‘Que vean la película y hablamos’

Luis Urquiza, productor de cintas como “Hidalgo: La historia jamás contada”, sabía que su película “Obediencia perfecta”, sería controvertida, pues se trata de la historia de Ángel de la Cruz, un sacerdote  basado en Marcial Maciel, y su relación con Sacramento Santos, un joven seminarista.

Luis Urquiza, productor de cintas como “Hidalgo: La historia jamás contada”, sabía que su película “Obediencia perfecta”, sería controvertida, pues se trata de la historia de Ángel de la Cruz, un sacerdote  basado en Marcial Maciel, y su relación con Sacramento Santos, un joven seminarista.

“El tema me traía movido desde hace años, el manejo psicológico y religioso, el lavado de cerebro que se hace a la gente y la deja sin libertad: en la iglesia, un partido político, la misma familia”, explicó el también director en entrevista para Reporte Indigo. “Me atraía el poder, cómo se ejerce y cómo puede lastimar y torcer a una sociedad”.

Pero fue hasta que leyó el libro “Perversidad”, de Ernesto Alcocer, que incluye un capítulo con el título de la cinta, que se decidió a llevar el tema a la pantalla grande, con Alcocer como guionista.

Que haya llegado a los cines del país tan cerca al día de la canonización de Juan Pablo II y del anuncio del Vaticano sobre la destitución de 884 sacerdotes pederastas desde 2004, afirma, fue mera coincidencia.

Sin embargo, no cabe duda que estos acontecimientos sirvieron de motor para la curiosidad de los espectadores, que según datos de El Economista fueron más de 270 mil, y registraron 558 mil 663 pesos en el fin de semana de estreno. Esta afluencia colocó a “Obediencia perfecta” por encima de “César Chávez”, de Diego Luna.

“No esperaba esta respuesta, pensé que la afluencia iba a ser menor, pero el boca a boca ha sido increíble, igual que la crítica. Y creo que no hemos defraudado al público con una película morbosa, que atacara a la Iglesia o que atacara a la fé”, señala Urquiza. “Creo que la gente se ha confrontado y ha llegado, creo yo, a exorcizar un tema que les traía problemas. Considero que lo están abordando con inteligencia yendo a las salas de cine”.

Su finalidad al comenzar la filmación, asegura, no era la provocación, sino invitar al público a analizar un tema tabú.

“Quería que sintieran ese personaje contradictorio, que sintieran a Maciel de carne y hueso”, subraya. “Para mí lo importante de la película es que como espectador entiendes y sientes como opera el abusador, cómo se siente. Lo siente como una historia de amor, y ahí está el truco para llevar al espectador a humanizar a ese personaje, que también polariza”.

El director precisa que la perversión de un mensaje de amor, usado para violentar, es el tema central de la cinta. Pero miembros de la Iglesia Católica están en desacuerdo.

Manuel Corral, exsecretario ejecutivo del Episcopado Mexicano, por ejemplo, recalcó ante varios medios que la película “es de poco gusto” y “oportunista”, además de que “explota el lado del morbo”.

¿La respuesta de Urquiza? Está dispuesto a recibir las críticas, pero seguro de que quienes lo juzgan no han visto el filme.

“Creó que ya les caló que la gente sí vaya a ver la película. Al principio se callaron, no dijeron nada, y esperaban todo lo contrario, esperaban silencio. Pero la gente que es inteligente está yendo al cine (…) y ahí es donde ya hablaron. Y viene la ofensa. Sin haberla visto la juzgan”, expresa. “Que vean la película y hablamos”.

Aunque su intención no era ofender a la Iglesia, de algo está seguro: la canonización de Juan Pablo II fue muy apresurada.

“Hay que leer con cuidado esos signos que se mandan a la sociedad, una sociedad que piensa que la Iglesia católica no se equivoca”, comparte. “Yo creo que lo prudente hubiera sido esperar, esperar a ver que sale”.

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