La Ciudad de México es un museo de monumentos

Restaurar monumentos para recordar

Para que un monumento sea intervenido, éste debe reflejar el recuerdo de un hecho o un personaje, como el Hemiciclo a Juárez, el cual sufrió un incidente el pasado fin de semana. En ese sentido, especialistas aseguran que el vandalismo sin sentido a una construcción sólo significa la falta de información que los ciudadanos tienen sobre la pieza, algo que debe solucionarse a nivel federal

La Ciudad de México es un museo de monumentos artísticos e históricos, los cuales ayudan a recordar hechos trascendentales para el país y los ciudadanos. Sin embargo, el tiempo y los transeúntes pueden ser sus peores enemigos.

Este domingo, uno de estas construcciones, el Hemiciclo a Juárez, sufrió un incidente. Un ciudadano de 26 años de edad degolló el águila principal de la edificación, por lo que fue detenido y llevado al Ministerio Público

Horas después del hecho, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) informó que el Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam), así como la Dirección General de Asuntos Jurídicos del Instituto, atenderían la restauración de la pieza.

En el texto Patrimonio Complutense Recuperado (Institución de Estudios Complutenses, 2014), José Llull Peñalba, historiador y geógrafo, comparte que, de acuerdo con el historiador de arte Cesare Brandi, sólo aquellos objetos a los que se le atribuye el mérito artístico son dignos de ser conservados y restaurados “porque son portadores de valores culturales y a la vez testimonios del pasado histórico”.

Para el doctor Pablo Francisco Gómez Porter, de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los monumentos se convierten en obras de arte desde un inicio, cuando se construyen para buscar recordar un hecho trascendente o a un personaje.

En ese sentido, distingue que, así como el Hemiciclo a Juárez, el Palacio Nacional, la columna del Ángel de la Independencia y el Museo de Antropología, son ejemplos de obras de arte que requieren restauración y, por lo tanto, valoración social y gubernamental.

No precisamente porque una obra sea antigua debe ser restaurada, para eso debe tener una serie de valores y, sobre todo, una relación del pasado con la sociedad del presente (…) Una pieza debe ser intervenida sólo tras un sismo, un incendio o un acto de vandalismo
Pablo Francisco Gómez PorterAcadémico de la Facultad de Arquitectura de la UNAM

Marisa Castellanos, directora de Artec de México Restauración de Arte, asegura, en entrevista con Reporte Índigo, que el vandalismo a monumentos sólo se lleva a cabo para llamar la atención de las autoridades ante una situación de emergencia, cuando no se cumplen las promesas hechas o se vulneran los derechos; sin embargo, no se aceptan cuando no hay razones comprensibles.

“El vandalismo ante un monumento es algo que no se debe ni puede hacer, pero que debe ser resuelto”, detalla.

Informar para salvar monumentos

El académico de la Facultad de Arquitectura, Pablo Francisco Gómez Porter, dice que un monumento histórico o artístico generalmente es destruido por la sociedad porque ésta no tienen la información suficiente para respetarlo.

En ese sentido, señala que es importante que las autoridades correspondientes destaquen los datos más relevantes de todas las piezas, con el fin de que se eviten catástrofes a mediano y largo plazo

“La gente llega a destruir los monumentos porque no hay el conocimiento ni la conciencia social del valor que una construcción puede tener (…) Como no se les comunicó desde el nivel de los especialistas cuál es la importancia que tiene la pieza, no habrá apreciación social de la unidad y entonces la van a ignorar o a vandalizar”, dice Gómez Porter.

En Patrimonio Complutense Recuperado se establece que los monumentos deben defenderse al paso de los años, con la intención de asegurar que la consistencia de todas sus partes llegue a las generaciones venideras con la posibilidad de que conozcan cada una de sus etapas creativas.

Sin embargo, enaltece que lamentablemente no siempre llegan a las futuras generaciones, ya que la destrucción no sólo se da por parte de la sociedad, sino por malos restauradores, haciendo que la pieza pierda su valor inicial.

El doctor Gómez Porter comparte que la labor de la intervención es una actividad multidisciplinaria, pues por un lado requiere buenos especialistas que vean por la estabilidad estructural del monumento y, por el otro lado, a historiadores que hagan entender cómo ha evolucionado la construcción.

“La labor de los monumentos es una tarea de todos. Sí, el gobierno como tal tiene atribuciones en materia jurídica para conservar los monumentos, pero la academia tiene la obligación o el deber moral de transmitir esos valores a la sociedad”, admite Gómez Porter.

También, distingue que quienes más tienen la labor de preservar es la sociedad, pues además de disfrutarlos debe apreciarlos y preservarlos por su valor histórico y cultural.

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