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Trabajo doméstico en cuarentena

La pandemia de COVID-19 ha tenido más consecuencias negativas de las imaginadas, pues trabajadoras domésticas se quedaron sin su fuente de ingreso fija

Durante la pandemia uno de los sectores más afectados, que ha sido históricamente olvidado, es el de las personas que realizan limpieza al interior de los hogares, el trabajo doméstico remunerado. 

Las trabajadoras domésticas, al realizar un trabajo que sólo puede hacerse presencialmente, fueron una de las primeras víctimas de la pandemia, pues muchas dejaron de percibir sus sueldos y al no contar con ninguna clase de seguridad social se encuentran más expuestas.

Mientras algunos de sus empleadores decidieron respetar sus derechos y otorgarles el pago, pese a que no exista contrato escrito de por medio, algunas otras subsisten realizando trabajos varios, como venta de agua o cubrebocas que ellas mismas hacen en cruceros.

Vivir o sobrevivir en cuarentena

Mónica Velázquez, trabajadora doméstica, trabajaba en un hogar hasta marzo, fue en ese momento cuando sus empleadores le comunicaron que no requerían de sus servicios debido a la cuarentena.

Velázquez supuso que llegarían a un acuerdo con respecto a su paga, a algunas de sus conocidas que se dedican a lo mismo le comentaron que les mantendrían el sueldo o que en todo caso se los reducirían a la mitad.

Sin embargo, al dialogar con ellos la respuesta fue muy clara: no habría paga si no había trabajo.

“Me descansaron sin paga hasta el 20 de junio, quién sabe si vuelva”, menciona Mónica.

Ahora se encuentra en incertidumbre, pues para sobrevivir busca formas alternativas, al igual que Paola, quien laboraba en una casa en la Ciudad de México, a la que acudía dos veces a la semana, desde un municipio del Estado de México.

Paola también recibió una negativa rotunda por parte de sus empleadores, quienes le dijeron que prescindirían de sus servicios “hasta nuevo aviso”.

“Simplemente me dijeron que ya no me iban a pagar porque no iba y ya, la señora con la que trabajo me mencionó que su esposo perdió la mitad de su sueldo y que por eso tenía que despedirme, hasta que todo mejorara”, menciona Paola.

Sin embargo, ella y su pequeño hijo de tres años tienen que comer, así que con un poco de dinero que tenía decidió comprar tela y resorte, comenzó a fabricar cubrebocas cosidos a mano.

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“Me he ido a vender cubrebocas que yo misma hago en los cruceros, me ha ido bien, pero no suplen lo que ganaba limpiando dos veces a la semana, que completaba ya vendiendo gelatinas otros días”, menciona la joven madre.

Aunque el panorama resulta desolador, no lo fue para Lupe y Yola, quienes laboran con un joven matrimonio que desde que inició la pandemia decidieron pagarles íntegro su salario por protección de los cuatro.

Sus empleadores, Hugo y Fátima, les comunicaron a ambas que gozarían de su salario integro durante la pandemia.

“Nosotros nos recluímos poco antes de que decretaran la emergencia nacional y la jornada de sana distancia, y desde ese momento les pedimos a las señoras que no vinieran, pero avisamos que íbamos a mantener su pago en el día en el que lo tenían”, relata Hugo.

En un primer momento les preguntaron si preferían el pago por día, por semana o por mes, ambas optaron por el pago por semana. Sin embargo, más tarde se llegó a un acuerdo para que el pago fuera mensual.

“Ya para el segundo mes, los primeros días de abril comenzó a pagárseles por mes, ellas estuvieron de acuerdo que fuera así”, mencionó.

Hugo y Fátima reflexionaron acerca de la importancia de mantener el pago de sus empleadas domésticas pues saben, es el único ingreso que perciben, además una de ellas, Yola, se encuentra dentro de los grupos vulnerables.

“Sabemos que lo que hacen con nosotros es una porción importante del dinero que reciben, además consideramos que tienen el mismo derecho de cualquier empleado a recibir su salario, además de que no fue su culpa que la pandemia estallara y que sus actividades se traten de un trabajo presencial forzosamente”, menciona Hugo.

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