Querido YouTube

En los 80, los comerciales sobre productos relacionados a la intimidad e higiene de la mujer presentaban el lazo entre madre e hija. En los 90, los adolescentes se informaban de sus amistades más “experimentadas” y en la actualidad, el psicólogo, profesor –y “orientador”– sexual es nada más, ni nada menos que YouTube, la plataforma de videos más popular en la Web, perteneciente a Google.

Internet y sitios como YouTube se han vuelto el consejero de niños y adolescentes que buscan información de salud sexual y otros temas ‘difíciles de abordar’. La apertura de la Red los confunde aún más y provoca que cambien su comportamiento dentro y fuera de ella
http://youtu.be/lwkV1WFH3ME

En los 80, los comerciales sobre productos relacionados a la intimidad e higiene de la mujer presentaban el lazo entre madre e hija. En los 90, los adolescentes se informaban de sus amistades más “experimentadas” y en la actualidad, el psicólogo, profesor –y “orientador”– sexual es nada más, ni nada menos que YouTube, la plataforma de videos más popular en la Web, perteneciente a Google.

Niños y adolescentes entran a ese sitio Web para resolver sus dudas relacionadas con salud sexual y relaciones sexuales, principalmente, los estereotipos de género, coqueteo y dating, según un estudio de la psicóloga clínica Catherine Steiner-Adair.

La timidez por tratarse de jóvenes atravesando la pubertad, la falta de comunicación con sus padres por lo mismo y la desinformación a nivel educativo y cultural son solo algunas de las razones por las que YouTube –e Internet en general– se ha vuelto su “diario” y fuente de formación sexual.

“Las normas sociales en torno al sexo y las citas –especialmente entre los jóvenes– han cambiado dramáticamente en los últimos años”, comenta Steiner-Adair.

En gran parte, ese cambio se le atribuye a “una ‘cultura saturada de sexo’ y a la tecnología utilizada para propagarla”, enfatiza Kurt Wagner de Mashable.

Y es que los teens (adolescentes) no se dan cuenta de que cada vez que entran en una red social o al ver videos que se vuelven virales están aprendiendo, añade Catherine. Diariamente observan sitios con esa cultura “cargada de sexualidad que tiene a la sociedad adormecida”.

Al igual que en el pasado, cuando la televisión tomó el rol de “educador” de los más pequeños, la falta de atención y monitoreo de los padres sobre el contenido que sus hijos buscan y encuentran en Internet solo logra que se debilite la poca –o mucha– comunicación entre ellos y que los teens se confundan aún más.

Además, la gran mayoría de las búsquedas que tengan palabras como “sexo” o cualquier parte del cuerpo, disparan imágenes y contenidos pornográficos, que no es apropiado para los menores de edad y que no es información útil sobre sexualidad.

La también autora del libro, publicado esta semana, “The big disconnect: Protecting childhood and family relationships in the digital age”, comenzó su investigación hace cuatro años. El motivo principal para realizar el estudio fue la manera en la que las personas se iban relacionando con otras a través de las redes sociales y el alcance de la tecnología.

Durante esos cuatro años entrevistó a mil niños cuyas edades oscilaron entre 4 y 18 años. Así como a mil maestros y padres de familia.

Consultas que 
desinforman

La falta de una guía adulta en los niños y jóvenes que utilizan la Web y plataformas como YouTube con la finalidad de informarse y/o educarse sobre sexualidad resulta contraproducente.

No solo por el riesgo a caer en manos de acosadores o de sitios de pornografía infantil, ni por la probabilidad de que se confundan aún más con los resultados que obtengan, sino que esa apertura y libertad en temas sensibles, generan que el niño –o adolescente–  cambie su comportamiento fuera y dentro de la Web.

“Esa confusión alienta a los adolescentes a comportarse de una manera particular en línea, forma que nunca imitarían en las interacciones cara a cara”, alega Catherine.

Y es que hay cierta desconexión “entre lo que son los niños en el fondo de su corazón y las personas que son en línea”, dice la psicóloga social, “es como si tuvieran dos seres diferentes”.

