El futuro del campo mexicano en la agricultura digital

El uso de ‘tecnologías digitales’ para la actividad agrícola se presenta como una vía para aumentar la producción de alimentos sin seguir arrasando con los ecosistemas; entre las herramientas tecnológicas disponibles figuran los sensores, sistemas de Posicionamiento Global (GPS), imágenes satelitales, teledetección e Inteligencia artificial, tanto robótica como big data
Luis Herrera Luis Herrera Publicado el
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El campo mexicano se encuentra en un proceso de lenta transición hacia la llamada “agricultura digital”, esto es, la adopción de “tecnologías digitales” con las que se espera aumentar la productividad agrícola, pero sin perder de vista otros principios como la sostenibilidad y resiliencia ambiental.

De acuerdo con el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria de la Cámara de Diputados, la “agricultura digital” ya tiene presencia en el campo de México, sin embargo, por ahora solamente beneficia a un porcentaje muy menor de los productores agropecuarios del país.

Esta proporción de productores agropecuarios que ya obtienen las ventajas de las tecnologías digitales podría ser menor al 10 por ciento: “De acuerdo con Forbes (2017), se reconoce que a pesar de que la tecnología digital, y en general las tecnologías de la información (TIC), permiten a las pequeñas unidades de producción agropecuaria incrementar su producción y productividad y ser más competitivas, en México sólo un seis por ciento que son los productores de mayor escala, la utilizan”, así se señala en el reporte “Importancia de la Tecnología Digital en el Sector Agropecuario” de 2021.

México enfrenta un reto que, en realidad, comparte globalmente: el crecimiento de la población y otros factores demandan un aumento en la producción de alimentos, sin embargo, se sabe que las posibilidades de seguir ampliando las actividades agropecuarias se están agotando ante el riesgo de acabar con la sustentabilidad ambiental de las naciones.

“Desde el siglo pasado la población ha crecido como nunca en la historia de la humanidad, y (…) proporcionalmente cada vez son menos personas quienes se dedican a la producción de alimentos; los ingresos se han más que duplicado, los hábitos cambiaron e incorporaron mayor proteína animal en la ingesta cotidiana, todo ello sumado expone un gran reto para producir y hacer llegar los productos a las mesas de las familias”
Informe ‘Importancia de la Tecnología Digital en el Sector Agropecuario’ de 2021

Ante esta situación, el informe indica que “se ha trabajado en el desarrollo de una agricultura que responda y cubra la demanda de los alimentos, reconociendo que la frontera agrícola está en el límite de su expansión y crecerla implicaría poner en riesgo los ecosistemas, la biodiversidad y la continuidad de muchas especies, incluyendo la nuestra”.

La “agricultura digital” podría ser la respuesta a esa doble demanda de aumentar la productividad del campo pero sin arrasar con el medio ambiente.

Agrotecnología

Aunque las definiciones de “agricultura digital” pueden variar, el Centro de Estudios de la Cámara sintetiza que esta “considera el uso de los sistemas de posicionamiento geográfico o global, manejo de datos en una plataforma virtual o nube, y tecnología de inteligencia artificial, principalmente”.

El informe menciona las herramientas de tecnología digital más relevantes para el sector agrícola a partir de que “en todas las etapas de los sistemas agroalimentarios ya está en uso la tecnología digital (producción, transporte, comercio y consumo)”.

Destaca el caso de los sensores que permiten recabar información certera de aspectos como temperatura, humedad, conductividad, condiciones meteorológicas, potencial de hidrógeno (PH), topografía, textura de la tierra, profundidad, fertilidad, composición, capacidad de drenaje, estado de salud de sus terrenos, daños físicos en cultivos, la cobertura del suelo por residuos y plagas o enfermedades.

Por eso, son útiles para “mejorar la calidad de los cultivos, a través de la alerta temprana para reducir la propagación de hongos y enfermedades y así mejorar los resultados de las cosechas; monitorear el suelo agrícola, implementar agricultura de precisión, teledetección, aprovisionamiento de agua, regular la iluminación, humedad y temperatura; reducir y ahorrar en el uso de herbicidas”.

También están los Sistemas de Posicionamiento Global (GPS), que en la agricultura se usan para la planificación de cultivos, el levantamiento de mapas topográficos, muestreo de suelos, orientación de tractores, exploración de cultivos, aplicaciones de tasa variable y mapas de rendimiento, entre otros fines.

Las imágenes satelitales, por su parte, se usan en la agricultura para calcular el índice de vegetación, controlar los niveles de agua y luz que reciben las plantas, conocer la salud de las plantaciones, detectar daños por plagas o enfermedades, actualizar mapas, estimar rendimientos, analizar la erosión de la tierra, monitorear el estrés hídrico en cultivos, y anticipar eventos climáticos.

Otra herramienta es la teledetección, esto es: “El proceso de detectar y monitorizar las características fisicoquímicas de una superficie midiendo a distancia la radiación que refleja y/o emite dicha superficie”.

Inteligencia artificial en la agricultura digital

Con respecto a la Inteligencia Artificial (IA) y su uso en la agricultura, el informe se concentra en dos de sus ramas: la robótica y el big data. Sobre la primera, señala que consiste en la producción de “máquinas (robots) con la capacidad de realizar tareas automatizadas o simular el comportamiento humano o animal”.

La robótica agrícola, por lo tanto, genera dispositivos robotizados diseñados para automatizar actividades del sector, por ejemplo: tractores autónomos, plantas de tratamiento, recolectores de cosecha o robots analistas de propiedades del suelo; y los hay terrestres, aéreos y acuáticos.

Ya en estos momentos hay robots agrícolas (Vehículos Terrestres Autónomos –que no requieren conductores– también llamados UGV) que pueden ejecutar actividades de siembra, cosecha y fertilización de forma autónoma.

Por su parte, los drones (vehículos aéreos no tripulados) son útiles en el sector agrícola para capturar información, para la vigilancia y monitoreo de cultivos, y para la aplicación de insumos como plaguicidas.

Finalmente, el big data consiste en la recopilación y análisis de datos: “Permite el monitoreo de las diferentes etapas del desarrollo de los cultivos y permite atender de manera oportuna las actividades inherentes al proceso productivo como riegos, aplicación de nutrientes, poda, manejo sanitario y cosechas”.

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