Países desarrollados… y obesos

“El mundo ha visto una explosión de la obesidad y el sobrepeso en los últimos 30 años”, así concluye el informe más reciente del Instituto de Desarrollo de Ultramar (ODI, por sus siglas en inglés), realizado por Steve Wiggins y Sharada Keats, expertos en Economía del Desarrollo Agrícola.

Y no es exageración. De acuerdo al reporte, titulado “Dietas del Futuro. Implicaciones para la agricultura y los costos de los alimentos”, actualmente una de cada tres personas adultas en el mundo sufre de obesidad o sobrepeso. 

70 %
De los adultos padece sobrepeso u obesidad, en México
Un mayor poder adquisitivo de las economías emergentes no se traduce en una elección de alimentos más inteligente y sana
Los países desarrollados consumen carne, grasa y azúcar en grandes cantidades
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“El mundo ha visto una explosión de la obesidad y el sobrepeso en los últimos 30 años”, así concluye el informe más reciente del Instituto de Desarrollo de Ultramar (ODI, por sus siglas en inglés), realizado por Steve Wiggins y Sharada Keats, expertos en Economía del Desarrollo Agrícola.

Y no es exageración. De acuerdo al reporte, titulado “Dietas del Futuro. Implicaciones para la agricultura y los costos de los alimentos”, actualmente una de cada tres personas adultas en el mundo sufre de obesidad o sobrepeso. 

En el 2008, el 34 por ciento de los adultos a nivel global padecía sobrepeso u obesidad, es decir, que registraron tener un índice de masa corporal (IMC) mayor a 25.  En comparación, en 1980 ese porcentaje era de 23.

Ahora, son los países en vías de desarrollo los que llevan la batuta en esta crisis de salud pública. Un mayor poder adquisitivo de las economías emergentes no se traduce en una elección de alimentos más inteligente, sino en un mayor consumo de carne, grasas, azúcar y sal, aunado a la adopción de un estilo de vida más sedentario. 

En 1980, el número de personas obesas o con sobrepeso en el mundo desarrollado era de 250 millones. En el 2008, esta cifra aumentó a 904 millones, más del triple. 

“Para las personas con mayores ingresos, los alimentos se han vuelto tan abundantes que pueden elegir su dieta sin preocuparse por el costo”, menciona el informe del ODI. 

Hoy se observa una tendencia de consumo marcada por el reemplazo de cereales y granos –antes consumidos en grandes cantidades– por productos animales, aceites, grasas y azúcar. 

A su vez, esta transición alimentaria trae consigo una “crisis epidemiológica de enfermedades no transmisibles”, como diversos tipos de cáncer, diabetes, enfermedades del corazón y accidentes cerebrovasculares.

Sin embargo, a la par de esta realidad, la malnutrición no deja de ser un problema para millones de personas en los países en vías de desarrollo, en donde la mayor preocupación “es la nutrición inadecuada para los niños que deteriora su desarrollo mental y físico y los pone en una situación de desventaja de por vida”.

México sigue ‘engordando’

Entre los datos presentados en el informe publicado por el ODI, las regiones de América Latina, África del Norte y Medio Oriente tienen hoy en día un porcentaje de personas obesas o con sobrepeso similar al que existe en el continente europeo, donde 58 por ciento de las personas adultas presentaron sobrepeso u obesidad en 2008.

En América Latina, 57 por ciento de los habitantes padecían obesidad o sobrepeso en ese año.  

De acuerdo al informe, en China y en México se duplicó el número de habitantes con obesidad y sobrepeso en el periodo de 1980 a 2008. 

De hecho, el año pasado la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su siglas en inglés), reveló en el reporte “The State of Food and Agriculture 2013” que el país tiene una prevalencia de 32.8 adultos obesos, solo por encima de Estados Unidos, que registró 31.8 por ciento.

 El aumento en el consumo de azúcar y endulzantes –más de 20 por ciento por persona de 1961 a 2009– es un indicador de los cambios que se están dando en la dieta. 

Y es que México está entre los mayores consumidores de azúcar a nivel global, junto con Estados Unidos, Bélgica, Países Bajos, Nueva Zelanda y Costa Rica.

El informe explica que con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que entró en vigor en 1990, se ha visto una gran inversión de las empresas estadounidenses en México, incluido el boom de las cadenas de supermercados y las tiendas de conveniencia.

Para el año 1998, “el número de mexicanos que se consideraban obesos o con sobrepeso había alcanzado el 59 por ciento, con un aumento de la diabetes tipo 2, afectando a 8 por ciento de la población. Desde entonces ha habido alarmantes incrementos en el consumo de grasas y carbohidratos refinados, especialmente de bebidas azucaradas”. 

Obesos hasta los huesos

Las consecuencias de la obesidad van más allá de enfermedades cardiovasculares y diabetes. 

Un estudio realizado por la Universidad Estatal de São Paulo, señala que la obesidad afecta el crecimiento de los huesos de los adolescentes que tienen exceso de grasa corporal. 

La muestra de la investigación, cuyos resultados fueron publicados en Nutrition, abarcó a 400 adolescentes brasileños de entre 10 y 19 años de edad, de los cuales 42 por ciento tenía un peso estándar, 13 por ciento padecía sobrepeso, 38 por ciento era obeso y 7 por ciento fue considerado como extremadamente obeso. Ninguno de los jóvenes practicaba ejercicio.

Los participantes fueron sometidos a un examen de densidad mineral ósea (DMO), para medir los minerales en sus huesos. Y se encontró que la densidad y el contenido mineral óseo no crecían a la par del porcentaje de la grasa corporal tanto en hombres, como en mujeres. 

A decir de Tamara Goldberg, autora del estudio, prevenir la obesidad es la mejor forma de protegerse para disminuir la incidencia de eventos cardiovasculares metabólicos (presión arterial alta, diabetes) y otros factores que interfieren con el aumento de la masa ósea”. 

Un cereal nutritivo

Conscientes de la problemática de obesidad en México, alumnas del Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud (CICS), del Instituto Politécnico Nacional (IPN) desarrollaron un cereal que además de facilitar la pérdida de peso, nutre, reduce el colesterol, nivela la glucosa en la sangre y previene otras enfermedades.

Se trata de “Kampi”, hecho con harina de avena, nopal y arándanos.

El IPN informó que “el nopal contiene hidratos de carbono, calcio, proteínas y una gran cantidad de fibra dietética que suele prevenir y aliviar el estreñimiento y las hemorroides, al tiempo que previene la aparición de cáncer de colon”.

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