Lupita D’Alessio le dice adiós a la Arena Ciudad de México con fuerza, nostalgia y grandeza
La cantante ofreció lo que podría ser su último concierto en este recinto de la capital del país; en él, interpreto sus temas más conocidos, pero en versión sinfónica
José Pablo EspíndolaEn la oscuridad de la Arena Ciudad de México, miles de voces aguardaban ansiosas. La expectativa era grande, como si todos supieran que estaban a punto de presenciar algo irrepetible. Lupita D’Alessio, la “Leona Dormida”, estaba lista para rugir una vez más, posiblemente la última, en un escenario que marcaría el cierre de un capítulo monumental en su carrera.
La velada comenzó con una emoción especial: Ernesto D’Alessio, hijo de la artista, fue el encargado de abrir el espectáculo. Interpretó un breve repertorio, en el que mostró su talento y con el que rindió homenaje a la herencia musical que le dejó su madre. “Hoy no solo subo al escenario como cantante, sino como hijo, con el corazón lleno de orgullo”.
Entonces, llegó el momento que todos esperaban. A sus 70 años, Lupita D’Alessio apareció en el escenario, desafiando al tiempo con la misma fuerza y vitalidad que ha caracterizado su carrera de más de cinco décadas. Vestida de blanco, como un símbolo de renacimiento, y respaldada por una orquesta sinfónica, comenzó con “Que ganas de no verte nunca más”. La interpretación fue magistral, cada nota estuvo cargada de emoción y cada palabra reflejó el poder que tiene para transformar el dolor en arte.
“Gracias por estar aquí, gracias por tanto amor durante tantos años”, expresó entre canciones, con una voz entrecortada por la emoción. La audiencia respondió con gritos de “¡Te amamos, Lupita!” y ovaciones que parecían no terminar nunca.
Canciones que cuentan una vida
El setlist fue un recorrido por su carrera, una especie de biografía musical que llevó al público por momentos de desamor, empoderamiento y reconciliación. “Leona Dormida” sonó con una fuerza especial, como si en ese momento todo su legado se condensara en un grito de resistencia.
Cuando llegó el turno de “Mudanzas”, el público no pudo contenerse y cantó junto a ella, mientras Lupita interpretaba con tal intensidad que parecía volver a vivir cada línea. En “Punto y coma”, parte de un popurrí que incluyó éxitos como “Lo siento mi amor” y “La diferencia”, quedó claro por qué su voz ha sido capaz de cruzar generaciones. Cada interpretación fue un torbellino de emociones.
Los momentos más íntimos llegaron con baladas como “Acaríciame” y “Ese hombre”, donde su conexión con la audiencia parecía ir más allá de las palabras. Pero también hubo espacio para la rabia y el desafío, como en “Mentiras”, donde su energía desbordante hizo que nadie pudiera quedarse callado.
Hacia el final del concierto, Lupita agradeció a su familia, a su equipo y, sobre todo, a su público. “Ustedes me han dado todo. Esta noche es de ustedes, y por ustedes estoy aquí”, afirmó, mientras la orquesta no paraba de darle vida a cada uno de sus instrumentos.
Lupita D’Alessio dejó el escenario entre aplausos ensordecedores y lágrimas. La “Leona Dormida” demostró que, aunque se despide de grandes escenarios como la Arena Ciudad de México, su espíritu sigue intacto, lleno de pasión, fuerza y vitalidad.
A los 70 años, Lupita ya canta con el alma y nos recuerda que su voz es un faro para quienes encuentran en sus canciones el eco de sus propias historias. Así fue la noche de Lupita D’Alessio, una artista que, más que nunca, sigue rugiendo en el corazón de su público.