El costo de la vergüenza nacional

Fátima ahora vive en un castillo. Sus papás le construyeron el más bonito de todos en el panteón del Sahuaro. Para que ahí, como en los cuentos que tanto le gustaban, duerma para siempre su princesa. El lunes 30 de abril, su mamá le llevó globos, dulces y juguetes para celebrar con ella el Día del Niño.

Hoy 49 madres sufren el luto de sus hijos. Más de 125 familias padecen los estragos de un accidente producto de la negligencia, la desidia y la falta de atención a los requerimientos para tener abierta y en funcionamiento una guardería que albergaba, nada más y nada menos, que la vida de nuestros hijos

Fátima ahora vive en un castillo. Sus papás le construyeron el más bonito de todos en el panteón del Sahuaro. Para que ahí, como en los cuentos que tanto le gustaban, duerma para siempre su princesa. El lunes 30 de abril, su mamá le llevó globos, dulces y juguetes para celebrar con ella el Día del Niño.

El 5 de junio de 2009, mientras el humo se apropiaba de cada rincón de la Guardería ABC, la vida de Fátima se esfumaba.

Era una niña brillante, inteligentísima. A decir de todos, superdotada.

A sus dos años y cuatro meses, parecía como de cinco. Estaba altísima. Incluso, aquel terrible viernes, cuando por fin sus padres la encontraron, les decían que no era su hija. Ellos buscaban a una niña de dos años, y la que estaba ahí era una como de cinco.

Fátima era la más simpática y bailadora de la familia. Un torbellino. Era muy amorosa. Cuando su mamá se enojaba, ella prefería responderle con un “te amo” para que mamá la abrazara fuerte.

Era la princesa de papá. Le quitaba su sombrero y se ponía a bailar. Fátima lo amaba profundamente.

Fátima jamás dejaba de hablar, de cantar, se creía una de “Las Divinas”. Sus personajes favoritos eran Dora la exploradora, Barny y, por supuesto, las princesas.

Estaba feliz porque su mamá iba a tener un hermanito. Nunca lo conoció.

Aquella mañana, como todas, Fátima no quería ir a la guardería. Era viernes. Con suerte, no la llevarían. Su papá descansaba un viernes sí y uno no, justo ése podía quedarse con él. Sin embargo, un día antes, las maestras les avisaron que vacunarían a los niños, por eso sus padres prefirieron llevarla a la estancia infantil.

Fueron juntos. Ella les dio la bendición y entró, por primera vez, solita. “Ahora sí, mi niña está creciendo”, pensó su mamá. Estaba feliz. La niña entró con emoción para ver la gran lona de colores, ésa que parecía carpa de circo y que tanta ilusión le causaba.

En menos de un mes se cumplirá el tercer aniversario del incendio. Nada ha pasado. Nadie ha pagado. Matar a niños de entre 5 meses y 5 años de edad sale gratis en México. Somos un país que ha aprendido a indignarse, sin duda estamos por graduarnos. Somos un país que no ha sabido exigir justicia. Tenemos un gobierno que, sin más, no resuelve, no castiga, y lo domina la impunidad.

Ni perdón, ni olvido

Han pasado casi tres años. La vida le ha cambiado en todos sentidos. Él es otro. Un incendio en una estancia infantil privada ubicada en Hermosillo, Sonora, que funcionaba bajo el modelo de subrogación por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) lo ha marcado de por vida.

Ha ingresado 15 veces a quirófano y le restan algunas operaciones más. El 45 por ciento de su cuerpo se quemó. El accidente lo ha dejado discapacitado en un 87 por ciento. Las terapias son interminables. Las miradas de los niños le recuerdan que es distinto de ellos. Él es Héctor, y tiene tan sólo 6 años.

La tragedia ha llevado a Héctor y a Adriana, su mamá, a pasar largas estancias en Sacramento, California, lugar donde se encuentra el hospital que atiende al menor en lo referente a sus quemaduras.

Mantener la cabeza en alto y siempre mirar hacia delante ha sido el designio que se ha impuesto como madre. “Haré todo lo que tenga que hacer para que se recupere, todo”. Y así ha sido. Su familia hasta este año se ha reencontrado. Ella volverá a trabajar. Héctor volverá a estar con su papá y sus dos hermanas, que han tenido que vivir algunos meses lejos de ellos para que él pueda recuperarse.

