Fotografía de archivo del 28 de febrero de 2017 de Abimael Guzman, fundador y líder del movimiento guerrillero Sendero Luminoso (al centro), mientras ingresa a la sala de un tribunal en la Base Naval de Callao, Perú. (AP Foto/Martín Mejía, Archivo)

Muere Abimael Guzmán, líder del grupo terrorista peruano Sendero Luminoso

El antiguo profesor de Filosofía en la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, inició en 1980 una lucha armada en Perú para tratar de conquistar el poder

Abimael Guzmán, fundador del grupo terrorista peruano Sendero Luminoso condenado a cadena perpetua, murió el sábado en un hospital militar, informaron las autoridades de Perú. Su deceso, a los 86 años, fue resultado de sus problemas de salud y ocurrió un día antes de que se cumplieran 29 años de su captura.

“Falleció de una infección generalizada a las 6:40 de la mañana”, dijo a The Associated Press el ministro de Justicia, Aníbal Torres, cuya cartera está encargada del sistema carcelario de Perú.

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¿Quién fue Abimael Guzmán?

Guzmán, un antiguo profesor de Filosofía en la universidad nacional San Cristóbal de Huamanga, inició en 1980 una lucha armada en Perú para tratar de conquistar el poder, provocando en su enfrentamiento con las fuerzas armadas un baño de sangre que dejó miles de muertos en el país, la mayoría indígenas quechuas de los Andes y la Amazonía.

Fue capturado el 12 de septiembre de 1992 por un grupo especial de inteligencia de la policía peruana apoyado por Estados Unidos. Desde ese entonces estuvo preso en una cárcel militar, a orillas del Pacífico, que se construyó específicamente para encarcelarlo y donde actualmente también están otros miembros de Sendero Luminoso, además de un narcotraficante serbio.

“Falleció el cabecilla terrorista Abimael Guzmán, responsable de la pérdida de incontables vidas de nuestros compatriotas”, señaló el presidente Pedro Castillo en su cuenta de Twitter. “Nuestra posición de condena al terrorismo es firme e indeclinable. Solo en democracia construiremos un Perú de justicia y desarrollo para nuestro pueblo”.

La ola de muertes y asesinatos por la guerra interna peruana también se trasladó a la capital peruana. En Lima, en 1992, Sendero Luminoso detonó 30 coches bombas, uno de los cuales dejó 43 muertos y 250 heridos, y por el cual la ONU calificó a Sendero Luminoso como grupo terrorista.

¿Qué pasará con el cuerpo del líder terrorista?

Las autoridades no saben por el momento cuál será el destino del cadáver que permanece en la cárcel a la espera de futuras decisiones, dijo la jefa de la agencia carcelaria Susana Silva.

Sebastián Chávez, abogado de Guzmán, dijo a la AP que por ley le corresponde decidir sobre eso a su esposa Elena Iparraguirre, también integrante de Sendero y presa en otra cárcel de Lima. “Ella decidirá los pasos a seguir”, dijo.

En 2018, las autoridades destruyeron con un tractor un mausoleo en un cementerio del norte de Lima donde estaban enterrados algunos presos senderistas y donde se tenía pensado enterrar a Guzmán después de su muerte.

Guzmán falleció producto de una “falta de atención médica especializada, pese a múltiples pedidos”, según el abogado. “Tenía problemas articulares, del corazón, infecciones, todo lo cual lo llevó a convertirse en paciente con salud frágil”, dijo.

Guzmán cumplía condena de cadena perpetua

Cuando Abimael Guzmán fue capturado en 1992 los investigadores policiales confirmaron que sufría de psoriasis, una enfermedad dermatológica que enrojece y agrieta la piel. Las autoridades encontraron cajas de pastillas para tratar esa dolencia en las bolsas de basura en la vivienda donde se escondía.

En la cárcel, según su abogado, Guzmán se dedicó sobre todo a leer. Entre los libros que leyó, dijo, estuvieron “Ríos de Sangre. Auge y caída de Sendero Luminoso”, del antropólogo Orin Starn y del historiador Miguel La Serna, pero también novelas ubicadas en medio del conflicto armado peruano como “Rosa Cuchillo”, del afamado escritor peruano Oscar Colchado.

También recibía tres publicaciones peruanas: los diarios “El Comercio”, “La República” y el semanario “Hildebrandt en sus trece”. Sin embargo, le llegaban una semana después de haber sido publicados, porque tenían que ser revisados por los agentes carcelarios. También tenía una radio a pilas en su celda recubierta con concreto armado capaz de resistir explosiones.

Hace una semana Guzmán pudo hablar por teléfono con su esposa, dijo el abogado, quien añadió que el jueves lo visitó por última vez a Guzmán.

“Cumplí con mi deber como hombre revolucionario”, dijo que Guzmán le comentó.