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Caro Quintero: el capo que no se ha ido

En tanto que para el Gobierno estatal de Chihuahua existe la posibilidad de que Rafael Caro Quintero intente reposicionarse en esa entidad, para el Gobierno federal –de acuerdo a fuentes del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN)- el ícono del narcotráfico en México nunca ha dejado de tener presencia en esa parte del país.

15,000
toneladas de mariguana al mes se producían en el rancho ‘El Búfalo’ en 1984
En el CISEN se estima que la presencia de Caro Quintero en Chihuahua es para conservar las posiciones que desde hace décadas ha mantenido bajo su control
“(Lo que se asoma en Chihuahua) es una lucha frontal que ha comenzado a realizar Rafael Caro Quintero, a través de la células del Cártel de Sinaloa, para detener la pretensión de control que hace Isidro Meza Flores (quien con el apoyo del cártel de los Beltrán Leyva busca hacerse del territorio del Cártel de Sinaloa)”
CISEN
En las esferas de inteligencia del Gobierno de la República, a Rafael Caro Quintero se le atribuye el control de gran parte del Cártel de Sinaloa

En tanto que para el Gobierno estatal de Chihuahua existe la posibilidad de que Rafael Caro Quintero intente reposicionarse en esa entidad, para el Gobierno federal –de acuerdo a fuentes del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN)- el ícono del narcotráfico en México nunca ha dejado de tener presencia en esa parte del país.

Rafael Caro nunca se ha ido de Chihuahua. El antecedente más importante de su presencia en ese estado se remonta al episodio del sembradío de mariguana más grande en la historia de México, cuando en 1984 el ejército encontró que en el rancho “El Búfalo” había 10 mil jornaleros trabajando para el capo en la siembra de la hierba, con una producción mensual estimada en 15 mil toneladas.

Desde entonces, pese a la reclusión de más de 28 años de Rafael Caro, acusado de haber secuestrado y asesinado al agente de la DEA Enrique Camarena Salazar, el Gobierno federal nunca desestimó la posibilidad de que el capo siguiera operando sus células del narcotráfico desde el interior de las prisiones federales de Almoloya, Matamoros y Puente Grande, y finalmente desde el penal estatal de Jalisco.

Para el CISEN, la operatividad en las labores del narcotráfico de Rafael Caro Quintero, no hubieran sido posibles sin el apoyo de un socio en el exterior; esa función la habría hecho el propio Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien se convirtió en el principal de sus aliados, al mantener una comunicación constante a través del servicio postal.

Por esa razón, para el Gobierno federal, Rafael Caro Quintero, desde que alcanzó su libertad en agosto del 2013, tras lograr el amparo de un tribunal colegiado de distrito que le reconoció fallas graves en el debido proceso penal, sigue activo en las labores del narcotráfico.

En las esferas de inteligencia del Gobierno de la República, a Rafael Caro Quintero se le atribuye el control de gran parte del Cártel de Sinaloa, que quedó acéfalo tras la recaptura de Joaquín Guzmán Loera en enero del 2016.

En base a esa tesis, en el CISEN se estima que la presencia de Caro Quintero en Chihuahua no sería con la intención de buscar un posicionamiento en el control de las rutas del narcotráfico, sino para conservar las posiciones que desde hace décadas ha mantenido bajo su control.

El fiscal de Chihuahua, Jorge González, declaró recientemente a la prensa sobre su hipótesis “de una invasión” a esa entidad por parte del grupo de Rafael Caro Quintero, pero desde el CISEN se estima que las células bajo las órdenes del narcotraficante “más bien estarían pretendiendo seguir con el control en la zona”.

A decir de la fuente del CISEN, lo que se asoma en Chihuahua “es una lucha frontal que ha comenzado a realizar Rafael Caro Quintero, a través de la células del Cártel de Sinaloa, para detener la pretensión de control que hace Isidro Meza Flores”, quien con el apoyo del cártel de los Beltrán Leyva busca hacerse del territorio del Cártel de Sinaloa.

