La violencia por ser mujer

A través de monólogos que visibilizan la cotidianidad y la normalización de la agresión de género, Josafat Aguilar Rodríguez empodera a mujeres de la tercera edad en el teatro con la puesta en escena Nenitas, basada en el libro homónimo de Sylvia Aguilar Zéleny

Los recuerdos olvidados de una mujer. De esa infancia en la que era normal sentar se en las piernas de un amigo de papá, y el hombre toqueteaba arriba del muslo, haciendo parecer inocente el acto, pero en el fondo se escondía una incomodidad que algunas veces era aceptada por la víctima, ya que prefería callar por miedo y vergüenza.

Este tipo de narraciones fueron escritas por Sylvia Aguilar Zéleny en su libro Nenitas, el cual recopila 15 cuentos sobre violencia de género y muestra cómo es que las mujeres decidían convertir esas experiencias en algo cotidiano para poder continuar.

15
relatos forman parte del libro Nenitas, de Sylvia Aguilar Zéleny

Dichas historias inspiraron a Josafat Aguilar Rodríguez, así que las sacó de las letras y las montó en un espacio teatral, con la peculiaridad de tomar como actrices a señoras que no tenían experiencia en este ramo artístico y que son de la tercera edad.

“Lo único que comparten es que están dentro de la vejez, tienen contextos sociales distintos, económicos, incluso educativos, lo que hace que las visiones del mundo entre ellas sean diferentes”, comenta Aguilar Rodríguez, en entrevista con Reporte Índigo.

Alrededor de tres años le tomó al director hacer trabajo de mesa con las mujeres mayores para levantar el proyecto homónimo al libro de Aguilar Zéleny. Actualmente, representan 13 relatos de manera aleatoria, de los que se eligen sólo cuatro por función.

“Cuando tú ya estás en tu penúltima o antepenúltima etapa de la vida, lo que se hace es por convicción, no porque te obliguen. Entonces, la determinación, el ímpetu, el compromiso que le ponen y la desinhibición es fantástica”, platica el hombre dedicado al teatro.

Después de presentarse en agosto pasado en el Festival de Teatro de Nuevo León y haber recorrido otros estados de la República, Nenitas llegará a su tercera temporada en el Museo Universitario del Chopo.

La puesta en escena estará a partir del 10 de enero y hasta el 27 del mismo mes, presentándose jueves y viernes, a las 20:00 horas; sábados, a las 19:00 horas, y domingos, a las 18:00 horas. El costo es de 100 pesos, en entrada general, y 50 por ciento de descuento a estudiantes, maestros e INAPAM

Todo comienza en familia

Aunque esta obra llega en un momento coyuntural en el que se busca lograr la equidad de género a nivel mundial y detener la agresión contra las mujeres, Aguilar Rodríguez ya venía gestando esta idea mucho antes de conocer el texto de la autora de Hermosillo, Sonora, ya que él cuestionaba el origen de la violencia.

“En un país de 130 millones de personas, donde hay 10 millones aproximadamente de adultos mayores, no es poca cosa, es tres veces Uruguay, y muchas veces el maltrato viene de los padres, de los hijos o del familiar”, enfatiza el director de teatro.

Con el crecimiento de la expectativa de vida en México, Aguilar Rodríguez busca generar conciencia y replantear cómo dar motivación a los adultos de la tercera edad desde la Asociación Civil Soy Pájaro, con la que se produjo Nenitas.

“Se vuelve, creo, necesario reflexionar sobre la vejez, porque es una de las etapas más desconocidas de la humanidad en el transcurso de la historia, porque nunca había habido una expectativa de vida tan alta y tantos en cantidad. Sí es una problemática”
Josafat Aguilar RodríguezDirector de teatro

Máscara para burlar la vejez

La tercera edad se asocia con el detrimento físico, con la flacidez, con cómo el cuerpo se va quedando atrás y se va perdiendo el vigor en el rostro; hay un constante miedo por tener canas, estrías o por perder la hermosura ante el espejo.

“Nadie quiere envejecer porque las arrugas son signo de fealdad, la piel escurrida es una percepción estética generalizada de lo grotesco. Básicamente yo le dije a las chicas que sublimáramos la puesta en escena con una máscara”, describe Aguilar Rodríguez.

Por eso, además de los monólogos que se presentan en Nenitas, hay dos intervenciones especiales donde presentan una coreografía con caretas, las cuales tienen la peculiaridad de haber sido hechas con partes de muñecas; este simbolismo tiene que ver con la constante lucha de la belleza física que ha sido instaurada en el género femenino.

“Son fragmentos de brazos, caras, manos y piernas particularmente de Barbies, que son el ícono de la belleza juvenil, es como jugar con esos contrastes y entonces ellas utilizan las muñecas para permitirse, por un momento, jugar a la fealdad y lo grotesco”, dice el realizador teatral.

Tercera edad en plenitud

Desde pequeño, Aguilar convivió mucho con sus dos abuelas, pero especialmente con la materna encontró libertad, de cómo ella, a pesar de sus carencias educativas, salió adelante.

“Se metió a cualquier cantidad de actividades, desde baile hawaiano, tai-chi, yoga, cuando todavía no se ponían de moda, hace 28 años. Viajó todo lo que no viajó de joven, después del fallecimiento de mi abuelo tuvo novio, incluso. Hubo como un despunte y un sentido de plenitud y trascendencia, que en ese momento yo no sabía, pero sí vi cómo le cambió la vida para bien”, recuerda el artista.

Fue con este empuje y vitalidad de su abuela, que el ahora director decidió hacer un bien a la sociedad, retribuyendo con sus obras e impulsando a las personas que no tengan formación teatral a que puedan estar en escena.

“En este caso, la fisura social que he decidido atender es una mejor calidad de vida en la vejez y el envejecimiento desde el teatro”, finaliza.

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