Todo el mundo debería ser astronauta: Colectivo Espacial Mexicano

Reporte Índigo platicó con el director de esta asociación civil, creadora del proyecto Ulises I,​ el cual consiste en el lanzamiento del primer satélite mexicano con fines artísticos, creado por ciudadanos

Para Juan José Díaz Infante, quien es el director del Colectivo Espacial Civil Mexicano, las cosas están claras: todo ciudadano del mundo debería serlo del universo.

El creador del satélite Ulises I, recién desempacado de Atlanta, Estados Unidos, donde dio un taller espacial para niños de entre 9 y 13 años que quieran ser astronautas, en la Feria de la Ciencia, platicó con Reporte Índigo sobre su asociación civil, única en el mundo.

“Llevo cinco años trabajando en un satélite llamado Ulises I, cuya misión es un cambio del imaginario colectivo. El aprendizaje que se ha establecido no se ocupa del mundo; nadie se encarga de la estética de éste, no hay quien hable por la naturaleza. Pienso que para que un ser humano reaccione, en pro de él mismo y del mundo necesita ser astronauta”, consideró Díaz Infante.

Y es que para para el también fotógrafo las fronteras territoriales lejos de beneficiar crean contextos e imaginarios lejanos al objetivo que deberíamos tener todos: ser seres planetarios y, más allá, espaciales.

Sobre el Colectivo Espacial Mexicano, su fundador contó que nació como un colectivo artístico que después se convirtió en una asociación civil, pero registrada como una agencia espacial pues legalmente en México se puede hacer eso.

“En otros países fundar una agencia espacial es todo un compromiso, pues se tiene que llegar al espacio, aquí es diferente, nadie cree que vayas a lanzar un cohete al espacio; tú llegas a Washington y les dices que vas a fundar una agencia espacial para lanzar un cohete y tienes que pasar por cientos de registros y reglamentaciones antes”, narró Juan José.

La Agencia Espacial Mexicana tiene actualmente “con el ojo cuadrado” a todo el mundo pues en un país en “vías de desarrollo” y en un proceso de transición, donde no se debate el tema del espacio, se tuvo el atrevimiento de fundarla, por lo que el maestro Juan José Infante ha sido invitado a varias partes del orbe a charlar sobre su organización.

“La Universidad de Arizona State nos ofreció ser nuestros abogados, porque en este gran experimento social, que es crear una agencia espacial, se supone que nosotros deberíamos certificar a quien vaya al espacio, a la Luna; es una interacción internacional. Ellos vieron en nuestro proyecto algo interesante para su proyecto de Ciencia e Imaginación en donde publicarán nuestras escrituras, libro, para su colección”, afirmó.

Juan José narró que hace dos años lo invitaron a un congreso interestelar que un grupo de activistas organiza en búsqueda de que en los próximos cien años los seres humanos puedan viajar “interestelarmente”.

“Les dije que era un error, pero insistieron pues me aseguraron que las primicias básicas que estoy estableciendo, en un momento dado, permiten que la tierra sea una nave espacial, o que editar un libro fomente la construcción de una nave espacial. Mike Mongo, quien es autor de un libro de instrucción para astronautas y quien vive en Florida, me llamó y pidió mi opinión para hacer una feria del trabajo de astronautas pues es el futuro; todos nos tenemos que preparar para ir a otro mundo”, afirmó el activista espacial.

Al hablar del interés que hay alrededor del mundo para viajar al espacio, Juan José criticó a los empresarios mexicanos, que son quienes podrían invertir en esta rama, y que pareciera “que viven en el siglo XII”, pues no piensan en el futuro y mucho menos en crear satélites.

“En el contexto en el que me están invitando a estás prácticas internacionales soy como el astronauta de piso, les interesa que vaya porque yo lo que propongo es aprender a ser un ciudadano pero del planeta, no de un país; los problemas de migración, por ejemplo, muestran que las necesidades son globales y la gente sale de sus lugares de origen por necesidad por lo que en cierto grado todos somos migrantes, terrícolas que debemos trabajar juntos, sin polarización en pro del planeta, ver el mundo como astronautas, desde arriba, sin fronteras, sin guerras, ver el mundo como mundo”, consideró el investigador.

Sobre su creación, el Satélite Ulises I, un nanosatélite artificial, Díaz Infante contó que su misión es cambiar la realidad de percepción, como un dispositivo imaginario, evolutivo, que sea el preámbulo para realizar más satélites pues implicaría llevar un mensaje global desde México.

“Si cancelas un aeropuerto pues no hay interés de lanzar un cohete al espacio, al nuevo gobierno hay que exigirle que haya aeropuertos, trenes, cohetes y satélites, pero en este momento en lo menos que se piensa es en el desarrollo tecnológico, en la necesidad de construir satélites”, consideró Díaz Infante.

Lo que sigue para el Colectivo Espacial Mexicano es la celebración de los 50 años del aterrizaje en la Luna, que después del Sputnik es lo más importante que se ha hecho en el mundo, al parecer de Díaz Infante, quien aseveró que lo que quieren es generar un análisis del discurso que dio Kennedy pues hay una necesidad de “estadistas” de esa índole y, además, “nada inicia sin un discurso”.

“Para el Colectivo, independientemente de generar una misión espacial, lo que queremos es promover una constelación de satélites, un proyecto a muchos años, para una sociedad compleja y nos importa, como punto número uno la situación del discurso en México pues es la única manera de empezar a salir del hoyo en el que nos encontramos”, consideró.

El proyecto Ulises I,​ consiste en el lanzamiento del primer satélite mexicano con fines artísticos, creado por ciudadanos. ​La relevancia del mismo ha posicionado a Díaz Infante como miembro del Comité Cultural de la Federación Astronáutica Internacional.

¿QUÉ OPINAS?

TE RECOMENDAMOS LEER:

UNAM dice adiós a prácticas con animales; serán sustituidas con realidad virtual

Te puede interesar