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Un thriller mediático

El descenso de una espiral sin retorno es lo que ofrece “Gone girl” (“Perdida”, en Hispanoamérica). Esta cinta gira alrededor de una historia de misterio, intriga y suspenso, en la que nos adentramos en el mundo de una pareja que lucha contra el convencionalismo de ser distinta al resto de los matrimonios.

La estructura de esta película se divide en tiempo presente y flashbacks, justo como la autora del libro Gillian Flynn lo tenía concebido. 

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El descenso de una espiral sin retorno es lo que ofrece “Gone girl” (“Perdida”, en Hispanoamérica). Esta cinta gira alrededor de una historia de misterio, intriga y suspenso, en la que nos adentramos en el mundo de una pareja que lucha contra el convencionalismo de ser distinta al resto de los matrimonios.

La estructura de esta película se divide en tiempo presente y flashbacks, justo como la autora del libro Gillian Flynn lo tenía concebido. 

De hecho Flynn adaptó su novela a guión cinematográfico y David Fincher, el director, hizo el resto, respetando a calca la idea original del best seller.

El arco silencioso pero presente a lo largo del filme es toda la vorágine mediática en la que se convierte el caso de la desaparición de Amy (Rosamund Pike), Nick (Ben Affleck) vive el acoso de la prensa, la televisión e inclusive el miedo de ser exhibido en redes sociales como Facebook.

Nick parece vivir al borde de un reality show, siendo antagonista y héroe dependiendo de cómo los medios manipulen su imagen, dándonos la lección de que no todo lo que sale en la televisión es 100 por ciento verdad o 100 por ciento mentira.

David Fincher logra en 149 minutos atraparnos en la tensión de una historia que desemboca en un final totalmente inesperado. 

Haciendo metáfora de la icónica frase de “El caballero de la noche” (2008), “tal vez no es la película que necesitemos en este momento, pero es la que merecemos”, porque muestra el paralelismo exacerbado que vivimos al exponernos a los medios de comunicación y ser víctimas –o cómplices– de ellos.

Totalmente Fincher

Obsesionado con la cinematografía desde que era un niño, David Fincher buscó estar cerca del mundo del espectáculo desde su juventud.

Alentado por su padre –quien fuera escritor y Jefe de redacción en Life Magazine–, Fincher recibió una cámara Super 8 en su octavo cumpleaños. 

Al vivir en el condado de Marin, California, en 1972 le tocó presenciar el rodaje de “American grafitti”, la segunda película de George Lucas.

Quién imaginaría que 11 años más tarde, Fincher se unió al equipo creativo de Lucas para trabajar en la icónica casa de efectos especiales Industrial Light and Magic, donde colaboró para el departamento de efectos visuales para cintas como “El retorno del Jedi” (1983), “La historia sin fin” (1984) e “Indiana Jones y el templo de la perdición” (1984).

Después pasó por agencias de publicidad realizando anuncios para marcas como Pepsi, Coca-Cola, Nike, Levi’s, Chanel, entre otras. 

También dirigió videoclips para artistas de renombre y éxito en la década de los 80 y 90, como Michael Jackson, The Rolling Stones, Billy Idol, Madonna, Iggy Pop, etc.

Su oportunidad de oro llegó con “Alien” en 1992, pero a pesar de que estaba respaldado por una franquicia de éxito y un presupuesto de 50 millones de dólares (mdd), Fincher sufrió la tortura de “meterse en camisa de 11 varas”, pues el inexperto cineasta lidió con la manipulación de los productores en el proyecto sin darle sincera licencia creativa, además la filmación empezó sin un guión terminado. 

Fincher ha expresado en repetidas ocasiones que esta fue una decepción tanto personal como profesional en su carrera, sin embargo la cinta recaudó alrededor de 160 mdd en taquilla.

Pero en 1995 su carrera cinematográfica dio un giro radical. “Seven”, estelarizada por Brad Pitt y Morgan Freeman, llegó a cambiar la historia de los géneros thriller y cine negro, modernizándolos con un toque gore y giros inesperados en el desenlace de la cinta. 

Esta película se volvió de culto de manera automática y ha sido de las más exitosas en la historia del cineasta, ya que con un presupuesto modesto de 33 mdd, recaudó más de 320 mdd en la taquilla, a nivel mundial.

“El juego” protagonizada por Michael Douglas, en 1997, fue otro éxito que marcaría historia en el género de suspenso, y aunque no recaudó ni cerca de la estratosférica cifra de su cinta anterior, se embolsó 109 millones de dólares en taquilla. 

Su camino entre los ‘best sellers’

David Fincher leyó “El club de la pelea”, de Chuck Palahniuk, en 1996 y del cual el autor  aceptó 10 mil dólares por los derechos para convertirlo en una película. 

Fox 2000, filial de la 20th Century Fox fue quien hizo la adquisición. Al enterarse de esto, el cineasta se mantuvo entre la espada y la pared, ya que deseaba fervientemente adaptar la novela al cine, pero no quería volver a trabajar con Fox debido al conflicto vivido con su ópera prima. 

Se llegó a un acuerdo y en agosto de 1997 se anunció el comienzo de la preproducción.

A pesar de que la cinta tuvo una modesta recaudación en cartelera, se volvió de culto, marcándola como un estandarte de reclamo cultural a la sociedad de consumo de la Generación X. 

