Las grandes ciudades del mundo adoptaron el teletrabajo (home office) para continuar con sus actividades productivas y económicas

¿A quién beneficia el home office? Los pros y contras

Trabajar fuera de la oficina ha permitido reducir el impacto de la pandemia, pero también ha afectado la salud al incrementar los índices de depresión y estrés; especialistas advierten sobre la necesidad de regular este modelo laboral y optar por el formato híbrido

Las grandes ciudades del mundo adoptaron el teletrabajo (home office) para continuar con sus actividades productivas y económicas desde que inició la pandemia, pero a dos años de su implementación, el modelo refleja deficiencias para la salud física y mental de los empleados, lo que compromete a gobiernos y empresarios a mejorar las directrices que rigen esta medida.

Para Iván Mendoza, oficinista radicado en la Ciudad de México, el home office impactó en su bienestar, pues advierte que al tener en casa una computadora de la empresa, se ve obligado a pasar más tiempo sentado y trabajando, lo que le ha ocasionado dolor de cadera, espalda, afectaciones oculares y aislamiento.

“Incluso en el ojo izquierdo tengo un tic recurrente por la presión de estar al pendiente del teléfono o de la computadora cada que llega un mensaje de WhatsApp con alguna indicación. Te podría decir que hasta llegué a presentar cuadros de ansiedad y dolores en la entrepierna por estar sentado. ¡Vaya que hace falta irte por la Coca-Cola a la tienda de vez en cuando!

“Diría, además, que el estar en casa ha hecho que la convivencia con mis compañeros de trabajo no sea como antes. Me frustra estar sólo en una silla haciendo la chamba, eso me pone de malas y es un poco feo, y pues sí se extraña, porque pareciera que solo recibes órdenes desde una pantalla”, afirma.

Algo similar vivió Perla Baez, abogada y trabajadora de una dependencia de Gobierno, quien acusa que el tiempo que le tocó trabajar a distancia fue peor que el trabajo presencial, porque los horarios se extendieron más de lo debido.

“Entre semana había instrucciones desde las 6:48 am hasta las 10:30 pm, no había horario de comida, o si se otorgaba, podía ser interrumpido en cualquier momento para atender alguna instrucción. Definitivamente prefiero el trabajo presencial”
Perla BaezTrabajadora afectada por el home office

Estos síntomas de afecciones a la salud se constatan en el informe “Teletrabajo saludable y seguro 2021”, recién publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en donde detallan los riesgos y áreas de oportunidad de esta esquema de productividad.

Advierten que, de no contar con una adecuada planificación, el home office puede derivar en agotamiento, depresión, violencia doméstica, asociabilidad, lesiones musculoesqueléticas y de otro tipo, fatiga ocular, aumento del consumo de tabaco y alcohol, así como un aumento nocivo de peso.

Estar alerta y tomar acciones

La salud mental se entiende como el orden cognitivo que nos permite ingresar a la información que ya tenemos, implementarla para solucionar problemas y obtener el mayor beneficio y bienestar posible, dice la psicóloga Alicia Jiménez, quien forma parte del movimiento nacional “Ciencia en Obesidad”, por lo que un buen cuidado y atención a este aspecto del trabajador es fundamental para un buen desempeño.

“Tienes que aprender a gestionar a tu personal, si tú eres parte de una empresa que se organiza bien y tiene una buena logística, sabe indicar las actividades que le tocan a cada quien y las emite con claridad, es más factible que el individuo cumpla al cien por ciento con esas metas”.

La especialista recomienda a los empleadores fomentar una buena comunicación, vía telefónica o de manera virtual, para acompañar al trabajador, y estar alerta a las señales de deficiencias en la salud mental, como cansancio, desinterés, letargo, o actitudes distantes.

Precisa que algunas maneras de reactivar a los empleados es llamarlos a la empresa, platicar con ellos e impulsar su participación e interés en la compañía.

En el caso de los trabajadores, pide prestar atención a los siguientes síntomas: sueño constante, problemas interpersonales, hostilidad, falta de concentración, poca retención, tristeza, incertidumbre, dificultad para comenzar y terminar las tareas o ausencia de motivación, y hacer cambios en su rutina.

“O, en su momento, buscar ayuda de un profesional, porque necesitamos que alguien nos saque de este ritmo que ya encontró su límite y que tiene que sufrir algún tipo de modificación en sus perspectivas y en sus dinámicas”, comenta.

Para evitar la ansiedad y las afectaciones corporales, la doctora Alicia Jiménez aconseja trabajar por bloques de dos a tres horas continúas e intercalarlas con 20 minutos de ocio, que sea visual o de actividad física, como hacer pequeñas caminatas al aire libre, tomar el sol, hacer estiramientos o contactar por videollamada o por teléfono a alguien cercano.

La OMS y la OIT alertaron que de no ser planificado adecuadamente el home office puede ocasionar agotamiento, depresión, lesiones, aumento nocivo de peso y otras afectaciones

Derecho a la desconexión en el home office

Sobre el derecho a respetar un determinado horario de trabajo, el informe de la ONU lo contempla entre las principales acciones a regular por parte de los empresarios y gobiernos.

En México, la mayoría de estas recomendaciones ya están contempladas en el artículo 311 de la Ley Federal del Trabajo, desde las reformas que entraron en vigor el año pasado.

No obstante, en el mayor de los casos, las empresas no cumplen con estas disposiciones, que entre otros deberes, las obliga a proporcionar, instalar y encargarse del mantenimiento de los equipos necesarios, como computadoras o sillas ergonómicas; asumir los costos derivados del trabajo, incluido el pago de servicios de telecomunicación y la parte proporcional de electricidad.

También a respetar el derecho a la desconexión de las personas al término de la jornada laboral e inscribirlas al régimen obligatorio de seguridad social. Aunque, cabe destacar, no hay lineamientos específicos que aborden la salud mental ni física de los trabajadores.

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