Bicicleta Blanca de Guadalajara quiere alcanzar una ciudad donde las muertes de ciclistas dejen de formar parte del escenario cotidiano

Bicicleta Blanca, por una ciudad sin muertes de ciclistas

En Guadalajara una organización se ocupa de honrar la memoria de los ciclistas que pierden la vida en la ciudad, colocando una ofrenda mortuoria muy peculiar: una bici pintada completamente de blanco

La organización Bicicleta Blanca de Guadalajara está sostenida sobre dos objetivos primordiales: primero, visibilizar todas las muertes de los ciclistas que ocurren en esta Área Metropolitana; y segundo, dejar de existir lo antes posible, esto es, disolverse tan pronto como se pueda para enterrar al colectivo en algún jardín del pasado.

¿Por qué una organización de activistas tendría como uno de sus fines más anhelados la disolución de eso que son? Pues justamente porque lo que se quiere es alcanzar una ciudad donde las muertes de ciclistas dejen de formar parte del escenario cotidiano que ofrecen sus calles; una urbe donde la posibilidad de morir en bicicleta se vuelva tan remota que termine despertando una auténtica indignación cada vez que, por la mala fortuna, se haga realidad.

Ollin Monroy, uno de los integrantes del colectivo, explica cuáles son los orígenes de Bicicleta Blanca, y cuáles son las actividades que realizan para concretar sus metas, incluyendo una que es particularmente potente en el plano simbólico: la colocación de una bici blanca en el sitio exacto donde ha acaecido la muerte de un ciclista.

“Bici Blanca, la acción como tal de colgar una bicicleta pintada de blanco en un lugar donde un ciclista muere, no es una idea original de nosotros; se hace en muchos países del mundo, principalmente en Europa, Estados Unidos y Canadá. Esto empieza en 2009 en Guadalajara, un poco la diferencia que nosotros hemos intentado llevar con el tema es que colgamos el memorial.

“Pero además de eso llevamos una base de datos desde 2009, desde la primera bici blanca que pusimos, en la que intentamos de cierto modo subsanar esta invisibilización que la autoridad hace al no tener pues datos reales; hay una problemática importante, (…) por ejemplo, como en 2013 me acuerdo más o menos había un subregistro en los datos oficiales como del 80 por ciento”.

Para elaborar este registro independiente sobre los fallecimientos de ciclistas en la metrópoli, comenta Ollin, el colectivo obtiene información de las noticias que les envían las personas

“Por suerte como que ya nos ubican y la gente en cuanto ve algo nos lo manda, o incluso ellos mismos nos dan un ‘pitazo’ de un accidente que sucedió, aunque no haya salido en medios y nosotros vamos y lo verificamos”.

Además de estas acciones, agrega el activista, intentan hacer trabajo de incidencia para mejorar la situación legal y para pedir que se construya más infraestructura segura.

En una ciudad donde el rey de la calle sigue siendo el automovilista, los fallecimientos de los ciclistas parecían guardar poca relevancia, como si se les considerara polizones en el uso del espacio público y su infraestructura.  Este colectivo se cansó de eso: la muerte de un ciclista no sería más apenas un mal rato que, cuando llega a haber suerte, obtiene alguna pequeña mención perdida en la sección de nota roja de algún diario cualquiera. La bici blanca significa eso.

“Sí, es una visibilización del problema, obviamente también es una especie de honrar la memoria de la persona; como que también a nosotros como ciclistas nos caía muy pesado ver que nos atropellaran como cucarachas, y que de verdad se olvidaba; no queremos que se olvide. Y también para mantenerlo en la conciencia de la gente, en quienes generan el riesgo que desgraciadamente en la ciudad son principalmente camiones del transporte público, camiones de carga, y queremos que no se les olvide que  tienen la vida de mucha gente en sus manos”.

Ofrendas mortuorias de Bicicleta Blanca para el consuelo

Los efectos que pueden suscitar estas ofrendas mortuorias con dos llantas, y los sentimientos que llegan a despertar entre los asistentes en el momento en que son instaladas, fueron destacados por el entrevistado.

“Es muy impresionante, porque hay casos en los que conocemos a las familias y, bueno, pues es una situación muy emotiva, muy dura pero que sentimos que devuelve cierta dignidad a las víctimas. Que puedan estar presentes, que puedan despedirse, que puedan dejar una marca, que pueda haber un punto de demanda de aquí sucedió una injusticia y queremos que se resuelva”
Ollin MonroyIntegrantes de Bicicleta Blanca

“Honrar el recuerdo de la persona y un poco conectarlo con esta tradición mexicana de poner una crucecita con la fecha de la muerte y el nombre de una persona cuando fallece en la calle”.

-Luego de desarrollar durante tantos años este activismo por la seguridad de los ciclistas ¿perciben algún tipo de cambio en la sociedad tapatía en este ámbito?

“Nosotros hacemos un activismo que es muy concretamente medible, y siempre obviamente nos quejamos porque no ha llegado ese mágico objetivo al que aspiramos que es que pase un año sin que se muera un solo ciclista; está chistoso porque para nosotros el mayor objetivo es que el colectivo desaparezca: cuando pasemos un año sin ciclistas muertos nos vamos a disolver. No ha sucedido y, sin embargo, los números tienen una tendencia general a la baja, ya tenemos 13 años llevando este registro y sigue bajando a pesar de que según los últimos estimados el número de ciclistas en Guadalajara se ha cuadruplicado en los últimos cinco años. Aun así sigue habiendo menos muertos que los que había en uno de los peores años, por ejemplo, que fue 2012 que murieron como 35 personas“.

Para poner esta cifra en perspectiva, durante este año 2022 se han registrado 16 fallecimientos de ciclistas y más o menos 35 por ciento mueren por una unidad del transporte público

“Ha ido para abajo este número lo cual es impresionante, y nosotros se lo atribuimos siempre a la construcción de infraestructura. También es un tema de ‘seguridad en números’, que es otro fenómeno bastante estudiado, en el que mientras más ciclistas va viendo la gente en la calle, los automovilistas empiezan a meterlo en su imaginario, y entonces ya los esperan, de cierto modo ya los ven. (…) Es una lucha en el discurso que va a tomar todavía varias décadas pero sí siento que va entrando; sí siento que no podemos dejar de presionar”, finaliza Ollin.

Te puede interesar