Rescata la parte humana de la leyenda de Villa

Pancho Villa es uno de los personajes más importantes de la Revolución mexicana, y la escritora Carmen Olivas muestra su lado más humano en su novela El último regalo de Villa. Motivada por una historia familiar, la autora escribe este relato como una forma de resarcir la orfandad y las penurias de su abuelo a quien su padre abandonó por seguir al 'Centurión del Norte’ a EU
José Pablo Espíndola José Pablo Espíndola Publicado el
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Una tarde la maestra Carmen Olivas llegó a visitar a una tía, sentadas una enfrente de la otra en la sala, le dijo “¿sí supiste, Carmen, que el papá de mi papá era escribiente de Pancho Villa?”, a lo que ella respondió “no, pero esto tiene que revisarse”.

Lo que Olivas sabía era que su abuelo había crecido en orfandad, al cuidado de los tíos, porque su bisabuelo se había ido a Estados Unidos, pero pensaba que se había ido de bracero. Indagando más en el tema se dio cuenta que no era así, porque las fechas no correspondían con este programa.

“Fue cuando me hice la preguntas de ‘¿a qué se fue a Estados Unidos?, ¿por qué no volvió?’, entonces dije ‘se fue con Pancho Villa, y como soy una gran admiradora de él, me decidí a escribir”, cuenta Carmen, en entrevista con Reporte Índigo.

Así nació la novela El último regalo de Villa que cuenta la historia de Valentín, quien con solo 12 años, le hace una promesa a su madre en su lecho de muerte: ir en busca de su padre, quien, unos años antes, se unió a las filas villistas.

Valentín representa a mi abuelo. Él no tenía ese nombre, pero en mi afán de resarcir el daño que vivió mi abuelito, de la orfandad, de las penurias, a través de las letras quise darle un espacio de búsqueda a esa persona tan grande que fue mi abuelo y lo mandé a buscar a su padre, porque yo sentía que a lo mejor él tuvo la necesidad de encontrarlo o de saber qué había pasado con él
Carmen OlivasEscritora

Inicialmente, Olivas no estaba segura de que iba a ser una novela, ya que ella se dedicaba a escribir cuentos, así que la idea era hacerle uno a su abuelito, pero con trabajo y tiempo se transformó en lo que ahora es El último regalo de Villa.

Mientras trabajaba el cuento, Carmen formaba parte de un taller literario en la ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua, donde tenía un asesor muy bueno que la llevó a convertirlo en una novela, por todos los elementos con los que contaba.

“Presenté el cuento con la historia que había escrito y yo misma sentía cuando se los estaba leyendo que no entraba en el género del cuento, por las funciones, por todo los momentos narrativos que estaba manejando, pues había que irlos separando. Ese cuento inicial se convirtió en tres y mi asesor me motivó a buscar más lecturas que me ayudaran a formar al personaje”, relata la autora.

Así lo hizo Carmen para que Francisco Villa se moviera en la novela con el tono y la voz correcta.

El Villa que muestra

Si bien, Pancho Villa es uno de los personajes históricos sobre los que más se ha escrito, Carmen Olivas decidió escribir sobre una época poco conocida sobre el llamado “Centauro del Norte”.

“Hay mucho del triunfador y poderoso, implacable, y la novela de El último regalo de Villa se enmarca después de 1916, y no es porque yo la haya querido escoger, sino es justo cuando esa tropa llega al pueblo de mi abuelo, o sea, son esas fechas”, comenta la escritora.

Su bisabuelo se había ido años atrás y Villa regresa, todos esos elementos están en la trama, Carmen los acomoda y siembra la presencia del personaje que quiere se mueva al lado de Pancho Villa, porque son dos líneas narrativas: la de Villa y la de Valentín.

“A través de los ojos de Valentín vamos a poder conocer a un Villa más humano, a pesar de que está en esa época de rabia y de venganza, ese contacto con los niños jamás se le va a borrar de su espíritu y yo quería rescatar la parte humana de la leyenda, que es Pancho Villa, quien ha logrado trascender fronteras, es una leyenda a nivel mundial”, afirma.

Al ser de Chihuahua, cuna de la Revolución mexicana, Carmen es admiradora de Pancho Villa, por sus genialidades, y a pesar de la leyenda negra que carga a cuestas, ella prefiere quedarse con las grandes cosas que hizo.

“Puedo recordar la época breve de gubernatura y me quedo maravillada de las reformas, de los intentos, de las transformaciones que hizo en un mes, que fue lo que estuvo como gobernador de Chihuahua” comenta la escritora.

En la búsqueda de información para su novela, Carmen Olivas comparte que el dato que más le sorprendió fue haber conocido el Manifiesto de Francisco Villa, un documento donde el “Centauro del Norte” expone sus ideas y peticiones, es como un llamado al pueblo, porque, aunque en 1916 ya está en declive, sigue teniendo ese sueño de transformación.

“A pesar de que fue un individuo al margen de la ley, se siente libre de todo lo que hizo antes, y lucha, el esfuerzo y la sangre que gastó en esos años, siente que le dan esa oportunidad de hablar, de pedir, de convocar y el Manifiesto de Francisco Villa, que se escribe en Riva Palacio, Chihuahua, me deja maravillada por los elementos ideológicos que aparecen en él”, explica la autora.

Olivas también dice que conocer todas las acciones que Villa hizo para firmar la paz son para aplaudirse y sorprenderse, al grado de que ella lo llega a comparar con Aníbal, el cartaginés, el único hombre que fue capaz de hacer temblar al imperio romano.

“Me quedo con aquello que decía, y está en el manifiesto, ‘nosotros los de las armas no tenemos por qué estar al frente del gobierno, porque hemos sido el peón de las batallas para que alguien con la calidad humana y cultural quede al frente de este México querido’.

Me quedo con eso, de que su lucha, aunque muchos podrán opinar diferente, no era en busca del poder personal. Que los egos de los grandes dirigentes tendrían que quedar a un lado para buscar el bien común
Carmen OlivasEscritora

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