Meño Larios presenta Transportista, historias de un piloto con el crimen

José Pablo Espíndola José Pablo Espíndola Publicado el
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Desde una cárcel en Estados Unidos, un ex piloto mexicano decidió contar su historia de manera clandestina. Burlando todas las medidas de seguridad, logró conservar un celular con el que se comunicaba, de manera intermitente y por varios meses, con el periodista Meño Larios.

Poseedor de varios nombres, a lo largo de 30 años, este hombre fue un piloto de avión que trabajó para los principales capos del narcotráfico transportando droga, tanto en vuelos blancos como en negros, hasta que finalmente fue atrapado por las autoridades.

Toda esta historia se cuenta en el podcast Transportista. La del piloto mexicano que durante 30 años vivió una doble vida; por un lado, la de un empresario, propietario de aviones de carga y ambulancias aéreas y, por otro, escondido de su familia y de las autoridades, también trabajaba para cárteles de drogas, como el de Juárez en el tiempo de Amado Carrillo o con el de Sinaloa con el Mayo Zambada.

Este proyecto está producido por Detective, compañía de periodismo y cine que proyecta historias de la realidad en cualquier tipo de plataformas

“El proyecto nos llega a la productora vía el director Diego Enrique Osorno, quien recibe un mensaje del transportista, quien eventualmente se terminaría convirtiendo en el personaje de este podcast. Él busca a Diego y le dice que le gustaría contarle su historia, que es muy interesante, diciendo que era un piloto mexicano encarcelado en Estados Unidos y que para hablar con él tenía que ser de noche, después de cierta hora a un celular que le pasó a Diego”, cuenta Meño Larios, en entrevista con Reporte Índigo.

Todo ese contexto generó en Larios una gran curiosidad, porque, hasta donde sabía, en Estados Unidos las cárceles son muy seguras e incorruptibles, entonces, el hecho de que hubiera un mexicano ahí adentro comunicándose, hablando al exterior con periodistas y queriendo contra su historia, atrapó su atención.

Las llamadas comenzaron en los términos que el transportista marcó. Se hacían siempre de noche, a veces contestaba y otras el celular solo timbraba o mandaba directamente a buzón. En otras ocasiones tenía que colgar repentinamente, cortar la comunicación para que no fuera atrapado por los guardias.

Esas conversaciones forman parte del podcast, que se puede escuchar tanto en español como en inglés; esta segunda versión cuenta con dos capítulos más que, de alguna manera, son un complemento de lo que ha pasado en el último año, sobre su juicio y las irregularidades de este, desde cómo lo detienen, lo procesan y cómo hace un acuerdo y no se respeta.

“Aunque la historia se cuenta desde una celda, va haciendo un recorrido por las ciudades y estados donde traficó, entonces, es muy raro, porque es una historia que se cuenta desde el confinamiento, tanto de él como mío, por lo de la pandemia, pero cuando la escuchas te hace viajar; es decir, se construye desde el encierro, pero es un viaje sonoro, un viaje por los recuerdos del transportista, por sus aventuras y desventuras y las cosas increíbles que hizo”, asegura Meño.

La comunicación con el transportista se volvió cada vez más compleja. Durante ocho meses hablaron de manera muy fluida, pero ahora ya es nula.

El diseño sonoro ayuda a que los escuchas se sientan arriba de los aviones o que están presos en la cárcel

Verificar lo extraordinario para Meño Larios

Durante los ocho meses que Meño Larios escuchó las anécdotas del transportista, había muchas que parecían sacadas de la ficción, por lo increíble que sonaban. Por ejemplo, en una ocasión, el piloto estaba haciendo “una vuelta” desde Colombia al norte de México, a Baja California, pero por la fuerte lluvia que se vivía al aterrizar estrelló en el desierto un DC-6.

“La historia parece sacada del guión de una película que se llama Polvo, de José María Yazpik, que trata de un vuelo fallido, de un cargamento que cae en un pueblo y se vuelve la locura. Aquí pasa algo similar, él nos cuenta como rescata la droga, eran 5 mil toneladas de cocaína”, recuerda Larios.

Su trabajo como periodistas fue verificar la información que el transportista les daba para ver si eran ciertas o puras fantasías.

“Con lo del avión pensábamos ‘¿cómo nadie se dio cuenta de un avión con cinco toneladas? No puede ser’. Pero no encontrábamos notas de prensa, no podíamos ir a hemerotecas, porque estaban cerradas en aquel momento por la pandemia”, dice el periodista.

Obsesionado con el tema, Meño no paró hasta que encontró una acta de 1992, de la SCT, donde confirmaban que habían encontraron un avión siniestrado, además indicaba que no supieron ni dónde quedó la tripulación ni el cargamento, ni si quiera decía que había drogas, solo que se trataba de un avión en medio del desierto, sin pasajeros accidentados y sin reporte de que se haya perdido, porque era un avión comercial DC-6.

Otra parte que llamó mucho la atención del periodista fue la capacidad que tenía el transportista para cambiar de identidad, cómo a partir de un acta de nacimiento falsa conseguía licencias de piloto legales.

“El vato era tan detallista que inventaba una historia de vida a ese nombre, es decir, él habla de sus papás que se habían muerto y decía que fue migrante desde chamaco, pero que regresó a México, porque no tenía documentos, entonces, como esta inventiva para burlar la ley a mí me pareció como una de las características a resaltar del personaje”, cuenta Meño.

Transportista, más que ser un elogio u homenaje a la vida de este hombre, busca mostrar cómo, a veces, las autoridades se hacen de la vista gorda y dejan que las cosas sucedan cuando les convienen y cómo actúan sólo cuando sus intereses se ven amenazados.

“Creo que todas las historias nos enseñan. Todos los personajes nos dan miradas distintas o van filtrando la realidad dependiendo de cómo te tocó vivirla, en el papel que jugaste, y para nosotros es igual de importante registrar la labor de los victimarios, como la de las víctimas y así ir construyendo distintos prismas de la realidad. La ventana que nos abre el transportista, nunca me imaginé todo eso, lo ves en las películas y en las series de ficción, pero ya que te lo cuente alguien es diferente”, considera.

“No creo que sea un elogio a lo que él hizo, él está purgando una condena y nosotros sólo estamos contando una historia, yo no juzgo las historias ni sin son buenas o no, solo es platicarla, entenderla y tratar de contarla de una manera que para la audiencia sea interesante”
Meño LariosPeriodista

En conexión

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