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Allá purgan, aquí delinquen

Una es llamada “La Escuelita”, porque de ahí un simple ladrón puede salir titulado como Zeta. La otra busca reinsertar a los internos en la sociedad.

De la “La Escuelita” a la reinserción social, hay un abismo.

Y así de abismal es la diferencia entre el sistema penitenciario de Chihuahua y los de otras entidades del país, como Nuevo León.

La mezcla explosiva de ocio y crimen organizado es la constante en el Topo Chico, controlado por los cárteles que operan en Nuevo León
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Una es llamada “La Escuelita”, porque de ahí un simple ladrón puede salir titulado como Zeta. La otra busca reinsertar a los internos en la sociedad.

De la “La Escuelita” a la reinserción social, hay un abismo.

Y así de abismal es la diferencia entre el sistema penitenciario de Chihuahua y los de otras entidades del país, como Nuevo León.

Es  significativo que cuando las autoridades penitenciarias ingresan al Cereso de Ciudad Juárez, por ejemplo, los internos colocan las manos en su espalda y agachan la cabeza como parte de las reglas disciplinarias que tienen qué seguir. 

Pero aquí, en el Penal del Topo Chico, te voltean a ver amenazantes directamente a los ojos.

Allá permanecen en sus celdas, salvo que estén trabajando en algún oficio o capacitándose.

En el Topo deambulan por el patio central sin actividades y hay rincones donde ni los custodios pueden acercarse.

Cada celda en los ocho penales de Chihuahua esa vigilada desde un centro de monitoreo a través de cámaras y son prisiones que están limpias, sin pintas ni obstáculos visuales.

En el Penal del Topo Chico hay módulos y celdas donde no puede verse hacia el interior, porque los reos colocan sábanas y todo tipo de materiales para bloquear la visión de las autoridades.

La convivencia de un procesado por robo simple en Chihuahua no puede darse con un sentenciado por delincuencia organizada, pero aquí en el Penal de Topo Chico todos los internos están mezclados.

Esta mezcla explosiva de ocio y crimen organizado, es la constante en el Topo Chico, controlado por los cárteles de la droga que operan en Nuevo León.

Un penal dentro de otro penal

Las pandillas de Los Mexicles y Los Doble A, o Artistas Asesinos, apoyan al Cártel de Sinaloa.

Y por otro lado, la enorme pandilla de Los Aztecas es el brazo armado de Los Linieros o La Línea del Cártel de Juárez.

Así que el centro penitenciario de Juárez se convirtió en el más sangriento del país durante años.

Como hoy continúa siendo en el Penal del Topo Chico en Nuevo León, todas las pandillas y sus respectivos jefes de los cárteles podían dividirse las zonas de los penales en todo Chihuahua y buscaban dominar a sus rivales.

Los enfrentamientos en las penitenciarías de ese estado en ocasiones duraban durante días, al grado de que los asesinatos eran masivos y las víctimas eran empaladas con estacas.

Hasta que hace cuatro años el sistema penitenciario de Chihuahua empezó a tomar el control de los centros penales y un factor importante fue la división de los criminales en grupos, según su afiliación delincuencial.

En cambio, en el Penal del Topo Chico, además de la sobrepoblación, los internos están completamente revueltos entre sí.

No hay división por grupos delincuenciales porque ni siquiera hay esclusas dentro de la prisión y tampoco están separados por su tendencia criminal o por su nivel de proceso.

En el Topo Chico los sentenciados por delincuencia organizada conviven con los procesados por robo simple, por ejemplo.

Eduardo Guerrero Durán, director general de la Fiscalía Especializada en Ejecución de Penas y Medidas Judiciales de Chihuahua, explica que en Juárez y en otros centros penitenciarios de esa entidad tuvieron que construir un penal dentro de otro penal.

“En Juárez teníamos que dividir a los internos, primero, según el grupo al que pertenecen.

“Los Aztecas no pueden estar cerca de Los Mexicles porque en cualquier momento puede ocurrir un enfrentamiento. Así que aquí en Juárez hicimos un penal dentro de otro penal, dividido por el muro que ves allá (señala) e hicimos un perímetro también”.

Reporte Indigo pudo constatar que el centro penitenciario de Juárez se parece físicamente al del Topo Chico, con una torre central y también un muro que prácticamente divide en dos a la penitenciaría.

Pero en Juárez solamente se puede pasar de un lugar a otro a través de esclusas alambradas y puertas de seguridad bajo la supervisión de oficiales custodios.