Héctor es uno de los 176 niños que asistían a la Guardería ABC, ubicada en un predio compartido con una bodega de archivos estatales. El incendio que se originó en esa bodega se propagó a la estancia infantil, donde dejó 49 niños muertos y 76 heridos.

Hoy 49 madres sufren el luto de sus hijos. Más de 125 familias padecen los estragos de un accidente producto de la negligencia, la desidia y la falta de atención a los requerimientos para tener abierta y en funcionamiento una guardería que albergaba, nada más y nada menos, que la vida de nuestros hijos.

El costo de la conciencia del gobierno

Con el ocaso del mandato del presidente Felipe Calderón Hinojosa, el abogado Gabriel Alvarado Serrano, quien representa a 27 de los niños fallecidos, a 14 infantes con quemaduras y a 99 por ciento de los pequeños que presentan lesiones en el sistema pulmonar, considera que se quiere dar carpetazo al caso de la Guardería ABC.

Reporte Indigo ha tenido acceso a información oficial que pone en evidencia las acciones del gobierno federal para diseñar una estrategia de cierre que cubra las necesidades de las familias afectadas.

Entre los objetivos de dicha estrategia está que se logre un proceso de cierre emocional con las familias, la sociedad y los funcionarios públicos involucrados en el caso. Que se brinde atención adecuada a las víctimas de la Guardería ABC, y también a sus familiares, dando respuesta a sus demandas adicionales. Asimismo, se busca definir la postura del gobierno federal en cuanto a los procesos penales y civiles aún abiertos para mejorar la percepción ciudadana sobre la actuación de las diversas instancias de gobierno.

Para remendar lo ocurrido el 5 de junio de 2009, y considerando que los menores fallecidos y lesionados acudían a la Guardería ABC en virtud de que sus madres eran trabajadoras aseguradas por el Instituto Mexicano del Seguro Social y recibían dicha prestación como un componente de la seguridad social, el Consejo Técnico del IMSS acordó otorgar diversos apoyos.

Por su parte, Felipe Calderón Hinojosa firmó un decreto presidencial en 2010. En él se especifica que “es pertinente que mediante un esquema presupuestario, con base en los principios de eficiencia, eficacia, economía, racionalidad y transparencia, se dote a los menores lesionados, a sus madres, a las madres de los menores fallecidos, así como a las maestras y otros adultos lesionados (…) de los recursos que les procuren mejores condiciones de vida ante este lamentable suceso”.

Con ello, el gobierno federal intenta empezar a pagar su deuda con las víctimas.

El costo de limpiar la conciencia del gobierno mexicano y sus instituciones asciende a poco más de 455 millones de pesos. Ése es el monto global erogado –y hasta ahora previsto– para las 49 víctimas mortales y los 76 lesionados, para “reparar el daño”.

Se trata de una cantidad notablemente inferior a los 5 mil 292 millones de pesos que recibirán los partidos políticos que participan en las elecciones de 2012. Los recursos previstos para los niños –que se entregarán de manera vitalicia– son casi 12 veces más bajos que los otorgados a los partidos para este año electoral.

La cantidad destinada a las víctimas del caso ABC también es superada por el costo de la Estela de Luz, cuyo presupuesto original era de 400 millones de pesos, pero terminó costando más de mil millones, casi tres veces más que el total de los recursos disponibles para las familias afectadas.

La tragedia de Fátima

Fátima seguirá viva en la medida en que se castigue a los culpables. Ella sigue haciéndose presente, y eso llena de consuelo a su mamá y su papá.

Fátima nunca conoció a su hermano Raúl, pero sin duda lo cuida y juega con él. Dicen sus padres que Fátima siempre se hace presente. Sigue prendiendo y apagando las luces de casa, mueve los juguetes de sitio, se los esconde.

Julia y Raúl, sus papás, sienten su presencia. Por eso a veces los invade la nostalgia, porque la sienten, pero no pueden abrazarla. Saben que allí está. Saben que está en un lugar muy especial. No tienen ninguna duda. Cada día se convencen más.

