La mujer que puso a temblar al PRI

Para avanzar una calle puede tardar más de una hora. En cuanto la ven, la gente se arremolina a su alrededor para saludarla, pedirle favores, invitarla a algún evento o darle bendiciones.

Ella no sabe decir que no y escucha a todos los que quieren hablarle. No es como otros políticos que van a la calle y buscan a la gente para saludarla; a ella la gente se le acerca naturalmente.

“(Delfina) puede ser una ciudadana, una simple maestrita como ellos decían con esa denostación; una persona que no tiene linaje, pero que sale de entre los ciudadanos”
“Sí seguiré colaborando con Morena, porque ese es un trabajo que se hace de manera permanente, pero a través del ejemplo y del servicio y a lo mejor sin la necesidad de algún puesto”

Para avanzar una calle puede tardar más de una hora. En cuanto la ven, la gente se arremolina a su alrededor para saludarla, pedirle favores, invitarla a algún evento o darle bendiciones.

Ella no sabe decir que no y escucha a todos los que quieren hablarle. No es como otros políticos que van a la calle y buscan a la gente para saludarla; a ella la gente se le acerca naturalmente.

A pesar de que ya no es candidata a la gubernatura del Estado de México, no se cansa de repartir abrazos y saludos. En Texcoco, mucha gente la conoce y ella los ubica bien: “Es la hija de Ofelia”. “Este muchacho fue mi alumno”. “Ella hace un pan riquísimo”.

Es Delfina Gómez Álvarez, la mujer que puso a temblar al mítico PRI del Estado de México, de donde han salido algunos de los más icónicos líderes del tricolor y de donde es oriundo el presidente Enrique Peña Nieto.

Esta maestra de escuela primaria, que entró a la política hace menos de una década, es quien provocó que los priistas del abolengo mexiquense sudaran para conseguir el triunfo en la elección del 4 de junio, aunque fuera con una mínima diferencia, la más pequeña en toda la historia de ese partido.

Ahora, ya que han pasado varias semanas de la elección y en medio del litigio por los resultados y la forma en que se llevó a cabo todo el proceso, Delfina ha tenido tiempo de reflexionar sobre lo que significa haber cimbrado a una estructura política tan añeja y enquistada como lo es el PRI mexiquense.

Un solo gesto habla de su sencillez. Guarda todas las cartas y mensajes que la gente le dio en los días de campaña.

“Es que yo siento tan bonito de ver cómo la gente tiene confianza de escribirte algo. Y no solo te piden ayuda, también mandan bendiciones o hay gente que hasta propuso cosas para el gobierno, como de salud o medio ambiente. Y esas personas se tomaron un rato de su tiempo y yo quiero agradecerles”, comentó.

Y ahora, en las tardes se dedica a llamarles para agradecerles la atención de sus notas.

“Se emocionan mucho cuando me oyen en el teléfono; pero es lo menos que puedo hacer”.

> ¿Qué se siente ser la mujer que puso a temblar al PRI del Estado de México?

Se siente mucho orgullo, porque permite demostrar que no todo está ya decretado ni todo no tiene esperanza o ninguna posibilidad de cambio. Hasta cierto momento la gente llegaba a decir ‘maestra, ¿cómo cree poderle ganar a ese aparato, a ese dinosaurio? Va a ser muy difícil. Tienen todo el dinero, todo el poder, mucho a favor contra lo poco que usted tiene’. Y qué te crees, que cuando empezamos a trabajar (…) y a ver que a pesar del dinero que puedan tener, a pesar de toda la guerra sucia que se hizo de comprar conciencias y libertades y dignidad, la gente se mantuvo.

Entonces, la gente ahorita sabe, y yo también, me queda muy claro, que si queremos sí podemos cambiar, claro que podemos echar abajo muchos paradigmas que se tenían de que solo con dinero o con poder (…) Y esto apenas empieza. Mucha gente puede decir que ya nos ganaron, ya nos robaron. No, seguimos luchando porque se reconozca el triunfo, porque yo, al igual que muchos ciudadanos, sabemos que ganamos (…).

> ¿Cómo es que alguien que es la antítesis del abolengo del PRI mexiquense, pudo estar tan cerca de ganarles?

Yo creo que es el resultado del hartazgo de la gente, es el resultado del abuso que ellos han hecho a la población. Es ese poder que piensan que tienen; ellos están en un tipo de política en donde teniendo dinero, teniendo datos estadísticos (…) han perdido esa calidad moral y esa calidad humana y ven al ciudadano como un voto; y es un voto que sale muy barato porque te dan una dádiva y te olvidan 6 años ó 3 años. Y ahorita los ciudadanos quieren ser escuchados, ser vistos.

¿Y qué pasa con Delfina? Claro que tiene muchas deficiencias, para ellos. Pero Delfina no es de glamour, Delfina no es de poses (…) Y yo creo que eso es lo que ve la gente, un prototipo ciudadano.

Sé que estoy abriendo brecha, sé que los jóvenes que ahorita pudieron observarme, las mujeres, se dan cuenta de que ellas pueden ser también, de que no es necesario tener así como… ¿qué, se creen dioses? ¿se creen extraterrestres? ¿que son los únicos que pueden venir a gobernar, a orientar a un pueblo? Están muy equivocados. (Delfina) puede ser una ciudadana, una simple maestrita como ellos decían con esa denostación; una persona que no tiene linaje, pero que sale de entre los ciudadanos.

 > A la distancia, ¿habría cambiado algo de lo que hizo en la campaña?

No, yo me siento muy satisfecha con lo que hice, hice mi mayor esfuerzo. No, no cambiaría nada. Yo creo que quien tiene que cambiar son las instituciones

> Esa poca credibilidad en las instituciones, ¿a dónde nos puede llevar?

Yo digo que es una gran oportunidad para las instituciones porque ahorita es Delfina, ahorita yo me he encontrado gente que me dice: ‘no podemos permitir que nos roben’, ‘no podemos permitir esta burla’. Y en esa mesura, porque uno tiene la obligación moral de tener esa mesura para no dar algunas acciones que después puedan caer en violencia o en otro tipo de cosas, pues trata uno de decir: hay que aguantar, hagámoslo de manera legal, hagámoslo como debe ser.

Pero si esto sigue (…) yo sí veo que la gente ya está dispuesta a hacer un movimiento social, a volverse quizá más radical.

> ¿Teme que la acusación de supuesto desvío de recursos escale a nivel judicial?

No tengo nada que aclarar, no hubo ningún mal manejo. Si yo hubiera querido hacer una situación sucia o mal orientada, obviamente no habría documentos del proceso. Tan fue de manera legal que se hizo con ese proceso.

> ¿Qué sigue, si el Tribunal Electoral no le da la razón?

Ya estaríamos viendo cuál es la situación, pero yo también me iría a instancias internacionales. Yo sí quiero agotar ese punto porque muchos observadores internacionales se dieron cuenta que hubo compra de votos, que hubo acarreos.

> ¿Cómo ve el 2018?

Lo veo con un gran triunfo de Morena porque la gente anhela ese cambio, esa transformación. Y yo creo que Morena ahorita es la opción más clara que se tiene.

 > ¿Para Delfina qué sigue?

¿Algún otro cargo público?

No, por el momento a lo que me he abocado es a este proceso electoral, esperar la decisión de los tribunales, dar respuesta hasta donde sea posible a lo que los ciudadanos me solicitaron, porque tengo ese compromiso con los ciudadanos (…) Sí seguiré colaborando con Morena, porque ese es un trabajo que se hace de manera permanente, pero a través del ejemplo y del servicio y a lo mejor sin la necesidad de algún puesto.

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