En esas esclusas solamente pueden entrar a la vez un máximo de cinco personas y para que el oficial abra la puerta, cada interno debe ir acompañado de un custodio y con un destino y una tarea específica.

En el Penal del Topo Chico todos los internos pueden entrar en contacto porque el muro central está abierto, derruido, y el grupo predominante es el de Los Zetas, que controla el interior del centro.

Como en esta prisión de Nuevo León hay un avasallante control de ese grupo delictivo, no hay enfrentamientos constantes como sucedía en Juárez.

Pero lo que sí sucede es que esta organización pide cuotas a los demás internos e incluso los somete a tareas, a la vez que ordena cometer ilícitos dentro y fuera del Topo Chico.

La diferencia es abismal. En el Cereso de Juárez, antes uno de los más peligrosos en el país, las autoridades han retomado el control de los movimientos de los internos.

En el Penal del Topo Chico, los reos del crimen organizado todavía tienen el control dentro de la prisión.

Altos contrastes

Existen grandes diferencias entre cómo legislan y controlan las penitenciarías chihuahuenses y cómo las neolonesas siguen igual que hace 30 años.

Penales en Chihuahua

1. Nueva legislación para reglamentar la vida en los centros penitenciarios. 

2. Legislación exclusiva para la prisión femenina. 

3. Solamente familiares directos y cónyuge pueden visitar a los internos. 

4. Todos los internos visten uniforme y tienen corte de cabello a rapa. 

5. Dividen a los internos por grupos criminales, grado de criminalidad y nivel de avance del proceso. 

6. Hay esclusas que dividen a los corredores y a las distintas áreas. 

7. Un interno no puede salir de su celda, si no está registrado con 24 horas de anticipación en una capacitación o trabajo. 

8. Siete de ocho penitenciarías están certificadas por la American Correctional Association. Y en agosto certificarán el que falta. 

9. Los centros penitenciarios buscan ser autosustentables con productos y trabajo de los internos.  

10. Los internos producen muebles, féretros de madera y trabajan en la albañilería para ampliar y modernizar los centros penitenciarios para su certificación. Reciben un sueldo y las penitenciarías ganan dinero para su sustentabilidad.  

11. No se utiliza efectivo dentro de los centros penitenciarios. Solamente tarjetas de débito y se utiliza la huella dactilar para hacer alguna compra. 

12. No hay concesiones a particulares para la alimentación o construcción de nuevas áreas. 

13. Los oficiales custodios tienen rango de policía, ganan alrededor de 15 mil pesos y tienen una carrera profesional como guardias. 

14. Hay áreas médicas certificadas dentro de los centros. 

15. Quienes cometieron robo simple, por ejemplo, u otros delitos menores, pueden salir sin que exista el antecedente penal para que puedan conseguir trabajo.

16. Todas las celdas tienen un televisor Led del mismo tamaño para entretenimiento de los internos. Pero si cometen una falta les es retirado.

Penales en NL

1. No existe legislación reciente.

2. Las cárceles femeninas no tienen sus propias reglas, están sujetas a la administración de las masculinas.

3. Aquí reciben visitas de gente ajena a las familias, incluyendo cómplices que siguen en libertad.

4. Aquí cada quien viste como quiere y solamente hay corte de cabello al ingresar. Luego usan el cabello como quieren. Esto es importante para mostrar afiliación a un grupo.

5. No existe división de los internos y predomina un grupo en El Topo. Hay sentenciados que conviven con procesados.

6. No hay esclusas y todos los internos pueden ir de un lugar a otro.

7. Los internos pueden salir la mayor parte del día a los patios, sin restricciones y aunque estén ociosos.

8. No está certificado el del Topo Chico, pero tampoco el de Apodaca ni el de Cadereyta. 

9. No existe ningún principio de autosustentabilidad.

10. Solamente existen pequeños talleres de manualidades que algunos reos pueden vender a través de terceros en el exterior. El Estado no produce ninguna ganancia. Al contrario, cada interno es totalmente sostenido por la administración estatal.

11. Todos utilizan dinero en efectivo, lo cual facilita el cobro de cuotas para el grupo predominante.

12. Todo es concesionado a particulares.

13. Los custodios temen dedicarse a esa carrera, no tienen rango de policía y ganan menos de 15 mil pesos.

14. No hay recintos para atender a los internos y éstos son transportados al Hospital Universitario para su atención médica.

15. Todo interno sale con antecedentes penales.

16. Aquí los internos que tienen televisor es como un privilegio y hay reclusos que tienen monitores panorámicos.

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