La segunda puerta

Una vez que un artista obtiene cierta visibilidad gracias a un buen disco debut e intensos shows en vivo, siempre hay un obstáculo amenazante en el horizonte: el segundo álbum.

Es un muro complicado. Algunos se levantan de ese golpe que representa un segundo álbum que no satisface las expectativas (U2), otros simplemente nos dejan con el recuerdo de ese primer  álbum (James Blunt) y para otros les destruye la carrera (The Stone Roses).

Es una lotería y casi un rito de iniciación si una banda quiere tener por lo menos una década de trayectoria.

Una vez que un artista obtiene cierta visibilidad gracias a un buen disco debut e intensos shows en vivo, siempre hay un obstáculo amenazante en el horizonte: el segundo álbum.

Es un muro complicado. Algunos se levantan de ese golpe que representa un segundo álbum que no satisface las expectativas (U2), otros simplemente nos dejan con el recuerdo de ese primer  álbum (James Blunt) y para otros les destruye la carrera (The Stone Roses).

Es una lotería y casi un rito de iniciación si una banda quiere tener por lo menos una década de trayectoria.

Two Door Cinema Club logró convertirse en una banda con un futuro brillante gracias a una incansable gira. Durante dos años llevaron su pegajoso álbum debut “Tourist History” –en el que todas las canciones pudieron haber sido un sencillo– por todos lados.

Para su segundo disco, el trío de Irlanda del Norte decidió aplicar una estrategia que le funcionó a la perfección en sus segundos discos a Arctic Monkeys y The Strokes: mismo estilo pero elevado a la novena potencia.

“Beacon”, si bien nunca deja de lado las angulares guitarras del debut de la banda, incorpora sintetizadores y loops para hacer a las canciones más robustas.  “Sleep Alone”, el primer sencillo, suena a una carrera contra el tiempo. No importa que alguna de las letras del disco hablen de los lugares comunes (hoteles, amores lejanos, distancia) cuando éstas suenan tan bien, sobre todo para una banda que pasó varios meses de gira. Esto quizá es cortesía de Jacknife Lee, el superproductor de Snow Patrol, Kasabian y Bloc Party, que la banda eligió para hacerse cargo del disco.

Two Door Cinema Club supo que lo mejor que podían hacer era enfocarse en crear buenas canciones… sin miedo. La suerte con el número ya la traen en el nombre.

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