Mujeres atienden hasta ‘triple jornada’ durante esta cuarentena

Uno de los sectores más golpeados durante esta cuarentena son las mujeres trabajadoras y emprendedoras, pues ahora al permanecer en casa cubren una ‘triple jornada’ de trabajadoras, madres y amas de casa
Elizabeth González-Manrique Elizabeth González-Manrique Publicado el
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La cuarentena, que amenaza con extenderse cuando el gobierno decrete la fase tres de la pandemia de coronavirus Covid-19, ha sido devastadora para muchos de quienes se encuentran confinados en casa, sin embargo, son las mujeres quienes podrían llevar la carga más pesada en este periodo de confinamiento, pues atienden hasta una ‘triple jornada’.

Según varios testimonios que mujeres a diario vierten a través de redes sociales el trabajo en su hogar incrementó de manera exponencial al tener que atender todo lo que pasa al interior de él.

Mujeres trabajadoras tienen que laborar la misma cantidad de horas con factores con los que no cuentan al encontrarse en el espacio normal de trabajo y trasladar su trabajo de oficina al hogar.

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Así lo cuenta Elena, quien tiene dos hijos pequeños a los que cuida y supervisa mientras hacen tarea, lleva a cabo su jornada Home Office, lava trastes, hace comida, lava ropa, limpia la casa y discute con su marido, a quien el encierro ha vuelto más irritable de lo común.

“Para mí es peor el home office que ir al trabajo físicamente, pues tengo que hacer un montón de cosas y además cumplir con el trabajo o tengo problemas con mi jefa”, menciona la joven madre.

La jornada de Elena empieza así; después de que su pequeño hijo, de casi un año de edad, la levanta durante toda la noche para beber leche materna, el bebé despierta temprano, lo que la obliga a levantarse de la casa y comenzar a hacer labores del hogar.

“De lo único que no me estoy preocupando ahora es de la comida, es lo único que hace mi esposo, quien también está trabajando desde casa, porque dice que tiene ‘mucho trabajo’, aunque se la vive tomando siestas”, relata.

Después de resolver algunos pendientes como poner ropa en la lavadora, lavar algunos trastes, doblar ropa u ordenar algunos juguetes tirados de su otro hijo, un niño de cinco años, Elena se dispone a comenzar su trabajo, el cual le llevará desde las 9 de la mañana hasta las 6 de la tarde, pues ni la hora de comida le perdonan aunque esté en casa.

“Normalmente en mi trabajo está mal visto usar la hora completa de comer, ahora que estamos en casa también, incluso pretenden que la trabajemos ‘al fin que estamos en casa’, incluso mi jefa hizo la bromita de que podrían quitarnos los días de descanso al fin que  no salimos, ni vamos hasta allá, ni gastamos en pasaje”, menciona Elena. 

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Mientras su esposo toma siestas constantes hasta que comienza su jornada laboral, la cual es por objetivos y no en un horario establecido, Elena se parte en tres; cuida a su bebé que comienza a caminar, ayuda al otro niño de cinco años a realizar tareas dejadas por su maestra, atiende los pendientes de su oficina y limpia la casa para que su bebé pueda gatear o jugar en el piso.

“La verdad es que siempre he estado sobrepasada de trabajo pese a que cubro una jornada laboral completa fuera de casa pero ahora de plano esto empeoró pues mi marido ni una vez mete ropa a la lavadora, ni una vez baña al niño, cambia un pañal, limpia la casa o realiza alguna de las mil tareas que hay para hacer dentro de la casa y no sale de su cantaleta de ‘tengo mucho trabajo’ aunque ahora que los dos estamos trabajando en casa me consta que acaba su trabajo en máximo 6 horas”, comenta agobiada.

El caso de Elena no es único, pues miles de mujeres vieron incrementado su trabajo dentro de la casa, debido a la permanencia de los hijos y su pareja en el hogar por la cuarentena, además de tener que cubrir su jornada laboral a cabalidad.

Tal es el caso de Tania, quien cuenta una historia muy similar a la de Elena con una agravante sus suegros se están quedando con ellos y todos están permaneciendo en casa.

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“Atiendo a un total de 5 personas, incluyéndome, pues estamos mi esposo, mi bebé y los papás de él”, menciona.

Cotidianamente Tania no vive con sus suegros pero ellos decidieron ir a pasar la pandemia a su casa, sin invitación previa y tampoco sin aviso por parte de ellos.

“Simplemente llegaron con maletas, se instalaron y no preguntaron”, menciona.

Ninguno de ellos colabora con los quehaceres del hogar, pero si sacan cosas, las tiran por doquier, cocinan y no lavan platos, y además no se hacen cargo de cosas que son para su provecho personal como lavar sus prendas.

“Parezco su sirvienta les limpio, les cocino, les lavo la ropa que dejan tirada en el baño o en donde sea, les lavo los trastes y todavía tengo que tolerar las observaciones de mi suegra de cómo hago las cosas”, relata.

Tania vende paquetes de galletas a domicilio, un set de galletas con diferentes glaseados para que niños decoren junto a sus madres para pasar un rato de diversión, debido a sus diferentes compromisos económicos ella no ha parado la producción de estas y además sigue entregando a domicilio, con las debidas precauciones, pues por el confinamiento la demanda de su producto se disparó y aprovecha la buena racha.

“Si mi marido está trabajando en casa y mis suegros se fueron a quedar yo creo que no es necesario sacar al niño a que me acompañe a las entregas y alguien de ellos le puede echar un ojo, pero no, mi suegra muy especial me dijo ‘yo no quiero responsabilidades que no son mías, al rato se me mata y luego te pones como loca’ así que se negó a cuidármelo y bueno, para mi esposo cuidar al bebé siempre ha sido cosa mía”, menciona.

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