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‘Vivir para contarla’

“El surrealismo viene de la realidad de América Latina”, dijo en alguna ocasión el fallecido escritor colombiano Gabriel “Gabo” García Márquez. Y en su trabajo se vio reflejado –y ambientado– el realismo mágico con un toque que ningún escritor ha podido igualar.

El que fuera ganador del Nobel de Literatura en 1982, falleció este jueves en la Ciudad de México. Tenía 87 años y se encontraba recuperándose de una neumonía que lo mantuvo hospitalizado en marzo de este año.

“El amor es eterno mientras dura”
Gabriel García MárquezEscritor
“Mil años de soledad y tristeza por la muerte del más grande colombiano de todos los tiempos! Solidaridad y condolencias a la Gaba y familia”
Juan Manuel SantosPresidente de Colombia

“El surrealismo viene de la realidad de América Latina”, dijo en alguna ocasión el fallecido escritor colombiano Gabriel “Gabo” García Márquez. Y en su trabajo se vio reflejado –y ambientado– el realismo mágico con un toque que ningún escritor ha podido igualar.

El que fuera ganador del Nobel de Literatura en 1982, falleció este jueves en la Ciudad de México. Tenía 87 años y se encontraba recuperándose de una neumonía que lo mantuvo hospitalizado en marzo de este año.

En el instante en que se dio a conocer su deceso en redes sociales, el mundo entero expresó su dolor hacia el vacío que queda en la cultura y el periodismo.

El presidente de Colombia declaró tres días de luto nacional por la gran pérdida de la literatura. A su vez, su homólogo en México, Enrique Peña Nieto, dio a conocer su lamento ante la muerte de “Gabo”.

Lectores, músicos, escritores, cantantes y demás también publicaron sus condolencias en Twitter y Facebook.

La gran mayoría de los posts iba acompañado de hashtags como #GraciasGabo y #AdiósGabo.

Y es que ese agradecimiento se debe a que “Gabo” ambientaba de una manera casi audiovisual en sus obras, entre ellas “Cien años de soledad”, “El amor en los tiempos del cólera” y  “El coronel no tiene quien le escriba”.

En el 2005 falleció Rosa Helena Fergusson Gómez, quien fuera la maestra que le enseñó a leer y a escribir a García Márquez. Y quien, al parecer, fue la gran inspiración del escritor y la motivación que lo impulsó hacia la literatura.

De hecho, se decía que Fergusson Gómez también fue la inspiración para el personaje del coronel en “El coronel no tiene…”.

Novelista, guionista, periodista, editor y cuentista, Gabo también era muy conocido por su postura política y su amistad con Fidel Castro. Pese a ello, en 1983, durante una entrevista para Playboy Magazine se le preguntó si era comunista y respondió “Por supuesto que no. No lo soy ni lo he sido nunca. Ni tampoco he formado parte de ningún partido político”.

De Aracataca al Nobel

Gabriel García Marquez  nació en Aracataca, Colombia, el 6 de marzo de 1927.  A lo largo de su niñez le apodaron “El viejo” porque no le gustaba hacer ejercicio, en lugar de ello, un pequeño Gabo dibujaba tiras cómicas y escribía, siempre escribía…

Su primer cuento llevó por título “La tercera resignación” y fue publicado en el diario El espectador.

El padre del realismo mágico obtuvo el Nobel por “ sus novelas e historias cortas, en las que lo real y lo fantástico son combinados en un tranquilo mundo de imaginación rica, reflejando la vida y los conflictos de un continente”.

Su entrada a Estados Unidos estuvo prohibida durante años, dado que era partidario del socialismo, hasta que el presidente Bill Clinton declaró que “Cien años de soledad” era su novela preferida, terminando con la prohibición.

En 1999, Gabo declaró que regresaba al periodismo, “volví a mi vicio favorito de la música y me puse al día en mis lecturas atrasadas”. Año en que fue diagnosticado con cáncer linfático.

Estuvo casado con Mercedes Barcha Pardo, con quien tuvo dos hijos:  Rodrigo García Barcha y Gonzalo García Barcha.

Gabo necesitó “Vivir para contarla”, como se titula su libro de memorias publicado en el 2002, pero todos necesitamos leer para vivir la gran obra de una de las plumas más significativas de la historia.

Perfil de Gabo en Piensa Indigo: 
Todo… menos cursi