A partir de un electroencefalograma, la artista Rocío Cerón reflexiona sobre las evocaciones como territorios visuales

Potenciales evocados de Rocío Cerón, la danza de la poesía

A partir de un electroencefalograma, una fotografía de infancia y, a su vez, el recuerdo que provocan estas dos imágenes en una acción, la artista Rocío Cerón reflexiona sobre las evocaciones como territorios visuales

Los sueños muchas veces pueden ser reveladores al momento de la creación, ya que se tratan de imágenes oníricas compuestas a partir de recuerdos fragmentados, donde existe la posibilidad de expandir este universo, para así encontrar un sentido a la existencia, como para Rocío Cerón.

Una quimera recurrente de la poeta y performer Rocío Cerón ha sido el recuerdo que detonó una fotografía de su infancia, en la cual aparecen sus hermanos y su abuela en un jardín. Esta introspección la inspiró para realizar Potenciales evocados, acto que se presenta en la Celda de Sor Juana, de la Universidad del Claustro de Sor Juana.

“Tiene que ver con la construcción que hice de este espacio y los juegos de infancia, lo que implica mi relación con mi abuela y mis hermanos, lo que significa la libertad. Me di cuenta que todo el tiempo he estado vinculando esas cosas que tienen que ver con el descubrimiento”, explica Rocío Cerón a Reporte Índigo.

En este jardín, la pequeña Rocío creó alfabetos secretos en la tierra hasta que, en algún punto, su curiosidad la aplicó a realizar investigaciones y catalogación de flores de una manera darwiniana para, así, comprender el mundo a través de sus fragmentos.

La pieza se trata de una primera entrega, pues la artista tiene planeado producir más materiales que complementen esta exposición. También saldrá un libro y un álbum titulado Jardín mental

Y como todo recuerdo está relacionado, la artista fue más allá, con la remembranza de su abuelo, el Dr. Teodoro Flores Covarrubias, quien logró el primer registro electroencefalográfico realizado con un aparato fabricado por él mismo.

“Yo cada tanto me hago electroencefalogramas, porque me seducen desde niña; toda mi infancia tuve la idea de que el cerebro produce esta danza eléctrica, para mí era alucinante”, comparte.

De esta unión comprendió la importancia simbólica que ahora tiene ese jardín, su infancia y los electroencefalogramas, elementos que detonan a Potenciales evocados, donde la poeta se cuestiona qué evoca qué, y realiza una especie de capas: cómo una imagen observada deviene en una imagen eléctrica, la cual se traspasa a una imagen mental y se convierte en acción.

“Potenciales es una prueba que se hace a la gente para ver si escucha y tiene el sentido del tacto bien a través de estímulos auditivos. Entonces, de alguna manera, creo que nuestro cuerpo tiene una suerte de poesía en capas de estos dispositivos que te llevan a esas evocaciones y recuerdos”, detalla.

El arte de la vacilación para Rocío Cerón

Toda evocación lleva a la vacilación, a la creación de formas que construyen procesos de cuerpo y voz. La obra de Rocío Cerón plantea la posibilidad de generar líneas de comunicación entre lenguaje científico y artístico, por y para la creación de obras transdisciplinares como vía de investigación que rigen el funcionamiento del sistema nervioso central humano en una perspectiva de creación.

En esta ocasión, la poeta exhibe dos poemas audiovisuales proyectados en un muro; ocho fotografías de formato medio y una acción performática. Se trata de una experiencia inmersiva articulada en dos ejes: el lenguaje poético expandido y el lenguaje neurocientífico.

“Para mí hacer un poema en mi cabeza, estar escuchando y escribiendo es hacer que la electricidad esté bailando, el electroencefalograma son coreografías que están creadas de la electricidad cerebral, de la movilización en la sinapsis y pensamiento. Lo que sucedió es que caí en las obsesiones que he traído trabajando de maneras diversas igual que los gestos del cuerpo”, explica.

Una parte importante para la poeta es la reflexión sobre las diferentes maneras de cómo se aprecia y se reflexiona una imagen, acto en el que se involucran todos los sentidos.

En este aspecto, los poemas que se proyectan también pueden leerse en braille, a manera de homenaje para las personas que tienen debilidad visual, pero que en su cerebro tienen otra especie de imágenes guardadas como memoria.

“El poema pasa por el cuerpo, por esa cosa vivencial y evocativa hacia la construcción intelectual, pero antes es el aliento, la sangre que corre por el cuerpo. Y este proyecto habla de esto, el poema es una imagen ancestral, ritual, olfativa, mucho más profunda, como el alma humana”.

“Lo que yo quiero es que haya muchas formas de lectura, desde el poema que esté habitando el cuerpo y la parte textual, donde el lenguaje permita que toda esta articulación llegue y cada uno de esos espacios, sonoros, visual y corporal, estén en una simultaneidad”, especifica.

“Veo el cuerpo de mi obra durante estos 20 años y básicamente son las mismas obsesiones. Mis piezas dan cuenta de este momento en el que estamos, de esos paradigmas sobre quiénes somos, cómo nos vemos en un mundo que ha ido cambiando; pero las cosas más profundas, como los sentimientos, siguen presentes”
Roció CerónPoeta

La conexión con su mamá

Potenciales evocados se fue construyendo a lo largo de varios procesos de investigación, documentación y del recuerdo; poco a poco se le fueron revelando a la artista, complejizándose, uniéndose hasta culminar con la creación de los poemas.

Rocío Cerón escribió sus poemas durante una residencia que hizo en la Biblioteca Central Wigberto Jiménez Moreno, en León, Guanajuato. En la sala de braille fue cuando experimentó la magia del jardín mental, lleno de símbolos y evocaciones.

“Me acordé cuando mi madre me llevaba de niña a tomar clases de digitovisión, es decir, cuando te tapan los ojos y con la yema de los dedos te hacen sentir y palpar imágenes y formas. Era esta idea de la sensibilidad, de lo cromático, que las líneas tienen cierta energía, pienso que el fondo tiene algo que ver con la poesía, la metáfora, la idea de tocar la imagen”, relata.

Para ella, llegar a este punto fue muy natural, fue un trayecto por el cual se dejó llevar por sus remembranzas. De algo que era “insignificante”, como la imagen de su infancia que estaba en el buró de su casa, a pasar de esa cotidianidad, a la más profunda reflexión de su ser.

“Esto no hubiera sido imposible sin la pandemia, el encierro y la introspección obligada. Hay mucho ruido en el mundo, en el celular, pero toda la estática del mundo se colapsó. Creo que la pandemia obligó a tener momentos donde no podías escaparte de ti mismo, y ahí lo que experimenté fue darme cuenta de la luz para la creación”, concluye Rocío Cerón.

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