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Cirugías para asignar órganos a menores intersexuales son dañinas: HRW

A partir de una teoría médica que se popularizó en la década de 1960, los médicos practican cirugías a niños y niñas intersexuales—a menudo durante la más temprana infancia—con el propósito explícito de que les sea más fácil crecer como personas “normales”. Los resultados suelen ser catastróficos, los supuestos beneficios en general no están demostrados y casi nunca hay consideraciones de salud urgentes que justifiquen una intervención inmediata e irreversible, dio a conocer el Human Rights Watch.

“Estamos escuchando a pacientes adultos que nos dicen que sienten que fueron maltratados y mutilados, y eso es algo muy contundente"
Médico de Human Rights Watch

A partir de una teoría médica que se popularizó en la década de 1960, los médicos practican cirugías a niños y niñas intersexuales—a menudo durante la más temprana infancia—con el propósito explícito de que les sea más fácil crecer como personas “normales”. Los resultados suelen ser catastróficos, los supuestos beneficios en general no están demostrados y casi nunca hay consideraciones de salud urgentes que justifiquen una intervención inmediata e irreversible, dio a conocer el Human Rights Watch.

A pesar de décadas de controversia con respecto a estos procedimientos, hay médicos que operan las gónadas, los órganos sexuales internos y los genitales de los niños y las niñas mientras estos son demasiado jóvenes para participar en la decisión, aún cuando estas cirugías podrían ser postergadas de manera segura.

Sin embargo, estas operaciones son innecesarias practicadas en personas anteriormente llamadas “hermafroditas” (un término que hoy se considera peyorativo y anticuado), ya que su condición se interpreta ampliamente de manera equivocada.

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“La devastación provocada por cirugías practicadas a niños y niñas pequeños intersexuales que no son necesarias en términos médicos es tanto física como psíquica”, aseveró Kimberly Zieselman, una mujer intersexual y directora ejecutiva de interACT.

A pesar de que durante décadas hubo activistas pacientes que informaban a la comunidad médica sobre los peligros de estos procedimientos, muchos médicos siguen proponiendo estas cirugías a los padres como alternativas válidas.

Nada menos que el 1.7 % de los bebés son distintos de lo que normalmente se denomina niño o niña. Los cromosomas, las gónadas o los órganos sexuales internos o externos de estos niños y niñas difieren de las expectativas sociales.

Algunos rasgos intersexuales —como los genitales externos atípicos— son evidentes al momento del nacimiento. Otros, como las gónadas o los cromosomas que no coinciden con las expectativas del sexo asignado, podrían manifestarse más adelante en la vida, en algunos casos en la época de la pubertad. Un niño puede ser criado como uno u otro sexo sin necesidad de cirugía.

Por otra parte, las cirugías genitales o gonadales a niños y niñas intersexuales que son demasiado jóvenes para declarar su identidad de género conllevan el riesgo de asignar en forma quirúrgica el sexo equivocado.  

La mayoría de los profesionales médicos ahora reconocen que los padres podrían preferir mantener intacto el cuerpo de sus hijos. Un médico que integra uno de estos equipos dijo a Human Rights Watch: “Estamos escuchando a pacientes adultos que nos dicen que sienten que fueron maltratados y mutilados, y eso es algo muy contundente”.  

Kyle Knight, investigador de Human Rights Watch y autor del informe dijo que “la presión por encajar y vivir una vida ‘normal’ es real, pero no hay pruebas de que la cirugía cumpla la promesa de hacer que todo esto sea más sencillo”, y sí hay abundantes evidencias de que podría causar un perjuicio irreversible, de por vida.

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