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Wim Wenders, la conjugación y la tecnología

El realizador alemán sigue generando cine a sus 72 años de edad; experimentó con las primeras cámaras HD antes que nadie y le gusta usar el 3D, pero además del séptimo arte también se inclina por la foto fija y la pintura, como gustos creativos

Pertenece a la ola del Nuevo Cine Alemán, del cual se desprendieron figuras como Werner Herzog y Rainer Werner Fassbinder, que estaban ávidos de crear filmes en la era de la postguerra y limpiarse la imagen del pasado que marcó el gobierno del Tercer Reich. Wim Wenders también salió de esta generación de realizadores independientes que han hecho historia.

El director nació en medio del epílogo de la Segunda Guerra Mundial, el 14 de agosto de 1945, en Dusseldorf, mientras era ocupada por el gobierno británico. Después se convirtió en parte de la Alemania Occidental hasta la caída del muro de Berlín

“Creo que mi manera de ver al mundo fue moldeada por el hecho de que crecí justo después de la guerra, en una ciudad que era completamente plana, Dusseldorf estaba destruida en un 80 o 90 por ciento, entonces cuando eres niño tomas por sentado que el mundo es así”, describió, en 2014, Wenders en una entrevista del Museo de Arte Moderno de Luisiana.

El arraigo que le tiene a la ciudad es claro, ya que ahí estableció su fundación homónima en la que se preserva su trabajo profesional desde 2012. Ahí se resguardan las películas que ha realizado a la fecha, además de fotografías, literatura y demás creaciones artísticas del teutón.

Pero no todo fue arte para Wenders, en un inicio quiso seguir los pasos de su padre en el campo de la medicina y se matriculó en la universidad, pero después dejó la bata blanca y el estetoscopio para irse a enfrentar a Nietzsche, Schopenhauer y Marx en la Facultad de Filosofía.

Ninguna de las dos carreras le terminó de convencer, él quería ser pintor.

A través del arte plástico, él podía escapar de su realidad, traspasar esa ventana pictórica a otros mundos, fue con una reproducción de Los girasoles, de Van Gogh, que él se inspiró para querer tomar los pinceles.

Aunque al sujetar una cámara de cine sintió que eso se convertía en una extensión del arte pictórico, darle movimiento a las imágenes que cautivan más allá de lo estático.

Consagrado por filmes como Paris, Texas (1982) o Las alas del deseo (1987), ambas galardonadas en Cannes con el Gran Premio del Jurado, Wenders también es recordado por sus documentales Buena vista social club (1999), Pina (2011) y La sal de la Tierra (2014).

Este fin de semana llega a las salas mexicanas su nuevo largometraje, Siempre te esperaré, el cual es protagonizado por James McAvoy y Alicia Vikander, basado en la novela del corresponsal de guerra J.M. Ledgard

Experimentando en el arte

Muchos años antes de que la Alta Definición (HD, por sus siglas en inglés) fuera una realidad presente en millones de celulares en el mundo, Wenders fue el primer cineasta en ensayar con ella —incluso antes que George Lucas— para utilizarlo en el cine comercial.

Para su cinta Hasta el fin del mundo, de 1991, utilizó una sala de edición prototipo perteneciente a Sony, en los estudios NHK, en Japón, para crear una secuencia onírica. Tardaron más de tres meses en poder realizar la escena en lugar de montaje digital.

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Palmas de oro ha ganado Wim Wenders en el Festival de Cannes

Para su documental acerca de la bailarina y coreógrafa Pina Bausch, Wenders tomó sin miedo las cámaras 3D para crear la narrativa, en 2009. Desde entonces defiende fervientemente esta tecnología y en 2014 retornó a ella con Cathedrals of Culture, un documental de arquitectura que hizo junto a cinco cineastas más, incluido el actor y productor estadounidense Robert Redford.

La buena amistad

El acercamiento entre Wim Wenders y el cuarteto irlandés U2 se remonta a 1990, cuando el cineasta dirigió el videoclip Night and day, de ahí se desprendería una amistad entrañable entre la banda y el teutón.

Al año siguiente, la agrupación colaboró con el tema “Until the end of the world” para el largometraje homónimo de Wenders y en 1993 se repetiría esta dupla con “Stay (faraway, so close!)” para la película del mismo nombre y continuación de Las alas del deseo, de 1987. Wenders además dirigió el video de esa canción.

El vocalista de U2, Paul Hewson “Bono”, le compartió a Wenders una historia que después se convertiría en Million Dollar Hotel, filme que contó con las actuaciones de Milla Jovovich, Jeremy Davies y Mel Gibson, aunque tuvo pésimas críticas y no recuperó su ganancia en taquilla, ganó el Oro de Plata en el Festival de Cine de Berlín, en el 2000.

El error llamado Harvey Weinstein

En octubre pasado en una entrevista que realizó para el Canal 4, de Reino Unido, Wenders confesó que de manera involuntaria ayudó a la carrera de Harvey Weinstein, hecho que el productor le agradeció en una cena en Cannes, en 2013.

“‘Sin ti nunca hubiera tenido toda mi carrera’ y yo estaba en shock y él continuó ‘¿Recuerdas Sexo, mentiras y videotape? Esa fue mi primer película como distribuidor y tú nos diste la Palma de Oro’”, así fue como recordó el momento incómodo el cineasta alemán.

Wenders fue el presidente del jurado en la edición de 1989 del Festival de Cannes, cuando se le entregó la presea al cineasta novel Steven Soderbergh por la cinta de corte independiente, el jurado nunca pensó que esto lanzaría la carrera del depredador sexual.

“Qué iba yo a saber que 20 años después este hombre iba a venir y acercarse a decirme ‘gracias’, enfrente de la gente y yo sólo me preguntaba ‘¿dónde está la esquina en la que puedo desparecer?’ Él es la escoria del mundo para mí, ayudé su carrera, me avergüenzo”, dijo el cineasta teutón.

Fotografía, su otra pasión

El teutón además de dedicarse al cine es un fotógrafo prolífico que gusta de retratar paisajes urbanos en tomas amplias de establecimiento, regularmente son imágenes contemplativas que reflejan la soledad e introspección a la nostalgia.

Sus fotografías han sido exhibidas en países como Italia, Portugal, España, Reino Unido, Japón, Estados Unidos, Brasil, Suiza y más.

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