El libro que era medianamente conocido, tuvo un nuevo tiraje en 1999 dada la demanda, y una reedición en el 2004. Palahniuk escribió un prólogo donde comenta el éxito obtenido por la cinta. A la fecha menciona que le preguntan: “¿Dónde queda el club de pelea más cercano?” aunque  ha dejado en claro que es ficticio. Y le han llegado rumores de que existen clubs clandestinos.

“Zodiac” (2007), toma el libro homónimo de Robert Graysmith, basado en el asesino serial real de San Francisco. Este best seller ha impreso 4 millones de copias alrededor del mundo desde su primera edición en 1986. La película es respaldada por la opinión pública, pues se apega al marco histórico real. 

La historia corta de Francis Scott Fitzgerald “El curioso caso de Benjamin Button”, pasó por varios cineastas antes de llegar a Fincher. Y desde 1980 los derechos para realizar una cinta se barajaron por distintos estudios.  Cuando el filme salió en diciembre del 2008, se postuló a competir por 13 premios Oscar, de los cuales solo ganó Mejor Maquillaje, Mejor Dirección de Arte y Mejores Efectos Visuales.

‘Meta-best sellers’: el pasado y el futuro adaptado

“No puedes hacer 500 millones de amigos sin hacer algunos enemigos” reza el cartel publicitario de “La red social”, película del 2010 basada en el libro “The accidental billionaires: The founding of Facebook,  a tale of sex, money, genius, and betrayal” de Ben Mezrich.

Esta película retrata el comienzo de Facebook y el emporio establecido por Mark Zuckerberg, el cual se negó en un inicio a ver la cinta.  Sin embargo después de haberla visto declaró que de las pocas cosas reales que aporta la película, es su manera de vestir. El filme tuvo ocho nominaciones al Oscar de las cuales ganó tres estatuillas.

El autor y periodista sueco Stieg Larsson falleció antes de poder gozar el éxito de su Trilogía “Millennium” –tanto en papel como en el cine–, pero la adaptación de su primera novela “Los hombres que no amaban a las mujeres” se convirtió en un éxito bajo la mano de Fincher en el 2011 con el título “La chica del dragón tatuado”.

Filmada casi enteramente en Suecia, la cinta de Fincher se distingue por ser una adaptación fiel al libro de Larsson. 

El compromiso fue claro para los actores: Daniel Craig ganó algunos kilos para apartarse de su personaje de 007 y darle realismo a su caracterización. Rooney Mara decidió hacerse las perforaciones que su personaje requería sin ser simulaciones cosméticas, incluida la del pezón derecho. Fincher ha declarado interés en filmar la segunda y tercera parte en una sola producción y se espera que Craig y Mara vuelvan a sus roles de Mikael Blomqvist y Lisbeth Salander, respectivamente.

Gillian Flynn: nada ‘perdida’ en su ficción

Periodista por una década de Entertainment Weekly, la autora originaria de Missouri ambienta su novela en sus tierras natales. Flynn vendió los derechos de la novela a 20th Century Fox  por un millón y medio de dólares para hacerse la adaptación al cine por David Fincher. Aparte de “Perdida”, la escritora cuenta con dos novelas más: “Heridas abiertas” de 2006 y “Dark places” de 2009, la cual también se adaptó en filme y está próxima a lanzarse, protagonizado por Charlize Theron, Christina Hendricks y Chloë Moretz.

Rosamund Pike: ¿culpable o inocente?

Amy Eliott-Dunne es el personaje que encarna Rosamund Pike en “Perdida” y sin duda se le ama u odia al ver la cinta ya que, a su vez, es la protagonista de una serie de libros infantiles llamados “La asombrosa Amy” franquicia creada por sus padres y de los que presumen a su siempre impecable y radiante hija. Sin embargo Amy deja ver la verdadera persona que es junto a Nick, una mujer frivola que busca siempre ser impresionante.

La actriz londinense lleva una extensa carrera en Hollywood desde 2002 cuando apareció como una de las Chicas Bond en “Otro día para morir” al lado de Pierce Brosnan –la que fuera su última encarnación del 007–. 

Desde entonces ha tenido papeles en cintas de renombre y otras que seguramente preferiría olvidar de su filmografía. Entre las que destacan se encuentran “Orgullo y prejuicio” (2005), “Crímen perfecto” (2007) y “An education” (2009). Y algunos de sus tropiezos han sido “Doom” (2005) y “The devil you know”(2013).

Reznor y Ross: nostalgia y falso chantaje musical

Cuando el vocalista de la banda Nine Inch Nails, Trent Reznor, declinó la oportunidad de componer el soundtrack de “La red social”, nunca se habría imaginado que un año después al retractarse de la oferta de Fincher ganaría un Oscar a Mejor Música Original junto a su colega Atticus Ross.

En el 2011 la mancuerna se juntó para componer 37 tracks para la cinta “La chica del dragón tatuado”.  El álbum se dividió en tres CD y colaboraron junto a la vocalista de Yeah Yeah Yeahs, Karen O, quien interpretó el cover de “Immigrant song” del grupo inglés Led Zeppelin.

Reznor y Ross vuelven por tercera ocasión a la mesa de composición, ahora tomando distancia de los dos anteriores scores, proponiendo melodías de corte melancólico y añoranza con sintetizadores que harán recordar la década de 1980 –para quienes crecieron en esos años–. 

Los compositores exploran de nuevo sus facetas de sonido ambient e industrial, pero también apelando al toque emocional con el uso de orquesta y piano, que nos da la sensación de estar en un bucle de tristeza, que a la vez resulta estridente a nuestros sentidos. No apto para depresivos.

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