Vacaciones para el cerebro

Nota del editor: Este artículo fue publicado anteriormente. Lo compartimos ahora con el fin de ofrecer contenidos útiles a nuestros lectores.

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Nota del editor: Este artículo fue publicado anteriormente. Lo compartimos ahora con el fin de ofrecer contenidos útiles a nuestros lectores.

No se necesitan meses enteros de vacaciones para que el cuerpo y la mente descansen. De hecho, con tan solo dos días en los que la mente se despeje por completo y el cuerpo descanse en absoluto, es más que suficiente.

Pero, ¿cómo lograrlo? El primer paso es desconectarse. Aunque parezca muy difícil, deja la computadora durante el fin de semana completo, utiliza el celular solamente para emergencias y sobre todo, olvídate de todos los pendientes  y apuntes que tienes en la agenda laboral.

Si la persona no se toma un tiempo de vacaciones –aunque sean esos dos días–, su productividad y creatividad se verán afectadas, señala el experto en liderazgo corporativo, Dan Bobinski en su proyecto en línea “Management-Issues”.

La clave está en que el cerebro “descanse”. Es decir que estar acostado, pero atento a las múltiples apps en teléfonos inteligentes y tablets, no significa descansar.

Toma en cuenta que incluso el cerebro puede “pedir” esos días de descanso.

A principios de este año, científicos del Instituto del Cerebro y la Médula Espinal (ICM, por sus siglas en francés), comprobaron la hipótesis de que el cerebro tiene una señal que dice cuándo “prenderse” o “apagarse”. Si no hay premios o recompensas, esa señal se desvanece rápidamente.

Durante las horas de trabajo, el cerebro se “apaga y se “prende”. 

Este órgano vital toma la decisión de seguir o parar, gracias a una señal neuronal que o se acumula (trabajar) o se desvanece (descansar).

Cuando ese “interruptor” cerebral no deja de prenderse y apagarse, es hora de que la persona lo deje descansar.

Si estás de vacaciones, no dudes en desconectarte por completo, así como dedicarle parte de tu día al ocio. Pero si no tuviste días de descanso, pon en práctica el hábito de descanso mental absoluto durante los fines de semana. Notarás la diferencia el lunes por la mañana.

Recomendaciones para la salud mental

Baratunde Thurston, autor del bestseller de The New York Times, “How to be black and CEO and cofounder of cultivated wit, a creative comedic digital agency and product development company”, desertó de Internet durante 25 días y eso que se describe a sí mismo como “el hombre más conectado del mundo”, ya que es escritor, consultor y opinador de plataformas en la vida digital.

Después de que en el 2012 vivió como “un hombre que se postuló para ser el presidente de Estados Unidos, del planeta Tierra y de Internet, todo al mismo tiempo”, decidió que no quería –ni necesitaba– estar solo, “tan solo quería estar libre de las obligaciones, la gran mayoría digitales”.

Tras apartarse y abandonar Internet durante casi un mes, Thurston recomienda nueve tips para “desaparecer”.

Entre ellos están tomar unas vacaciones, de preferencia unas dos semanas de detox digital. Siempre y cuando les avises a tus compañeros de trabajo que realmente estarás “fuera de la faz de la Tierra”.

Baratunde considera muy importante avisarle con anticipación a tus seres queridos de que estarás desconectado.

A su vez, “apaga la sincronización automática de tu teléfono, puedes vivir sin las actualizaciones de ESPN (…)”.

En cuanto a redes sociales, una buena idea, según el autor, es publicar una fotografía que indique la fecha en la que volverás a estar disponible. Al igual en tu correo electrónico, deja en claro que te irás por un tiempo determinado.

También aconseja establecer un sistema de contacto en caso de emergencia… solo de emergencia. 

Finalmente: Respira profundo y ¡vacaciona!

“Los primeros dos días sentirás extraño, pero para el tercero, será genial”, subraya.

Dan Bobinski coincide en que para conseguir que el cerebro descanse y la mente se despeje, la persona debe desconectarse de Internet.

Si sales de viaje, Bobinski recomienda volver por lo menos dos días antes de regresar a la rutina laboral, ya que así podrás relajarte.

¿Cuántas veces no hemos escuchado (o dicho) “estoy cansado de descansar”?

Hacer un viaje también representa preocupación, horarios y pendientes.

Lo más importante para Bobinski es que la persona no atienda ni el reloj, ni su agenda durante los días de descanso. Pues, aunque no se vaya a la oficina, el cerebro sigue trabajando desde ese sillón en el que la persona reposa sin tapujos.

Y si vas a leer en los días libres, procura que sean temas totalmente opuestos a lo que se relacione con tu empleo.

Si no sales de viaje, pero quieres intensificar tu vida social durante las vacaciones, trata de que los compromisos no aprieten tu agenda, pues se debe tener la menor presión posible.

Por un regreso productivo

Bobinski asegura que cuando la persona realmente descansa durante las vacaciones, su productividad aumentará y eso se notará a su regreso a la oficina.

Lo mismo sucede con la creatividad, la cual es fundamental para el desarrollo dentro de la empresa y para lograr un mejor desempeño en nuestro trabajo.

La importancia de despejarse –de preferencia en lugares naturales y relajantes–, también recae en la fomentación de la creatividad.

El ‘enfriamiento’ del cerebro

El cerebro es un órgano vital que no solo necesita descanso, también requiere enfriarse.

Prueba de ello es que, según una investigación publicada en el 2011 en Frontiers in Neuroscience, cuando una persona bosteza no significa que está aburrida o tiene sueño. En algunos casos esta acción es una muestra de que el cerebro se está enfriando.

Cuando la temperatura ambiente es cálida (y llega a la temperatura corporal, 37 grados centígrados en promedio), las personas tienden a bostezar menos.

The Wall Street Journal (WSJ) menciona que “otros estudios muestran que el bostezar aumenta después de que las personas experimentan estrés por calor”.

Y una investigación dada a conocer este año en la revista científica International Journal of Applied Basic Medical Research, indica que bostezar “se pega” por la capacidad humana de sentir empatía.

Pero, según investigadores, dice WSJ, “ el bostezo no le devuelve la energía al cerebro”, solo lo enfría.

De hecho, pese a lo que se creía, bostezar no es aumentar la cantidad de oxígeno que llega a este órgano, ni elimina el aire “sucio” de los pulmones.

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