Una fecha para reflexionar y actuar

La violencia de género generalizada, puede y debe prevenirse, los efectos psicológicos adversos, al igual que las consecuencias negativas sobre la salud sexual y reproductiva, afectan a las mujeres
Karina Corona Karina Corona Publicado el
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La Organización Mundial de la Salud maneja seis tipos de violencia: psicológica, física, sexual, económica, patrimonial y de abandono. Sin embargo, varias organizaciones e instituciones están sumando otros tipos. 

Para la especialista Noemí Quiñones, coordinadora del Centro de Reconocimiento de la Dignidad Humana, del Tecnológico de Monterrey, campus Toluca, la violencia psicológica está inherentemente en las demás modalidades, pues es el daño a la autoestima e integridad emocional. Además, es la más compleja de identificar porque no hay una cultura de la salud mental. 

“No nos han enseñado a mirarnos como mujeres, a escucharnos ni a obedecernos. A esta parte de mi cuerpo es de todos menos mío, porque todo mundo lo utiliza, la expropiación del cuerpo donde todo mundo ha hecho uso de él y yo soy la última que conecta”, indica Quiñones. 

De acuerdo con ella, este tipo de violencia despersonaliza, por ello, la importancia de generar redes de apoyo y acercarse a personas que sean parte del vínculo de confianza. Asimismo, de trabajar en regresar la mira- da a una misma y no minimizar los pensamientos ni emociones. 

“Una mujer que está en situación de violencia necesita de personas y lugares que le puedan ayudar, los amigos, la familia, la escuela, un libro, un podcast. A la par de que se den cuenta de que ellas mismas pueden ser su red de apoyo, recordar quién eres y que eres merecedora de un buen trato. Es el antídoto contra la violencia, identificar aquellas cosas que están sesgando mi identidad humana y dignidad como mujer”, acota. 

El objetivo ante una situación de violencia es nombrar, visibilizar y denunciar. Sin embargo, cada caso es distinto, por ello Quiñones refiere que las mujeres que han padecido de una violencia más grave necesitan de apoyos urgentes y estar acompañadas por grupos que ayuden de acuerdo con las propias necesidades y creencias. 

“Con la violencia no podemos solas, a veces, decimos ‘yo puedo’, pero es tanta la dignidad e identidad denigrada, la libertad coartada, que necesitamos un cóctel de vitaminas que ayuden. Es un proceso, no sana de la noche a la mañana, la mujer no se reconstruye de un día para otro, es de ir asimilando, reencontrando su lucha personal y contra el sistema”, puntualiza. 

Si bien, han habido avances a nivel legal, Norma lamenta que México sea un país en el que se sigue revictimizando a la mujer. 

“El hecho de no escuchar sus necesidades y llevarla al clímax de violencia sin darle una solución es la revictimización. En letra y papel está todo muy bien escrito, esa es la realidad, pero en lo práctico nos hace falta actuar con mucha perspectiva de género, sensibilización ante el tema, capacitación en áreas e instituciones públicas y privadas, porque nos da miedo hablar de la violencia, es incómodo, no nos gusta, pero es algo que nos afecta a todas y todos”, concluye Quiñones.

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