Ellos saben que es ella. La reconocen. Saben que cuida a Raúl. Y sus padres no descansarán hasta que le puedan garantizar a Fátima que puede estar tranquila sabiendo que lo que a ella le sucedió no le pasará jamás a su hermano ni a ningún otro niño.

Responsables e intocables

A lo largo de 35 meses, los padres de los 49 niños fallecidos, así como los de los más de 76 heridos o afectados por el siniestro, han tenido acercamientos con distintas instancias gubernamentales a nivel local, estatal y federal.

En casi tres años, nunca han sido recibidos por el panista Guillermo Padrés, gobernador de Sonora, quien resultó electo en julio de 2009, un mes después de la tragedia.

Una vez en el poder, el gobernador no destituyó al procurador general de Justicia del Estado, Abel Murrieta Gutiérrez, a pesar de que fue una de sus promesas de campaña.

No fue sino hasta el 26 de abril de 2012 cuando Murrieta Gutiérrez fue sustituido por Carlos Navarro Sugich.

La excusa que dio el gobernador a las familias de las víctimas fue que no pudo remover al funcionario de inmediato porque no tenía un candidato para ocupar el puesto. Abel Murrieta Gutiérrez era el mejor en el estado de Sonora para encabezar la Procuraduría. La misma que no ha sido capaz de castigar a los culpables.

Los padres reclaman justicia. Muchos de los afectados siguen luchando para que se aclaren los hechos y se castigue a los verdaderos responsables.

Diferentes instancias de gobierno han intentado imputar la responsabilidad a los tutores, pero ellos no lo han permitido.

Actualmente, los familiares de las víctimas desconocen el estatus del caso en materia penal y procesal. Son ellos mismos quienes tienen que indagar cómo va el proceso porque nadie los mantiene informados.

Reporte Indigo presenta la lista de las personas sujetas a proceso penal por su responsabilidad en los delitos de homicidio y lesiones derivados del incendio de la Guardería ABC el 5 de junio de 2009. Es posible que sean intocables. Hasta ahora, muchos lo han sido.

Actualmente existen siete procesos penales en el Juzgado Primero de Distrito en Sonora y uno más en el Juzgado Octavo de Primera Instancia de lo Penal. Éstos son los números de los expedientes: 126/2009; 133/2009; 134/2009; 182/2009; 12/2011; 188/2011; 52/2012 y 226/2009.

Todas las personas señaladas están bajo proceso por el delito de homicidio culposo de 49 bebés y como responsables de las lesiones sufridas por más de 40 niños. Se les acusa de omisión en los deberes de cuidado y observancia de las normas en materia de seguridad y de protección civil.

La respuesta de los candidatos

Reporte Indigo ha buscado a los cuatro candidatos presidenciales para conocer su postura frente al caso de la Guardería ABC y las acciones que emprenderían en caso de ganar.
Solo la candidata panista quiso abordar el tema:

“Quizá no exista sufrimiento peor a la pérdida de un hijo. (…) Y cuando su partida es provocada por errores humanos evitables, como fue el caso de la tragedia de la Guardería ABC de Hermosillo, ese dolor se convierte en un reclamo para el que jamás puede haber una respuesta satisfactoria. Por ello es tan importante la búsqueda de justicia para aproximarnos a la reparación para las familias, por un daño tan profundo como ése.

“Como presidenta, voy a revisar y adecuar las medidas de seguridad aplicables en los hospitales, guarderías, estancias infantiles, escuelas, instalaciones deportivas y espacios públicos donde se encuentren nuestros niños, porque no puede repetirse semejante tragedia”.

En Reporte Indigo nos preguntamos: ¿qué puede ser más oficial que la muerte de 49 niños?

¿Qué puede ser más oficial que los 76 menores que resultaron quemados? ¿Qué puede ser más palpable que los niños y sus familias sin recibir justicia?

Los padres de las víctimas afirman que ni Josefina Vázquez Mota, ni Enrique Peña Nieto, ni Andrés Manuel López Obrador, ni Gabriel Quadri los han considerado en sus propuestas de campaña.

Los candidatos a la Presidencia ni siquiera han considerado hablar con los padres de las víctimas, pero entre sus filas y equipos de trabajo aparecen nombres como Ernesto Vargas Gaytán, por parte del PRI, y Juan Molinar Horcasitas en el PAN.

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