‘Uf’, qué alivio

Imagina esta situación. Cuando los 45 minutos de antelación con los que teníamos que llegar a la oficina (o alguna otra cita) para asistir a una junta extraordinaria, se traducen en una hora de retraso del tiempo acordado por haber salido tarde de casa, sumado al tráfico de la mañana, el estrés, la impotencia y la ansiedad se dejan sentir. ¿No es así?

Pero qué tal que para nuestra sorpresa, al llegar nos dan la (buena) noticia de que la junta se canceló, "hasta nuevo aviso".

Alivio “tarea terminada” es el que se siente cuando un evento negativo llega a su fin
Alivio “estuvo cerca” es el que se siente cuando se evita una experiencia negativa

Imagina esta situación. Cuando los 45 minutos de antelación con los que teníamos que llegar a la oficina (o alguna otra cita) para asistir a una junta extraordinaria, se traducen en una hora de retraso del tiempo acordado por haber salido tarde de casa, sumado al tráfico de la mañana, el estrés, la impotencia y la ansiedad se dejan sentir. ¿No es así?

Pero qué tal que para nuestra sorpresa, al llegar nos dan la (buena) noticia de que la junta se canceló, “hasta nuevo aviso”.

Tras haber “sudado la gota gorda” por momentos que parecieron eternos, sentimos una sensación de alivio inmediato. 

Así como en esta situación, también sentimos alivio bajo otras circunstancias, como cuando una experiencia negativa llega a su final, por ejemplo, y decimos “ya pasó”.

Pero, ¿cuál es la función del alivio? ¿Por qué surge realmente? 

El alivio “se identifica fácilmente y se experimenta con frecuencia”, pero “no se entiende del todo bien desde la perspectiva de la ciencia psicológica”, a diferencia de otras emociones como la tristeza, el enojo o la alegría, según las psicólogas Kate Sweeny, de la Universidad de California, en Riverside, y Kathleen D. Vohs, de la Universidad de Minnesota, en un estudio publicado por Psychological Science.

Tipos de alivio 

Sweeny y Vohs comenzaron con dos estudios piloto para probar la hipótesis de que existen dos “tipos” de manifestaciones de alivio: el alivio del tipo “estuvo cerca” y el alivio de “tarea terminada”.

En el primer estudio, por ejemplo, se les solicitó a 91 participantes que dieran ejemplos de situaciones en las que han experimentado un alivio.

Aproximadamente la mitad de los participantes dio un ejemplo de alivio del tipo “estuvo cerca”, es decir, el que se siente cuando se evita una experiencia negativa. La otra mitad describió un tipo de alivio de “tarea terminada”, el que se siente cuando un evento negativo llega a su fin.

Una vez completados ambos estudios –donde se identificaron las mismas manifestaciones de alivio–, Sweeny y Vohs se dieron a la tarea de investigar la función o utilidad del sentimiento de los dos tipos de alivio identificados.

En un primer estudio, se les solicitó a 114 participantes que dieran cuenta de cuándo habían experimentado cualquiera de los dos tipos de alivio, pero ahora con un dato adicional que respondiera a dos preguntas: “¿estuviste pensando sobre cómo las cosas pudieron haber estado mejor?” y “¿estuviste pensando sobre cómo las cosas pudieron haber estado peor?”.

Por último, también se les solicitó a los participantes que dieran a conocer qué tan aislados socialmente se llegaron a sentir al experimentar un alivio u otro, y si en el momento se encontraban solos o acompañados.

El estudio encontró que quienes llegaron a experimentar el alivio del tipo “estuvo cerca”, se sintieron más aislados socialmente –independientemente de que hayan estado acompañados en el momento en que sintieron el alivio– y pensaron más en qué tan peor pudieron haber estado las cosas que aquellos que experimentaron el alivio del tipo “tarea terminada”.

Esto, señala el estudio, da cuenta de que “(…) los pensamientos que se caracterizan por acompañar el alivio del tipo ‘estuvo cerca’, parecen tener un efecto similar a las consecuencias sociales perjudiciales derivadas de los pensamientos rumiativos”.

Alivio y comportamiento 

Finalmente, el segundo estudio buscó provocar el alivio en los participantes, a quienes se les informó que tendrían que cantar una canción en una grabadora de audio.

Para provocar una sensación de alivio del tipo “estuve cerca”, a la mitad de los participantes se les informó que la grabadora se había roto, por lo que no vivirían la experiencia.

El resto de los participantes, en cambio, “no se salvaron” de cantar la canción, que fue un intento de provocar la manifestación de alivio del tipo “tarea terminada”.

Los hallazgos coincidieron con los de la dinámica anterior: quienes “se salvaron” de cantar, es decir, los que experimentaron el tipo de alivio “estuvo cerca”, reportaron sentirse más aislados socialmente y se enfocaron a pensar más en qué tan peor se pudieron haber puesto las cosas, que los participantes que sí tuvieron que cantar, es decir, quienes al final sintieron un alivio del tipo “tarea terminada”.

Los resultados contribuyeron no solo a identificar dos tipos de manifestación de alivio, sino a entender cómo influye la función que tiene cada uno de éstos en nuestro comportamiento.

A decir de Sweeny y Vohs, experimentar el alivio del tipo “estuvo cerca” –que estimula a pensar en experiencias negativas que no se llevaron a cabo–, “podría aumentar la probabilidad de que la gente actúe de tal manera que pueda evitar un destino desfavorable”, privándose, por ejemplo, de la oportunidad de sentirse orgullosos de haber atravesado un obstáculo.

Por el contrario, escriben las especialistas, “el alivio del tipo ‘tarea terminada’ permite a la gente enfocarse en la experiencia emocional positiva (…)”.

Un proceso que, dicen, al tener la posibilidad de reforzar la satisfacción que se produce cuando terminamos un trabajo, “aumenta la probabilidad de que la gente repita la experiencia desagradable”.

Las psicólogas del estudio Sweeny y Vohs a detalle

bit.ly/katesweeny

bit.ly/kathleenvos

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