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Babatz sabía desde 2008

Desde hace cuatro años el presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), Guillermo Babatz, sabía de las cuentas en dólares que HSBC México tenía en Islas Caimán.

Fue el 26 de noviembre de 2008 cuando se llevó a cabo una reunión secreta entre el staff del organismo regulador y los altos mandos de HSBC.

El tema: la exportación de dólares en efectivo hacia Estados Unidos y los problemas de control de cuentas.

Desde hace cuatro años el presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), Guillermo Babatz, sabía de las cuentas en dólares que HSBC México tenía en Islas Caimán.

Fue el 26 de noviembre de 2008 cuando se llevó a cabo una reunión secreta entre el staff del organismo regulador y los altos mandos de HSBC.

El tema: la exportación de dólares en efectivo hacia Estados Unidos y los problemas de control de cuentas.

Michael Geoghegan, director general del Grupo HSBC, viajó a México junto con Emilson Alonso, presidente de la firma para América Latina, y Luis Peña, director del banco en el país.

Los ejecutivos sostuvieron pláticas privadas con Guillermo Babatz, responsable del órgano regulador y Patricio Bustamante, jefe de Supervisión Bancaria de la Comisión.

En esa reunión, los funcionarios de la CNBV manifestaron su preocupación por las cuentas en dólares que tenía la firma británica en aquel paraíso fiscal.

La documentación relacionada con la compra de Bital en 2002 no indica el número de cuentas que existían o la cantidad total de los activos que tenían, reveló la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda.

En la revisión que se realizó en 2006 se informó solo de  mil 500 cuentas que existían en 2005, pero no se mencionaba a cuánto ascendía su balance, precisó la Auditoría Superior de la Federación.

Tras la reunión en México, dijo una fuente confidencial a Reporte Indigo, Emilson Alonso envió un correo electrónico a Peña Kegel pidiéndole que examinara la exportación de dólares en efectivo a Estados Unidos así como el número de usuarios a través de la red de sucursales bancarias.

A partir del primero de diciembre de ese año, HSBC México –como lo comunicara Peña Kegel a Emilson Alonso–, dejaría de comprar o vender dólares en efectivo en las sucursales.

Ya con la decisión tomada, Geoghegan advirtió a los altos directivos de la filial que si una sucursal incumplía con recabar los datos que permitieran la identificación del cliente, dicha oficina sería cerrada y todo el personal despedido.

Ello, les dijo, sin importar la cantidad de negocios que se perdieran.

Ya en enero de 2009, Peña Kegel tenía previsto cerrar dos oficinas y despedir a todo el personal, “como medidas ejemplares” y trabajaba en identificar otras sucursales.

En septiembre de 2008, HBMX reportó un incremento de más de 60 mil cuentas que pertenecían a 50 mil clientes, con activos totales de 2 mil 100 millones de dólares.

Sin embargo, la firma británica se cruzó de brazos. No realizó el cierre de las sucursales detectadas ni redujo la venta de dólares en efectivo.

De hecho, el subcomité del Senado de Estados Unidos reveló que, entre enero y septiembre de 2008, HSBC México repatrió tres mil millones de dólares a Estados Unidos, lo que significó el 36 por ciento del mercado nacional en ese año y el doble del monto que Banamex había repatriado.

Para 2009, cerca de nueve mil cuentas de Islas Caimán habían sido cerradas por la poca información que se tenía de las mismas y las preocupaciones regulatorias sobre su naturaleza de alto riesgo.

Las cuentas que permanecieron abiertas, de acuerdo con el reporte del Senado de Estados Unidos, fueron 16 en 2005; 130 en 2006; 172 en 2007 y 309 en 2008, pero también se ordenó cerrarlas.

A partir de enero de este año, Islas Caimán tenía cerca de 24 mil depósitos a la vista y cuentas de depósito a plazo de 21 mil clientes, con un valor total aproximado de 657 millones de dólares.

En resumen, a pesar de que las autoridades mexicanas tenían toda la información de las cuentas en dólares que debían cerrar, no hicieron nada al respecto.  

Pesos y contra-pesos

Los centros cambiarios que hoy operan consorcios financieros “gozan de la impunidad e invisibilidad” de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), porque no hay supervisión.

Así, el especialista financiero Gabriel Reyes Orona deja en claro que el mensaje de la autoridad es que “no habrá ningún cambio en materia de combate al lavado de dinero” tras el descubrimiento de que HSBC lava dinero del narcotráfico.

La expectativa de Estados Unidos, tras la investigación que el Senado inició en días pasados, es que el nuevo gobierno que toma posesión en diciembre próximo, “rearme” la estructura financiera en México.

Y es que Reyes Orona recuerda que el gobierno de Calderón ha dejado “avenidas amplias para que sigan operando los centros cambiarios” y para anular la persecución, incrustó en la Subsecretaría de Hacienda a Gerardo Rodríguez Regordosa, un allegado al actual gobernador del Banco de México, Agustín Carstens.

Por ello, el experto estima que se requieren “pesos y contrapesos”, que diversas instancias tengan facultades colegiadas para no vulnerar o infiltrar a las autoridades, como hoy sucede en la CNBV y la Secretaría de Hacienda.

“Se requiere que no haya enclaves de poder absoluto.” 

Que todas las áreas de inteligencia de la PGR, Defensa, Marina y Gobernación se coordinen con las autoridades financieras para que no se fragmenten investigaciones futuras sobre lavado de dinero.

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