Alfonso Romo gana batalla legal

Tras 9 años de procedimientos, juicios, fallos y dilaciones, finalmente un tribunal colegiado determinó –en una resolución definitiva- que Alejandro Garza Lagüera debe entregar a su yerno, Alfonso Romo, las acciones de Grupo Savia.

Arturo Quintero, representante legal de Romo, explicó que el amparo que se resolvió les dio la razón en la disputa legal, cuyo eje central era el cumplimiento de un convenio firmado por ambos empresarios.

"El amparo afortunadamente es una resolución justa, es una resolución en donde prevalece la ley y la justicia, y ordena que se entreguen las acciones de Savia al ingeniero Romo, porque le corresponden en propiedad"
Arturo J. QuinteroQuintero y Quintero Asociados, S.C.

Tras 9 años de procedimientos, juicios, fallos y dilaciones, finalmente un tribunal colegiado determinó –en una resolución definitiva- que Alejandro Garza Lagüera debe entregar a su yerno, Alfonso Romo, las acciones de Grupo Savia.

Arturo Quintero, representante legal de Romo, explicó que el amparo que se resolvió les dio la razón en la disputa legal, cuyo eje central era el cumplimiento de un convenio firmado por ambos empresarios.

En dicho documento, señaló el abogado, los involucrados habían acordado la separación de las empresas. Sin embargo, Garza Lagüera se había negado a cumplir lo pactado.

“El acuerdo de separación de las empresas es complicado, pero básicamente la disputa se dio en el tema en donde el ingeniero Romo cumplió con todas las obligaciones a su cargo, derivadas de ese convenio, y don Alejandro no las cumplió”, indicó Quintero.

En el 2005, Garza Lagüera responsabilizó a su yerno de “manejos dudosos” en la venta y reventa de la empresa de biotecnología Seminis. 

Esto bajo el argumento de que Romo primero lo convenció de vender la compañía, y dos años después obtuvo una ganancia de 275 millones de dólares por la reventa de la misma. Romo tenía el 60 por ciento de las acciones y Garza Lagüera el 10 por ciento.

Garza Lagüera pretendió echar abajo el contrato firmado con Romo en el cual, de acuerdo a Quintero, él mismo se comprometió a entregar las acciones de la empresa a cambio de una serie de prestaciones.

Fue entonces cuando la esposa de Garza Lagüera, Consuelo Rangel, entabló una demanda ante el juzgado segundo civil de Nuevo León, bajo el alegato de que estando casada por bienes mancomunados, ella nunca dio su consentimiento para la venta de las acciones que consumó su cónyuge.

Quintero señaló que, tras años de litigios –que incluyeron una serie de procedimientos y procesos en el camino– el amparo que se resolvió finalmente les dio la razón.

“El amparo afortunadamente es una resolución justa, es una resolución en donde prevalece la ley y la justicia, y ordena que se entreguen las acciones de Savia al ingeniero Romo, porque le corresponden en propiedad”, aseguró.

Independientemente de todas los procesos que se dieron alrededor, el juicio principal era el cumplimiento de ese convenio en el que se exigía la entrega de esas acciones, agregó.

El representante legal del empresario destacó que esta resolución es definitiva, por lo que legalmente no existe ningún otro recurso que la contraparte pueda usar para evitar cumplir con la decisión del tribunal colegiado.

“Ya solo falta el cumplimiento o ejecución de la resolución”, remarcó. “Ya no hay manera de que se discuta si debe de entregarlas o no”.

Ahora, dijo, el juzgado de origen debe pedir el cumplimiento de esa resolución y exigirle a Garza Lagüera que entregue las acciones a Romo.

“Podrán tratar de impedir de alguna forma la entrega de dichas acciones, pero desde un punto de vista legal esta es la última resolución, ya no hay manera de que él pueda impedir regresar esas acciones”, insistió.

Quintero reconoció que esta acción puede dilatar algunas semanas, pues el juicio principal fue uno, pero hubo apelaciones y amparos en diferentes tribunales. 

