Centralización del acoso en sector Salud en la pandemia

Desde que comenzó la crisis sanitaria la Secretaría de Salud ha registrado 14 denuncias por casos de acoso en alguna de sus distintas dependencias, una problemática cuya gravedad las autoridades desconocen, pues además de los elevados niveles de impunidad entre las víctimas, son muy pocas las que se atreven a alzar la voz
Julio Ramírez Julio Ramírez Publicado el
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En tiempos de pandemia por COVID-19, el acoso y hostigamiento sexual se han centralizado en áreas clave para la atención de la emergencia sanitaria en la Secretaría de Salud (Ssa).

De tal manera, sitios como el Instituto Nacional de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (INDRE), que en el arranque de la crisis requería comprobar todas las muestras de casos positivos de COVID, y el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), han presentado en estos últimos dos años casos de acoso y hostigamiento sexual.

Para Fernanda Salazar, vicepresidenta en Impacto Social Metropolitan Group, estas condiciones laborales en definitiva inciden en el resultado del trabajo en el combate a la pandemia que se libra en este momento histórico para la vida pública de México.

Lo más grave del hostigamiento laboral es que a diferencia del acoso sexual, éste siempre se presenta en un contexto de jerarquías y sobre todo contra víctimas mujeres

“Como cualquier acción de violencia tiene impactos psicológicos, genera estrés en las personas. Imagínate levantarte todos los días sabiendo que vas a ir a ver a tu agresor y a ver ahora qué va a decir, qué va a hacer, a ver ahora cómo te vas a cuidar, cómo te vas a defender, estar haciendo estrategias cotidianas para salir lo mejor librada o librado posible de estas circunstancias. Realmente es una situación de un gran estrés y de un gran impacto emocional”, explica la experta en asuntos de derechos humanos.

Los registros oficiales otorgados por la SSA a través de una solicitud de información pública refieren que en 2020 —cuando inició la pandemia en México— se presentaron siete denuncias, de las cuales cinco están centradas en el Instituto Nacional de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (INDRE), una en el Consejo de Salubridad General y otra en Súper Kompras Micro Atlacomulco, dependiente de la Ssa.

En seis casos la denuncia interpuesta refiere que hubo acoso sexual entre empleados de la Secretaría de Salud.

En este año también se han reportado otros siete casos de acoso y hostigamiento sexual, dos en la Comisión Nacional de Salud, uno en el INDRE y uno en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), instituciones en donde se realizan trabajos para la mitigación de la pandemia.

Los otros tres casos se reportaron en el Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez, en la Comisión Nacional contra las Adicciones y en el Hospital General de Ciudad Hidalgo, Michoacán.

Samantha Páez, directora de Análisis de la violencia de género mediática y digital del Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia de Puebla, afirma que las autoridades tienen la obligación de responder ante los casos de violencia sexual que hay en las instituciones y se deben tomar muy en serio, ya que algunos casos han sido preludio de asesinatos de mujeres.

“No debemos de olvidar el caso de la doctora Mariana que fue asesinada, que fue víctima de feminicidio en Chiapas. Ella fue víctima de acoso y abuso sexual dentro de las instituciones de salud por parte de un compañero, de un superior jerárquico, entonces si no se frenan ese tipo de actitudes, desde luego que pueden llevar a una violencia mucho más grave, como en este caso un feminicidio, entonces se tienen que tomar con mucha seriedad”, explica la especialista.

En 2020, tres mujeres trabajadoras del IMSS —dos de ellas enfermeras— fueron estranguladas en Torreón, Coahuila. La especulación es que fue un robo, pero por el tipo de lesiones debería de investigarse como feminicidio, considera Samantha Páez.

Otro caso grave es el de Zyanya Estefanía Figueroa, en Puebla, quien fue asesinada en su casa y la autoridad lo manejó en un principio como suicidio. La familia reclama que padecía agresiones por parte de su pareja sentimental.

“Figueroa Becerril, también fue víctima de feminicidio, cuya familia especula que fue la pareja, quien estaba vinculada con el sector salud. Todo esto tiene que tomarse con mucha seriedad porque desde luego que puede llevar a la violencia feminicida”, aclara Samantha Páez.

En tanto, Rita Muciño, consultora en materia de género y derechos humanos en Gender Issues, considera que hay una correlación entre la concentración de las denuncias de acoso sexual con la naturaleza del trabajo de las instituciones.

“Lamentablemente el tema del acoso laboral, el acoso sexual y me permitiría añadir el hostigamiento sexual, son fenómenos que se dan a nivel institucional de manera frecuente en nuestro país tanto en el ámbito público como en el ámbito privado”
Rita MuciñoConsultora en materia de género y derechos humanos en Gender Issues

Cuestiona que las autoridades no procuren una vigilancia estrecha que prevenga esta clase de fenómenos.

“En este caso, esta cuestión específica, que al interior del centro laboral, al interior de esas instituciones exista un clima sexista, un clima de violencias y de violencias laborales e incluso sexuales, por supuesto, que incide en la cuestión de la atención que se pueda llegar a brindar”, expone.

La especialista explica que lo más grave del hostigamiento laboral es que a diferencia del acoso sexual, éste siempre se presenta en un contexto de jerarquías y sobre todo contra víctimas mujeres en su gran mayoría.

“Los Estados deben de procurar que los espacios en donde se brinden los servicios de salud, que sean espacios no sólo adecuados físicamente, sino que también existan estos ambientes laborales respetuosos de los derechos humanos de las personas que están impartiendo estos servicios y más en una coyuntura como en la que nos encontramos de pandemia en donde sabemos perfectamente que el acceso a los servicios de salud hoy más que nunca es un derecho fundamental”, expone.

“Básicamente nuestra vida depende de que podamos llegar a estos espacios y nos atiendan conforme debe de ser, pero lamentablemente sí incide en la calidad, en la atención que se nos brinde, el que existan no sólo los recursos materiales, los recursos económicos, sino también que estos recursos humanos, y que al personal se le respeten estos derechos humanos”, añade Rita Muciño.

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