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Lo que se hace en México, se queda en México

El saqueo de piezas arqueológicas y artísticas trae consigo terribles consecuencias, que afectan directamente no solo a las obras y estructuras, sino al patrimonio, historia y cultura de un país.

3,000
años hace aproximadamente se elaboró el “Bajorrelieve de Xoc”
Esta pieza formaba parte del entorno cultural y natural del sitio arqueológico y que quedó dañado cuando clandestinamente fue sacado de su contexto original
"La repatriación del ‘Bajorrelieve de Xoc’ nos permitirá profundizar en la investigación de toda una civilización y, sobre todo, de su influencia en otras civilizaciones contemporáneas y posteriores (...)”
Alejandro Bautista ValdespinoSubdirector de Registro de Monumentos Arqueológicos Muebles del INAH

El saqueo de piezas arqueológicas y artísticas trae consigo terribles consecuencias, que afectan directamente no solo a las obras y estructuras, sino al patrimonio, historia y cultura de un país.

“Se generan daños estructurales a edificios que se han conservado durante cientos, a veces miles de años. Pero que al hacer excavaciones con el mero fin de apropiarse indebidamente de un pequeño fragmento, no solo desaparece esa pieza o fragmento, peor aún, se destruye el sentido de todo el conjunto. Ya que se pierde información, se daña el contexto histórico, y resulta imposible interpretar el discurso original” dice el arqueólogo mexicano Alejandro Bautista Valdespino, Subdirector de Registro de Monumentos Arqueológicos Muebles del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Y es que en el marco de la histórica repatriación del “Bajorrelieve de Xoc” a México, una pieza Olmeca arrancada de su lugar original y desaparecida por 40 años, Bautista Valdespino y el arqueólogo francés, Dominique Michelet, llevaron acabo una conferencia en el Instituto Cultural de México en París con el objetivo de destacar la enorme importancia que tiene la repatriación de esta pieza para la historia de México y su patrimonio arqueológico. 

A este respecto, México tiene una política importante sobre el cuidado del patrimonio cultural y uno de sus ejes es siempre procurar la recuperación y repatriación del acervo arqueológico. 

“La repatriación del ‘Bajorrelieve de Xoc’ nos permitirá profundizar en la investigación de toda una civilización y, sobre todo, de su influencia en otras civilizaciones contemporáneas y posteriores. El ‘Bajorrelieve de Xoc’ fue un descubrimiento mayor porque indica que hubo presencia Olmeca en Chiapas y esto dará pie a nuevas interpretaciones, investigaciones y difusión cultural, no solo de la zona arqueológica Olmeca, sino también en Chiapas”.

Descubrimiento mayor

Este grabado no es una estela, no es una pieza aislada. Este relieve formaba parte del entorno natural de la zona: estaba grabado sobre la piedra directamente del peñasco. De ahí la problemática de su desaparición. 

“Cuando Ekholm-Miller encuentra el grabado hace un hallazgo clave para la historia de la civilización Olmeca. Compara su composición estilística y se da cuenta de que otras civilizaciones conocidas de esa época, comparten la misma iconografía” asegura el arqueólogo francés Dominique Michelet. 

“Estos no es una sorpresa, ya que un mismo tema iconográfico puede conocerse y reproducirse a través de los siglos siguiendo normas de representación, pero siempre guardando ciertas diferencias, según el año, la zona y la civilización. Lo que resulta interesante es que esas civilizaciones se hallan influenciadas con este preciso relieve”, agrega.

Se estima que la pieza se hizo alrededor del año 900 a.C., o sea es un relieve que tiene casi 3 mil años de existir. 

Se le ha calculado un peso mayor a los 400 kg, en su estado actual, pues originalmente este relieve formaba parte del entorno cultural y natural del sitio arqueológico y que todo quedo dañado cuando clandestinamente fue sacado de ése contexto original.