Chihuahua se prende

En Chihuahua, las estadísticas nacionales revelan una tendencia a la alza en cuanto al número de homicidios que se han registrado en los primeros cinco meses del año.

De acuerdo al diagnóstico de “Incidencia Delictiva del Fuero Común 2016” del Sistema Nacional de Seguridad, en lo que va del año los homicidios en Chihuahua ya se contabilizan en 533. El mes más violento fue mayo, cuando se registraron 125 asesinatos. En abril fueron 114 homicidios, en marzo 111, en febrero 85 y en enero 98.

Datos extraoficiales de la Fiscalía General del Gobierno de Chihuahua revelan que la constante en todos los homicidios registrados de este 2016 es la participación del crimen organizado en por lo menos el 98 por ciento de las ejecuciones, que registraron algún signo característico, como el uso de armas de grueso calibre, presencia de narco mensajes o decapitaciones y desmembramientos.

Otro índice que evidencia la ola de violencia en la que se sume esta entidad, de acuerdo a los datos oficiales, es el número de lesionados con armas de fuego y punzo cortantes, donde se establece que en lo que va del año ya suman mil 429 personas a las que se les intentó privar de la vida.

Declaratoria de guerra

Cabe recordar que Isidro Meza Flores apodado también “El Chapo” o el “Chapito”, tras la recaptura de Joaquín Guzmán Loera emprendió una guerra a muerte contra el Cártel de Sinaloa, a fin de hacerse de los dominios que por décadas mantuvo en el estado de Sinaloa el también llamado Cártel del Pacífico.

Meza Flores, que ya dirigía los cárteles locales conocidos como Los Mazatlecos y La Oficina se separó del grupo de “El Chapo” después de la captura de Alfredo Beltrán Leyva, cuya detención fue atribuida como una traición del mismo Guzmán.

El acto de confrontación más evidente, entre el Cártel de Sinaloa y los grupos manejados por Isidro Meza Flores, fue la incursión que el pasado 15 de junio hizo un comando armado a la comunidad de La Tuna, tierra natal de Joaquín Guzmán Loera, en donde medio centenar de hombres catearon la casa de la madre de “El Chapo”. Al frente de ese comando habría estado Isidro Meza Flores.

La incursión de los hombres de Meza Flores a la comunidad de La Tuna también se extendió a la ranchería de La Noria, del mismo municipio de Badiraguato, Sinaloa, cuna de Rafael Caro Quintero, donde algunos de los familiares, principalmente primos y sobrinos, del capo fueron amenazados y sus domicilios también fueron cateados.

Datos bajo reserva

Aunque Rafael Caro Quintero se encuentra en el centro del debate nacional, por su posible retorno a la actividad del narcotráfico, en base a la hipótesis del Fiscal General de Chihuahua, y el CISEN lo ubica como activo dentro de la delincuencia organizada, nada se sabe de manera oficial sobre su perfil psicológico y criminal que le fue practicado durante su estancia en las cárceles federales.

Los estudios psicológicos que revelan la forma en la que piensa y razona este hombre fueron clasificados en el 2008 como “confidenciales”, y se decretó una reserva para acceder a ellos de manera pública hasta el año 2022.

Lo que se sabe de Rafael Caro Quintero son las versiones de algunos ex reos que pudieron convivir con él durante su reclusión, en donde se resalta su aguda agilidad para el análisis, traducción inmediata de la comunicación no verbal de sus interlocutores, intolerancia al contacto social, adaptación rápida al entorno, tolerancia a la frustración y lento para el enojo.

Durante su estancia en Puente Grande, el mismo Rafael Caro Quintero se llegó como un hombre “que perdona, pero no olvida”, que “aborrece el daño a las personas” y que “odia a los secuestradores”, en donde denotaba su gusto para hablar de sí mismo siempre en tercera persona.

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