Jóvenes recibieron diferentes reconocimientos en la última edición de la Olimpiada Internacional de Matemáticas

Mentes brillantes en la olimpiada de matemáticas

Tomás, Ana, Carlos, Pablo, Omar y Daniel son los jóvenes mexicanos que, gracias a su talento, recibieron diferentes reconocimientos en la última edición de la Olimpiada Internacional de Matemáticas (IMO 2020). Para ellos, esta materia no debería enseñarse en las escuelas de manera mecánica, sino divertida y con convivencia, algo que han aprendido en su carrera como olímpicos

En un cuarto de cuatro paredes, sentados a metro y medio de distancia, seis jóvenes mexicanos demostraron sus habilidades y destrezas por los números. Se estaba llevando a cabo la edición número 61 de la Olimpiada Internacional de Matemáticas (IMO, 2020), y ellos no querían salir sin haberlo entregado todo.

Al final, gracias a los meses de entrenamiento previos y a las más de 10 horas al día de estudios, las medallas y menciones no se hicieron esperar, posicionando a México, el pasado 27 de septiembre, como uno de los países con grandes representantes matemáticos.

Ciudad de México, Tamaulipas, Nuevo León, Sinaloa y Guerrero fueron representados en la edición 61 de las Olimpiadas Internacionales de Matemáticas

De las 49 medallas de oro entregadas a los 105 países participantes, una fue para Tomás Francisco Cantú Rodríguez, de Ciudad de México, y de las 155 de bronce, una fue para Ana Paula Jiménez Díaz, de Ciudad de México; otra para Carlos Emilio Ramos Aguilar, de Sinaloa; otra para Pablo Alhui Valeriano Quiroz, de Nuevo León, y una más para Omar Farid Astudillo Marbán, de Guerrero.

Mientras que Daniel Alejandro Ochoa Quintero, de Tamaulipas, recibió una de las 173 menciones honoríficas que se brindaron.

De acuerdo con los seis competidores, su pasión por las Matemáticas no surgió tanto porque tuvieran grandes profesores en el desarrollo de su etapa educativa, ni tampoco porque provinieran de familias de especialistas en la materia, sino por sus entrenadores, personas que los motivaron e impulsaron con el simple objetivo de que cada día fueran mejores.

Daniel, por ejemplo, declara que en su etapa como estudiante no tenía un favoritismo hacia las Matemáticas, pero a raíz de que empezaron a incluirlo en concursos, eso lo comenzó a motivar.

105
países participaron la edición 61 de la IMO

De igual modo, Carlos comparte que él no veía un potencial en la materia hasta que en su escuela, al darse cuenta que tenía buen promedio, lo seleccionaron para unirse a las olimpiadas escolares.

Al ir pasando etapas vieron que tenía potencial y un compañero de mi escuela que ya había participado, el primer sinaloense en ir a una (competencia internacional), me agarró para entrenarme y fue quien me ayudó a llegar más lejos”, detalla.

Según comenta Tomás, en entrevista con Reporte Índigo, en la escuela no se enseñan Matemáticas como a los estudiantes les gustaría, pues se sabe que deben aprender de manera muy mecánica y menos creativa, todo lo contrario a lo que les enseñan en la Olimpiada Mexicana de Matemáticas (OMM).

“Ciertamente creo que eso no es culpa de los maestros, es más culpa del sistema, que tienen que cumplir el programa; creo que los maestros se acaban preocupando más por cumplir el programa que hacer que a los chavos les gusten las Matemáticas”, confiesa.

Además, asegura que aunque sí puede haber profesores muy buenos, en algunos casos también pierden tiempo en preocuparse por otras cosas, como que sus alumnos hagan líneas derechas y escriban en cuadrícula, lo que provoca que los niños terminen estresándose, quitándoles la oportunidad de aprender como deberían.

Por su parte, Carlos les dice a los estudiantes, especialmente a aquellos que no destacan en esta materia, que cada quien tiene sus fuertes, sus pasiones; sin embargo, admite que las Matemáticas son algo impresionante.

En sí, la materia es muy bonita con muchísimas cosas impresionantes que nos pueden llegar a explicar la vida, pero pues no a todos se nos da y no tiene nada de malo, cada quien tiene sus fuertes, sus pasiones, síganlas; al fin de cuentas con pasión es con lo que todo se logra, pero no le den desprecio a esta materia porque es una de las mejores
Carlos Emilio Ramos AguilarOlímpico de la OMM

Una nueva familia en las matemáticas

A partir de las competencias, estos seis jóvenes mexicanos se han ido uniendo más uno con el otro; sin embargo, aclaran que no todo es estudio, ya que también se reúnen para jugar juegos de mesa y tener conversaciones que con otras personas no llegan a tener.

En su caso, Pablo menciona que, incluso antes de entrar al mundo olímpico, él era una persona muy cerrada, sentía que no encajaba con sus demás compañeros, pero al empezar a entrenar y conocer a otros iguales a él, su comportamiento cambió, sus habilidades sociales mejoraron y pudo convivir más.

“Algunos de nosotros ya hemos participado por varios años en la competencia, entonces como que justo la Olimpiada se ha vuelto una familia, todos somos amigos, jugamos juegos de cartas, de mesa; entonces siempre estamos haciendo cosas juntos y es muy bonito”, dice Ana, la única niña en el grupo.

Para ella, el que no haya tantas mujeres en competencias como esta es por el estigma social, algo que, admite, puede dejarse de lado si otras niñas ven a más personas de su mismo género participando y entrenando.

Ella, por ejemplo, vio a Olga Medrano, una estudiante originaria de Jalisco que, en 2016, ganó la medalla de oro en la Olimpiada Europea Femenil de Matemáticas.

“Creo que ver ejemplos a seguir, a chavas yendo a Olimpiadas internacionales, es muy inspirador. En mi caso yo vi a Olga Medrano participar, y en la Ciudad de México había muchas entrenadoras mujeres y justo fue ese sentirse en confianza que dije ‘a mí me gustan las Matemáticas, pues me voy a quedar aquí’”, admite Ana.

155
medallas de bronce fueron entregadas en la IMO

Cuando termine su etapa como concursante de olimpiadas, añade la competidora, le gustaría seguir entrenando a las próximas generaciones, justo como hicieron con ellos.

En ese sentido, Tomás señala que sus entrenadores estuvieron a su lado en cada clase sin haber recibido de su parte ningún pago, simplemente se dedicaban a guiarlos como también se hizo con ellos en años anteriores.

“Los entrenadores nos enseñan cosas porque tienen ganas de compartir y de vernos crecer y eso es lo más padre de la olimpiada y como organización, aquí no hay intereses de dinero, digo, por supuesto se necesita para viajar a las competencias y organizarlas, pero es todo en buena onda”, finaliza el olímpico.

Hasta el momento, los seis mexicanos no tienen una fecha fija en mente para dejar de participar en concursos matemáticos, así que, mientras eso pasa, en el país se seguirán escuchando sus nombres, principalmente en la materia a la que le han dedicado tanto tiempo.

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