Para un antojo, un plato blanco y redondo

Tanto en el mundo virtual como en el real, es común que las personas queden cegadas ante el famoso efecto de la primera impresión. Lo mismo sucede en la cocina. 

En junio de este año aludimos en este espacio a un estudio de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, que reveló que nuestra percepción del gusto de los alimentos se ve alterada por la estética de los cubiertos que utilizamos. 

Tanto en el mundo virtual como en el real, es común que las personas queden cegadas ante el famoso efecto de la primera impresión. Lo mismo sucede en la cocina. 

En junio de este año aludimos en este espacio a un estudio de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, que reveló que nuestra percepción del gusto de los alimentos se ve alterada por la estética de los cubiertos que utilizamos. 

Ahora, una nueva investigación encabezada por Peter Stewart, profesor de psicología e la Universidad Memorial de Newfoundland, en Canadá, demostró que la percepción del gusto también cambia de acuerdo a la apariencia de los platos en los que se sirven los alimentos. 

No solo tendrá mayor atractivo una sopa que está servida en un plato –de cerámica– redondo y de color blanco que en un plato desechable, sino que le sabrá “mejor” a los receptores del gusto que tenemos en la lengua.

En un experimento, cuyos resultados fueron publicados en la revista científica Flavour, los investigadores evaluaron la percepción del sabor de 48 participantes quienes probaron un pie de queso servido en platos redondos y cuadrados, de color blanco y negro. 

Se encontró que los postres que se llevaron el mejor rating fueron aquellos que fueron servidos en platos blancos y redondos. 

A decir de los participantes, este alimento sabía más dulce, más intenso –y, por ende, gustó más–, además fue percibido como de mejor calidad. 

Stewart dijo a la BBC que “el aspecto familiar del plato blanco redondo” puede explicar el porqué de los juicios anteriores.  “Pero también es posible que asociaciones aprendidas hayan influido en esas calificaciones”, agregó. 

Y dijo que el color blanco tiene una asociación implícita con la pureza, el brillo y la limpieza. 

El estudio señala que no son solo los atributos de los alimentos los que influyen en la percepción del gusto, pues otros factores ambientales y/o contextuales también tienen un gran impacto en esta apreciación gustativa. 

Como dijeron los autores del estudio sobre la apariencia de los cubiertos y su influencia en el gusto, Vanessa Harrar y Charles Spence: “la forma en la que experimentamos los alimentos es una experiencia multisensorial que involucra el gusto, el tacto de la comida en la boca, el aroma, y el deleite de nuestros ojos. Incluso antes de poner los alimentos en la boca, nuestros cerebros han hecho un juicio sobre los mismos, lo que afecta a nuestra experiencia en general”. 

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