Los vestigios arqueológicos recuperados datan de dos exploraciones realizadas a finales del siglo XIX por el explorador francés Claude-Joseph Désiré Charnay. Foto: Especial

Los sitios arqueológicos en el Popocatépetl

Durante siglos, las laderas del volcán han sido espacios para rituales y de observación astronómica. Así lo demuestran hallazgos realizados antes de 1994

Durante siglos, el Popocatépetl ha sido un espacio reverenciado por quienes han habitado los territorios del centro del país.  Códices mesoamericanos, como el Códice Vaticano, documentan que el famoso volcán era considerado como una divinidad en el México antiguo,  una personificación más de Tláloc, el dios de la lluvia. Sin embargo, es probable que la devoción a este espacio se remonte incluso a 2 mil años atrás, ya que especialistas han documentado evidencias arqueológicas, como adoratorios que habrían sido usados en el Preclásico (2500 a.c – 200 d.c).

Según el arqueólogo Ismael Arturo Montero, especialista en arqueología de montaña y quien ha explorado sitios en el Iztaccihuatl, debido a las características geológicas y a su actividad volcánica han sido pocas las exploraciones arqueológicas que se han logrado en las laderas del Popocatépetl. No obstante, se cuenta con información relevante que permite conocer la importancia ritual que ha tenido este volcán cuyo nombre en náhuatl significa “Monte que humea”.

En una conferencia organizada por el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) del Conacyt, el investigador y director del Centro de Investigación y Divulgación de la Ciencia de la Universidad del Tepeyac, habló de los vestigios arqueológicos que se han encontrado en el volcán; hasta ahora, dijo, se contabilizan seis sitios de diferentes épocas, cuatro prehispánicos, uno de culto virreinal y otro de ritual contemporáneo. Mediante imágenes de Google Earth, el investigador mostró que aquellos sitios con evidencias arqueológicas, del periodo mesoamericano, se ubican en una “ruta procesional”. 

“Están en una línea de ascenso a la montaña, es una ruta procesional a la montaña. No tenemos más evidencia porque la actividad volcánica es tan intensa en el volcán que nos ha borrado evidencia en la cumbre”
Ismael Arturo MonteroArqueólogo

En entrevista con Reporte Índigo, el arqueólogo, autor del Atlas arqueológico de la alta montaña mexicana, recordó que los vestigios arqueológicos recuperados datan de dos exploraciones realizadas a finales del siglo XIX por el explorador francés Claude-Joseph Désiré Charnay.

Lo más relevante de esas exploraciones, abundó, fueron unos perritos con ruedas provenientes del Golfo de México.  “Eso de que los indígenas mexicanos o del continente Americano no conocían la rueda no es real, sí la conocían, no la aplicaban porque no tenían animales de tiro; estos perritos tienen en sus patas cuatro ruedas y eran juguetes. Son piezas del Epiclásico, hacia el año 900, provienen del Golfo de México y fueron puestas ahí como ofrenda”.

Orientación astronómica con el Pico de Orizaba

Otras evidencias recuperadas son una serie de vasijas tláloc, además de la documentación de un adoratorio ubicado a 2 kilómetros de la cima del volcán.

Este elemento arquitectónico, comenta, es relevante porque guarda una relación extraordinaria con otro adoratorio que han localizado en el Pico de Orizaba.  “El día del equinoccio, si ustedes están en el Popo, ven el sol salir sobre el Pico de Orizaba, y si están en el Pico de Orizaba, ven que el sol se oculta en el Popo y tienen adoratorios en cada punta para observar ese fenómeno. Son casualidades geográficas que son asimiladas culturalmente e interpretadas ritualmente porque en el México Antiguo, como en cualquier civilización del mundo, se busca un orden de la naturaleza y cuando se encuentran estos elementos se les da un sentido”, explicó el especialista, quien también ha documentado fenómenos astronómicos en distintos sitios arqueológicos del país.

Los contados tesoros arqueológicos

Según el arqueólogo Ismael Arturo Montero, la exploración arqueológica en el Popocatépetl se detuvo desde  1994 por la actividad volcánica, sin embargo, las piezas recuperadas en el siglo XIX por el explorador francés se encuentran en el Museo Nacional de Antropología en México, así como en otro museo de Francia.

El que ha sido mayormente explorado es el Iztaccíhuatl, en donde se han logrado documentar alrededor de 30 sitios arqueológicos. “El Popocatépetl, por la actividad volcánica y debido a que sus laderas son de arena, no te sostiene un sitio arqueológico, pero el Izta, que es casi todo rocoso, sí”, apunta

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