El tribunal colegiado que resolvió el asunto debe enviar la sentencia al juzgado de origen y éste será quien proceda.

El abogado señaló que una de las causas principales para que este proceso llevara tanto tiempo fue la dilación que la contraparte propició.

El origen del conflicto

En 2004, Alfonso Romo inició la venta de sus principales activos: Seguros Comercial América y algunas plantas de Empaques Ponderosa para financiar la expansión de Seminis, empresa que logró controlar el 22 por ciento del mercado internacional de semillas de vegetales.

Sin embargo, tras el embate de grupos ambientalistas y activistas como Greenpeace que impulsaron campañas en contra del consumo de alimentos mejorados genéticamente, Romo cambió sus expectativas de negocios.

Al ver la situación financiera complicada, le ofrece a su suegro, Alejandro Garza Lagüera, y a su familia, vender la compañía a un solo postor. Se trataba de vender la mayoría accionaria en 266 millones de dólares.

Todos los socios aceptaron la oferta, incluido Garza Lagüera.  Consumada la transacción, recibieron su parte proporcional el director y presidente de la empresa.

En una carta abierta publicada por varios medios de comunicación en mayo del 2005, Romo destacó que Garza Lagüera había optado por la seguridad que en corto plazo le daban los bienes inmuebles, sacrificando el riesgo potencial de mayores utilidades a largo plazo.

“Alejandro Garza Lagüera no creyó en mi visión, liquidó su posición accionaria en Savia y decidió quedarse con la mayoría de las acciones de Desarrollo Inmobiliario Omega, lo que significó recibir 220 hectáreas vendibles en la zona residencial de Valle Alto.

“Hoy pretende desconocer esa decisión para no devolverme las acciones de Savia y quedarse con los terrenos de Omega. Alejandro Garza Lagüera utiliza como falso escudo legal y moral a su esposa, quien jamás ha participado en ninguna operación celebrada por su esposo”, aseguró Romo.

Garza Lagüera acusó a su yerno de haberlo excluido y haber pactado a sus espaldas la operación de reventa de Seminis a Monsanto, a un precio más de cinco veces mayor al precio al que originalmente había vendido la misma empresa al fondo de inversión Fox Paine.

De acuerdo a los reportes, Romo vendió Seminis a Fox Paine en 266 millones de dólares, quien 14 meses después la revendió a Monsanto en mil 400 millones de dólares.

Romo, quien había permanecido como accionista minoritario y administrador de Seminis, en ese periodo de tiempo obtuvo 275 millones de dólares por la reventa.

“Garza Lagüera, no compartió conmigo”, afirmó Romo en la carta, “la visión de hacer crecer al 26 por ciento anual en los siguientes tres años a Seminis y conseguir un comprador del paquete accionario en efectivo”.

El empresario regiomontano explicó que la venta de Seminis se pactó con Fox Paine & Company en diciembre de 2002 y fue firmada el 30 de mayo de 2003 con la previa opinión favorable del Comité de Auditoría y de una opinión técnica emitida por Banorte y Merrill Lynch.

“Para firmar la venta a Fox Paine y salvar a Savia de la quiebra, viendo reducida nuestra participación accionaria, Alejandro Garza optó por separarse de la propiedad y la administración de los negocios en los que participábamos como consejeros y accionistas de Savia.

“No compartía conmigo una visión de que podríamos recuperar los niveles de ventas, revertir las pérdidas en ganancias, recuperar el valor de la acción y con ello la posición mayoritaria en Seminis”, relató Romo.

¿Qué es Seminis?

> Seminis es una compañía internacional que produce semillas mejoradas de frutas y vegetales con operaciones en 120 países y ventas por 800 millones de dólares anuales.

> Formada por Romo con recursos de la venta de La Moderna, Seminis fue vendida en 2003 al fondo de inversión Fox Paine.

> Poco después de un año, Fox Paine la vendió a Monsanto, la empresa de productos agrícolas más grande del mundo.