Al momento de extraer el relieve se fragmentó en varias partes, pero fue posteriormente consolidado, de manera que la superficie labrada con el diseño del personaje se puede apreciar en toda su magnitud. 

Aunque los detalles laterales del bloque, como los de la parte superior, señalan que la roca se rompió en varias partes. Afortunadamente estas fueron debidamente colocadas en su lugar, y la superficie quedó prácticamente reconstruida y sin perder su diseño. 

Respecto al correcto manejo, registro y protección del patrimonio cultural de México, Bautista Valdespino asegura que la regulación del patrimonio y los bienes muebles e inmuebles de la nación están protegidos y elevados a la categoría de Patrimonio de la Humanidad. 

“En México hay una ley que entró en vigor desde 1972, que indica que los bienes arqueológicos, artísticos, históricos y paleontológicos, como los restos fósiles que vivieron en territorio nacional, son propiedad de la Nación y son inalienables e intransferibles (…) esta ley, que no solo prohíbe que el patrimonio arqueológico sea removido o promovido sin la autorización del INAH, ha permitido avanzar en el registro, control y cuidado de una buena parte del patrimonio arqueológico en México”.

La repatriación es resultado de un arduo trabajo que permitió la identificación oportuna del patrimonio arqueológico, desde la identificación de la pieza, hasta su puesta en disposición para las autoridades e instituciones correspondientes, con la finalidad de reintegrarlo al acervo nacional con la participación múltiples instituciones: la Secretaria de Relaciones Exteriores, el INAH desde luego, la Asociación de Amigos de México en Francia (AAMF) y el Instituto de México en París, que alberga actualmente el relieve. 

Cuando regrese a territorio mexicano se podrá visitar en el Museo Nacional de Antropología, que es uno de los más importantes de América Latina.

El ‘Bajorrelieve de Xoc’

En 1968, la Fundación Arqueológica del Nuevo Mundo (New World Archeological Foundation) con sede en Estados Unidos, patrocinó un primer viaje de exploración a la arqueóloga Susana Ekholm-Miller y a un grupo de investigadores, que con plena autorización y comunicación con el Instituto Nacional de Antropología e Historia, realizaron una primera visita al lugar, del cual según textos antiguos, ya se tenían previas referencias, aunque no muy claras, pero se mencionaba un supuesto relieve que debía encontrarse en una roca cavada.

Y este personaje es, sin duda, interesante por su iconografía. Tras su hallazgo, Ekholm-Miller hizo una descripción muy completa de su composición. 

Se trataba de un personaje de pie con un tocado, un braguero, sosteniendo un elemento simbólico en la mano izquierda, además de portar unas orejeras circulares, pero lo más relevante de su composición es que estilísticamente hablando, este personaje guarda muchos parecidos a otros relieves realizados en otras partes del país. 

Lo que lanza una nueva hipótesis a los investigadores y expertos, ya que la pieza confirma la expansión de la civilización Olmeca, nuestra civilización madre, más allá de los confines tradicionalmente limitados a la zona Olmeca. 

De ahí la magnitud de poder restituirlo a su lugar original.

Después de esa primera visita en 1968, Ekholm-Miller pidió que se le autorizara un segundo viaje en 1972, a fin de recabar más información junto con personal del INAH de esa época. 

Sin embargo, al llegar al lugar donde cuatro años atrás había ocurrido el hallazgo, para su sorpresa, el relieve que antes estaba solidamente fijado en un peñasco, ya no estaba. 

Un año después de este incidente, en 1973, Ekholm-Miller publica un libro en donde ubica el lugar preciso donde había encontrado dicho bajorrelieve, es decir, en el actual municipio de Ocosingo, Chiapas. 

“Afortunadamente, antes de que el relieve fuera vandalizado, la arqueóloga tomó una serie de fotografía, que si bien en su momento no se estimaba que fueran trascendentales, en vistas del posterior incidente, hoy han sido determinantes para la identificación de la pieza” señala Alejandro Bautista Valdespino.

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