitud.

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Los entrevistados que votaron por primera vez dicen que se enteraron de que Samuel García aparecería en la boleta por las redes sociales. Otros especifican que fue gracias a Mariana.

“¿Ya está llorando Mariana?”, se oye entre la aglomeración que baila al ritmo de “Boom, boom, mami, mami, yo te vengo a decir, las cosas tan lindas que tú quieres oír”, de los Kumbia Kings. La esposa de Samuel se limpia los ojos y sigue dando los pormenores del festejo desde su IPhone.

“Es un amor de persona, yo la veo y me inspiro, a ella y a Samuel, como pareja, son muy lindos, los amo, lo apoyó como ninguna otra”, se anima una mayor de edad de Apodaca a darme su testimonio a condición de que no transmita en Facebook Live.

“Ponte nuevo, ponte león”, dice el espectacular frente al Aeropuerto Internacional de Monterrey. La propaganda de Samuel García es lo primero que se ve al llegar al aeropuerto para el regreso a la Ciudad de México. Samuel ya es “gobernatore”.

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