Sound System, el sonido del oro negro

El sound system fue parte fundamental de la cultura jamaicana desde los años 50 y su evolución lo ha llevado fuera de la isla caribeña. El prototipo de los grandes sonidos de barrio que se extendió por todo el mundo, llegando a México para constituir un estilo de vida para muchos jóvenes.

Comienza el raspar de una aguja con un disco de vinil y con ello una larga historia de cultura musical y un estilo de vida que, conserva su estilo de barrio y fiesta callejera y se ha extendido por todo el mundo, el sound system.

Los primeros acordes nos llevan directo a Jamaica, isla de historia musical bastante amplia, que se nutre de diversos ritmos caribeños, como el mento y el calipso, mezclados con géneros norteamericanos, como el jazz, el rhythm & blues y el rock. De esas fusiones nacerán el ska, el rocksteady, el reggae, el dub y el dancehall.

Más allá de las bocinas, las tornamesas y los discos de vinil la parte humana del Sound System, el selector, llamado también Dj, hace presencia y más allá de poner sólo música, es quien se encarga de que el ambiente vaya llevando a la gente a mover el cuerpo y a divertirse.

Miguel, es estilista y barbero de profesión, en su negocio, ubicado en la colonia Escandón, donde atiende en un horario extenso, pero siempre disfrutando y aprendiendo de diversas experiencias musicales.

Marko, trabaja como mesero, sin embargo siempre lleva la música jamaicana y el objetivo de coleccionar sencillos o álbumes que puedan ser escuchados por más de uno en una convivencia.

Para Fernando salir de su empleo como contador, dedica tiempo a investigar sobre música o sobre sonido, disfrutar de una melodía, actividades que le dan la libertad que los números y las cuentas no siempre tienen.

Ellos tienen en común una cosa, son coleccionistas de música en vinil, selectores y pinchadiscos en la evolución mexicana del Sound System, un ambiente que quizá se ha alejado  mucho de las calles, pero que conserva el ambiente de fiesta y baile que salió del caribe a rodear al mundo.

En distintos eventos pero con la misma esencia  ellos cambian sus pasiones diarias por una que perdura toda la vida, el ska, el rocksteady, el reggae, el “oro negro”, múltiples bocinas y el baile y diversión de la gente.

La búsqueda y resguardo del “oro negro”

La música es un lenguaje universal, en el momento que se transforma de datos, señales magnéticas o zurcos y se expulsa como sonidos, como ritmo, cuando alguien comienza a mover los pies, deja de tener dueño.

Sin embargo para los selectores además de sus trabajos cotidianos, conseguir un sencillo, un LP o cualquier vinilo, lleva un proceso, y comenzó con lo más mínimo, con una historia personal.

“El ir descubriendo los Box Set de Trojan, cosas así, era un máximo, (…) un amigo en por azares me dijo que me vendia discos y los compre… y de ahí, de ahí empecé a coleccionar, ahora tengo alrededor de 200 sencillos” comenta Miguel, y añade que todo comienza con un solo disco, con una sola canción que te marca.

Coleccionar música en vinil es una costumbre que ha retomado fuerza en las nuevas generaciones, sin embargo para los verdaderos apasionados como Miguel, Marko y Fernando, se necesita tiempo para revisar los discos ofertados en internet, en tiendas especializadas o mercados, se necesita paciencia para entrar en subastas y sobre todo “tener en cuenta cuanto gastarás en el próximo” como comenta Marko.

Este estilo de vida comenzó hace ya más de 15 años en México, con pocos lugares donde llevar la música, pero sobre todo donde conseguirla, pero gracias a las redes sociales, las tiendas en línea y los contactos, muchos selectores o coleccionistas han logrado mantener en expansión sus bibliotecas.

“Es a base de mucho esfuerzo y de mucho trabajo, comprar tornamesas, viniles, audio, viajes para tocar fuera” Comenta Marko, convencido de que lo importante es compartir la música, que la gente la escuche y que sobre todo se divierta.

Cuando el selector tiene una completa pasión deja de contar sus discos, se convierte en melómano, y la colección se va haciendo más grande, con cada canción con importancia sentimental para quien la posee.

Todos los entrevistados coinciden en que hay una gran diferencia entre la música digital y la música en vinil, los sonidos más nítidos, el crujir de la aguja, la fidelidad, es lo que ha alimentado la pasión que va creciendo en sus anaqueles y en sus almas.

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La fiesta y la energía del Sound System

Después de tener los discos, las tornamesas y el audio, organizarse con otros colectivos y sacar un evento es la mejor oportunidad de compartir la música. Si bien en México cerrar una calle y llevar los grandes amplificadores para algo monumental es una cuestión difícil, hay lugares que en convenio con los colectivos y organizadores están dispuestos a apoyar la escena del sound system.

Studio one es un lugar fuera del metro Ciudad deportiva que se enfoca a la música jamaicana y reggae en todos sus subgéneros, es de los pocos lugares que han conservado esa línea y perduran hasta el día de hoy, pero gracias a los convenios y organización se difunden espacios a través de “flyers”, que antes se distribuían en papel, sin embargo ahora se aumenta su alcance con las redes sociales.

El ir a pinchar aparte de ser un gusto también se toma como trabajo, puesto que colectivos y selectores tienen que transportar el audio o sus selecciones, pagar pasajes, hacer pruebas de sonido, saber que están tocando los demás para “empatar la fiesta” y no dejar que el ánimo decaiga.

Para Fernando, conocido como Feno, en el sentido técnico el sound system son las bocinas, los mezcladores, los discos y las tornamesas, pero más allá de eso, es la energía, la fiesta, el sonido del reggae y del rocksteady, la gente bailando, el selector animando la fiesta.

Miguel, Badness afirma que algo que aprecia es sentir que a la gente le gusta lo que pone “dicen por ahí, que emborracha más a un hombre los tragos de licor o la gente gritando su nombre”, comenta entre risas.

Marko o Mark Fields comenta, que lo importante es que la gente se entregue, que disfrute la música, la energía que ve al colocar los discos de ska two tone y “verlos bailando o disfrutando la fiesta, ya me hicieron el día”.

La escena del sound system es una historia de música, pero también de cultura, y de inclusión, los selectores coinciden en que no es necesario pertenecer a una cultura ligada con lo jamaicano o inglés para poder disfrutar de la música, que todo mundo puede ir, siempre que vaya con la idea de “bailar, disfrutar, tomar una cerveza y regresar lo más tranquilo a casa”.

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