Rock psicodélico imperdible

En el transcurso de tres años y dos sólidos discos al frente de Tame Impala, Kevin Parker ha elevado su estatus musical hasta convertirse en el sustituto de facto de Wayne Coyne, el líder de The Flaming Lips, la legendaria banda de Oklahoma, y la figura más notoria dentro del rock psicodélico desde hace, por lo menos, 15 años. 

En el transcurso de tres años y dos sólidos discos al frente de Tame Impala, Kevin Parker ha elevado su estatus musical hasta convertirse en el sustituto de facto de Wayne Coyne, el líder de The Flaming Lips, la legendaria banda de Oklahoma, y la figura más notoria dentro del rock psicodélico desde hace, por lo menos, 15 años. 

Aunque –todavía– no tiene la misma presencia estrafalaria que Coyne (no ha caminado por encima de su público dentro de una pelota gigante), Parker tiene las distorsiones de guitarra necesarias para cubrir esos zapatos. Su voz es gangosa y por momentos se asemeja a la de la etapa más psicodélica de John Lennon; su música parece estar bajo el filtro de  un caleidoscopio, lo que le agrega una intemporalidad curiosa. “Elephant”, por ejemplo, suena refrescante en el disco, en vivo o en un comercial para BlackBerry, tampoco sonaría fuera de lugar después de “Highway star”, de Deep Purple, en la programación radial de 1972. 

Parker es un músico que actúa prácticamente en solitario y Tame Impala solo se convierte en una “banda” al momento de salir de gira. A juzgar por el sonido a veces masivo –y a veces épico– del proyecto, resulta difícil creer que todo venga de la mente de una sola persona. 

Pero quienes estén familiarizados con la escena musical de Perth, una vibrante ciudad australiana, saben que Parker es el talento más prolífico de la zona. Su nombre está asociado a otras tres bandas psicodélicas: Space Lime Peacock, Mink Mussel Creek y, de manera más notoria, Pond, así que no tuvo ninguna dificultad para encontrar a los integrantes de su “banda” en vivo, pues son sus amigos y conocidos. 

“Innerspeaker” (2010), el álbum debut de Tame Impala, lo comenzó todo. Un disco estéticamente coherente desde la portada, con una fotografía de las Grandes Montañas Humeantes de Carolina del Norte, en Estados Unidos, modificada por el artista visual australiano Leif Podhajsky. Todavía es fecha en que un .GIF de esa portada circula por las páginas de Tumblr. 

Las letras en “Innerspeaker” reflejan la cualidad solitaria de Parker, y qué mejor prueba de ello que el primer sencillo “Solitude is bliss”, una manera espectacular de dar a conocer a Tame Impala: las vocales son sumergidas en delay y reverb, e incluye un distorsionado riff que pendula durante toda la canción para darle un efecto psicodélico y de dream pop. 

La revista Rolling Stone designó a “Innerspeaker” como el álbum del año en 2010. Tras el éxito de su debut, Kevin Parker regresó dos años después con nuevo material de Tame Impala. Como resultado, “Lonerism” se lanzó en octubre del año pasado superando todas las expectativas. Con este segundo álbum, Parker ha consolidado un sonido que va del space rock al dream pop, una mezcla que en vivo resulta perfecta para convertirse en una de las bandas preferidas de los grandes festivales de música. 

Durante el último año y medio, Tame Impala ha tomado por asalto el circuito de festivales británicos y estadounidenses, y en esta última etapa de su gira harán escala en Sudamérica y México –donde ya se habían presentado anteriormente en el Festival Vive Latino y en Guadalajara– para presentar su potente show en vivo. 

México tiene una cercana y longeva relación con el rock psicodélico, desde las inocentes versiones de rock traducidas al español a inicio de los 60, la proliferación de la psicodelia mexicana de finales de esa década y durante los 70, hasta la preferencia de expresiones más actuales: nuevos talentos como Jagwar Mar (también australianos) también se presentarán en vivo en nuestro país. 

Y así lo confirmaron los fanáticos mexicanos que agotaron el boletaje para la presentación de Tame Impala que se llevará a cabo esta noche en el José Cuervo Salón, en el Distrito Federal.