De acuerdo a los resultados de un estudio a cargo del Pew Research Center, publicado en el 2010, los teens usan Internet para buscar información de salud o “temas que no son muy fácil de abordar”, señala el informe oficial de la investigación, entre esos temas están uso de drogas, salud sexual y/o depresión.

Uno de cada seis adolescentes –el 17 por ciento– busca información de temáticas de salud sensibles, subraya el Pew Research Center.

El comportamiento de los niños también ha cambiado con la interacción en las redes sociales, “el flirting (o coqueteo) se ha transformado de una nota inofensiva en clase (…) a los textos más agresivos o mensajes en redes sociales, en algunos casos, incluso en fotos explícitas”, agrega Catherine  Steiner-Adair.

El “adelanto” de la madurez sexual de los niños es otra consecuencia del acceso sin restricciones en la Red.

Un ejemplo de ello es un niño de 13 años, a quien Catherine conoció durante la investigación. El preadolescente preguntó: ¿Por qué a las mujeres les gustaba que las ahorcaran en el acto sexual?

No, no era un pervertido, él había visto un video en YouTube que mostraba esa manía o práctica sexual.

Catherine menciona que algunos niños han imitado conductas y actos pornográficos en las escuelas. En esos casos, los pequeños confiesan que vieron ese tipo de actos en videos online.

Eso ha causado que, en los últimos dos años, se dieran cambios radicales “en cómo coquetean y se cortejan los niños y las niñas”.

Steiner-Adair es tajante y se aventura a decir que ya se ha llegado a una época en la que se perdieron “las barreras para proteger a la niñez”.

Y es que lo más grave es que los niños no creen que su conducta es inapropiada, creen que están coqueteando con niñas. Las agresiones verbales –a veces físicas– son concebidas como flirting por la mente de un menor.

Se identifican entre ‘selfies’

Otro factor crucial es esa cultura de “selfies”, una tendencia digital en la que los adolescentes son los protagonistas y las redes sociales son el medio para publicar la mejor foto, video o post.

Cuando el usuario es el centro de atención y/o la estrella de los videos, en el caso de tutoriales por ejemplo, el resto de contactos y otros usuarios desconocidos los ven como referencia y hasta los consideran expertos en temas de salud, belleza, cultura, sexualidad y sociedad.

En YouTube, si una adolescente entra a buscar qué ropa interior es la adecuada, encontrará miles de tutoriales con consejos que provienen de jóvenes de su edad. Así, se identifican y confían en esa fuente de información y/o consulta.

Ya no se necesita adquirir una Cosmopolitan para saber qué posición o práctica sexual es la ideal para el Día de San Valentín, las dudas sobre la madurez sexual del cuerpo se resuelven con la información que proporcionan los sitios Web, sea o no proporcionada por un usuario con conocimiento del tema.

Excluyendo las fuentes fidedignas y sitios auténticos de educación y contenido sexual o médico –que tampoco deben ser consultados por un menor sin la presencia de un adulto–, YouTube y el resto de páginas que abundan en Internet, no son ni psicólogos, ni médicos y mucho menos padres de familia o profesores con la preparación para orientar y satisfacer la curiosidad natural de un niño y/o adolescente en pleno desarrollo. 

Páginas ‘TodoTube’

La popularidad de YouTube ha provocado que se inventen distintos sitios en línea. 

Uno de los más populares es “BooTube”, en el que podrás encontrar los peores videos que se han subido a YouTube. Desde los que tienen los comentarios más deplorables, hasta los de mayores votaciones en “No me gusta”. Irónicamente, a veces este tipo de videos son los consentidos de lo usuarios, dado su toque de humor y sátira.  

El título lleva la palabra “boo”, la onomatopeya del abucheo del público.

En “BooTube” también aparecen los videos menos vistos.

Algunas páginas de pornografía en línea se han sumado a esta tendencia con juegos de palabras que incluyen ya sea la primera parte de YouTube, “You” o bien, el “Tube”, que suele ser el más recurrido.

A diferencia de Instagram, YouTube no ha cambiado sus condiciones de uso para evitar que se utilicen términos similares a su título o que se imite su logotipo.

Los tutoriales en YouTube se han vuelto una referencia de consulta y consejos para los jóvenes, que a la vez se identifican con los usuarios que suben sus “guías” en video

 

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